Asturias sufre en los últimos años una tendencia descendente en la inversión real que finalmente ejecuta el Gobierno central. Los Ejecutivos publicitan con fanfarria cada nuevo proyecto de Presupuestos Generales del Estado, momento en que se exhiben datos por autonomías e inversión por habitante para compararse con anteriores gobiernos de distinto signo o dar armas a los líderes autonómicos para sacar pecho. Pero eso es solo un anhelo. La realidad llega pasado un año, cuando la Intervención General del Estado pasa a limpio el resultado. El balance de ejecución presupuestaria suele quedar orillado en un informe que recibe mucha menor atención, aunque representa, a las claras, la inversión pública realizada.
Menos en ejecución, pero también menos dinero. La comparación entre lo que desde 2009 han presupuestado los diferentes gobiernos y finalmente han gastado en Asturias, revela no solo una ejecución presupuestaria en caída en los últimos años, sino también una realidad con las cifras absolutas de gasto a la vista: la inversión de la Administración del Estado en Asturias también va a la baja. Es decir; no solo se trata de que los gobiernos hayan “inflado” las cifras en el Presupuesto para salvar las comparaciones en la presentación de las cuentas de cada año, sino que además la cantidad económica que finalmente han gastado va a menos.
De gastar más de lo previsto a incumplir lo prometido. Los datos de la Intervención General del Estado desde 2009 revelan que hasta el año 2015, el Gobierno central terminó gastando en inversiones en Asturias todo lo presupuestado, e incluso más de lo previsto. Sin embargo, desde 2016, primer año en el que la ejecución presupuestaria cayó hasta el 56%, los Gobiernos no han cumplido las expectativas que ellos mismos generaron en el Principado cuando anunciaron sus cuentas.
Los últimos años de Zapatero, cumplidores. La Intervención General del Estado ofrece datos accesibles desde el año 2009, año en que gobernaba el socialista José Luis Rodríguez Zapatero. En ese ejercicio, el presupuesto para Asturias fue de 227,3 millones, pero se llegaron a gastar 320 millones, lo que supuso un 140% respecto a lo previsto. Al año siguiente, 2010, la cifra presupuestaria de 213 millones de euros terminó engordada con un gasto definitivo de 238,6 millones (un 120% de ejecución). Al año siguiente, 2011, la ejecución no llegó a ser del cien por ciento, pero aproximó bastante, con un 94,7 %. De los 150,2 millones presupuestados se gastaron 142,2 millones.
El Gobierno de Rajoy, desigual. El periodo de Gobierno del PP, con Mariano Rajoy en la presidencia, arroja un saldo desigual. La primera legislatura (2011-2015), el Gobierno central mejoró en ejecución las cifras previstas en sus presupuestos. En el año 2012 se ejecutó el 131,8% de la cantidad prevista (144,8 millones) al registrarse una inversión real de 191 millones de euros. Al año siguiente la situación fue similar: pese a los 148,1 millones presupuestados el año se cerró con un gasto de 200 millones de euros (135% de ejecución). Y en 2014 la situación se repitió con una ejecución del 130%, aunque las cifras eran, en términos absolutas, menores que los años precedentes. Se presupuestaron para Asturias 130 millones y se invirtieron finalmente 169,6 millones: la ejecución fue del 130,4 por ciento. En 2015, último año de la legislatura, el Gobierno de Rajoy presupuestó la cifra más elevada de los últimos años para Asturias: 310 millones de euros, y llegó a gastar algo menos, 298,8 millones (96,4% de ejecución). Con todo, los gobiernos de Zapatero de 2009 y 2010, terminaron por invertir más en Asturias, pese a que los presupuestos de ese ejercicio eran menores que las cuentas de Rajoy en 2015.
El año 2016, que supuso una escueta legislatura al ser incapaz Rajoy de tener respaldo para su Gobierno, el presupuesto para Asturias volvió a ser elevado, 291,4 millones de euros, pero se terminaron gastando 153,8 millones, poco más de la mitad prevista (52,7% de ejecución). Tras la repetición de las elecciones, el Gobierno del Partido Popular rebajó las cifras de sus presupuestos para Asturias (192,3 millones en 2017 y 224,1 en 2018). En ambos casos, el Gobierno incumplió sus expectativas. La ejecución en 2017 fue del 77,3 por ciento, con una inversión final de 148,7 millones, y en 2018 aún se redujo más, con una ejecución del 57,3 por ciento y un gasto de 128,5 millones. No obstante, la segunda mitad del año 2018 quien gobernó fue Pedro Sánchez tras sacar adelante su moción de censura contra Rajoy.
La etapa Sánchez, presupuestos prorrogados y menos que la media. La etapa de Pedro Sánchez también ha sido azarosa. Tras ganar las elecciones en 2019, ese mismo año convocó de nuevo elecciones al no lograr respaldo suficiente parlamentario. Con todo, en ese ejercicio, la Administración General del Estado y sus organismos dependientes invirtieron en Asturias 158,1 millones de euros. No hay porcentaje de ejecución, porque se trabajaba con las cuentas prorrogadas de 2019. Tras la repetición de las elecciones, en 2020 el Gobierno central gastó en Asturias 174,2 millones, en cifras absolutas cantidades tanto en 2020 como en 2019 superiores a las gastadas por Rajoy en 2016, 2017 y 2018. El año 2021 es el primero de Pedro Sánchez que cuenta con presupuesto aprobado y ejecución cerrada. Y es ahí donde, según la Intervención General del Estado, la ejecución presupuestaria se desploma al 40,5 por ciento. Pese a que la cuantía presupuestada para el Principado era la mayor desde 2009 (365,6 millones), el gasto real fue el tercero más bajo de los últimos 13 años (solo fue menor en 2011 y en 2018).
Promesas y realidades: la paradoja. ¿De qué sirve engordar presupuestos si luego se incumplen? ¿Es mejor la cuenta real final aunque la previsión se quede corta?. El cálculo de las medias revela que desde el ejercicio 2016 (con la excepción de 2017), los sucesivos gobiernos presupuestaron para Asturias promesas de inversión por encima de la media de los últimos 13 años, pero en esos seis años el gasto real en el Principado estuvo por debajo de la media del cómputo total desde 2009. En la primera mitad de ese periodo, en cambio, sucedía lo contrario: al final los gobiernos terminaron gastando más de lo que habían prometido inicialmente.
