Seis meses de cárcel por dejar discapacitado a un vecino tras tirarlo al suelo en una sidrería de Grado

El Juzgado de lo penal número 1 de Oviedo ha condenado a un vecino de Pereda (Grado), Óscar Luis M. F., a una pena de seis meses de cárcel por dejar discapacitado mental a un vecino al que empujó contra el suelo en una sidrería de la capital moscona, en la noche del 15 de enero de 2019. El ahora condenado tendrá que pagar una indemnización de 224.000 euros, la que pedía la acusación particular, a cargo de la letrada Helena Arrieta.

La sentencia establece que el acusado no tuvo intención de hacer daño a la víctima, pero el empujón tuvo unas consecuencias graves. Por eso se le condena por un delito leve de maltrato de obra y otro de lesiones por imprudencia grave.

En el juicio, la víctima no pudo ni siquiera recordar lo ocurrido aquella aciaga noche, ni reconocer a la persona que supuestamente le empujó. Óscar Luis M. F. negó haber tocado a Joaco el del Cabañín. "Se cayó solo, yo no lo toqué ni le di en el pecho", dijo una y otra vez el acusado. "Le había preguntado que si me subía a casa y me dijo que sí, que terminaba el vino e íbamos. Entonces se apoyó de una forma muy rara en la columna, se dio la vuelta y se tiró de lado. Yo pensé que no quería subirme, así que marché", declaró ante el magistrado José María Serrano.

Las personas que estaban en la sidrería en ese momento ofrecieron una versión diferente. "Vi a Óscar cómo empujaba con las dos manos a Joaquín y caía a plomo para atrás. Quedó como muerto, aunque convulsionaba de vez en cuando. En el momento que cayó llamamos a la ambulancia, porque se veía que aquello no estaba bien. Óscar dijo que era broma y le dio con la pierna. Luego se marchó", dijo una de las testigos. Otra testigo, la camarera de la sidrería, aseguró que el empujón le cogió al agredido "desprevenido, no le dio tiempo a hacer nada porque llevaba las manos en los bolsillos". Ya en el suelo, "no contestaba ni nada, y llegó a echar espuma por la boca". En cuanto al supuesto agresor, solo decía: "No te pasó nada, no te pasó nada", dijo la camarera.

A la víctima tienen que ayudarle ahora a vestirse y lavarse, no puede salir solo de casa porque no se acuerda de las cosas. Le cuidan su madre, sus hermanos e hijos. El perito médico Fernando Carrera Morales indicó en el juicio que la víctima estuvo en la UCI 31 días, y hospitalizado otros 17. Le queda como secuelas, dijo, deterioro de las funciones del lenguaje y la memoria, así como labilidad emocional, con irritabilidad y delirio hiperactivo. Ese deterioro le ha obligado a reducir sus actividades normales y precisa supervisión para las cuestiones económicas, el control de la medicación que debe tomar o para acudir a consultas médicas. "No puede vivir solo", sentenció. La víctima se golpeó en la parte trasera de la cabeza, pero la lesión más grave se produjo en la zona frontal del cerebro, donde residen las funciones superiores. El ahora condenado recurrirá presumiblemente la condena.