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“Se pasa muy mal”: así es la infección por garrapata (cada vez más frecuente en Asturias) y así se previene

Una ropa adecuada, revisión correcta del cuerpo y vigilancia de síntomas, claves ante un problema en el que Asturias lidera la estadística nacional

Una garrapata.

Asturias lidera, con diferencia, la tasa de hospitalizaciones en España causadas por la enfermedad de Lyme, producida por las picaduras de la garrapata. Unas hospitalizaciones –319 de las 1.865 de todo el país entre 2005 y 2019– que, además, han ido al alza con el tiempo. Por eso se hace necesario situar bien este problema sanitario y, sobre todo, lanzar las recomendaciones necesarias para prevenir problemas con las garrapatas y, en caso de picaduras, permanecer alerta ante síntomas.

Un caso como ejemplo.

El alcalde de Caso, Miguel Ángel Fernández, fue víctima hace unos años de una infección por picadura de garrapata. Afortunadamente, su situación no revistió de la suficiente gravedad como para precisar atención hospitalaria, pero, como él mismo reconoce, “lo pasé muy mal, con malestar, falta de fuerzas y fiebre”. Todo ocurrió hace algo menos de una década, en pleno agosto. “Comencé a tener un malestar impresionante, me subió la fiebre a 38 y 39 grados, y me di cuenta, cuando iba a orinar, que tenía la orina muy turbia, casi como si fuera coñac. Me preocupé, era domingo y acudí hasta el médico de guardia”, explica.

Una vez en la consulta, y tras ver los síntomas, el doctor le preguntó si había salido al monte. “Le dije que había ido hacía aproximadamente un mes y que había bajado negro de las garrapatas que había”, cuenta Fernández. El médico le comentó que, en el caso de las garrapatas, había que tener cuidado con las posibles infecciones, así que le recomendó ir al día siguiente a su médico de cabecera para que le hiciese las pertinentes pruebas. “Y claro, di positivo, me dieron un tratamiento con antibiótico de ocho pastillas, y la verdad que me funcionó, porque a la segunda pastilla ya estaba mucho mejor”, apunta.

Al rememorar aquellos días, el alcalde de Caso explica que “estaba como muerto, era incapaz de hacer nada, y más en pleno verano y con esas temperaturas tan altas, pero la verdad que debo de tener la sangre muy dulce porque siempre me pasa igual; creo que si sueltan una pulga, la atropello yo”, narra. A consecuencia de lo ocurrido, el regidor ya es mucho más precavido cada vez que sube al monte: “Ahora voy siempre con repelente, porque lo pasé tan mal que no quiero vivir una experiencia igual”. Fernández también recomienda “ir con pantalones y camisa larga, siempre que se pueda, y tener cuidado con algunas zonas, como las de helecho, que es donde más garrapatas hay”.

Prevención.

Las precauciones que decidió extremar Miguel Ángel Fernández tras su desagradable episodio de salud producido por la picadura de una garrapata constituyen una medida importante para atajar la incidencia de la enfermedad de Lyme. Belén García Busto, médica del centro de salud de Cudillero, recuerda algo fundamental: “Evitar que te piquen las garrapatas con las medidas que recomienda Astursalud: manga larga y pantalón largo por dentro de los calcetines, sobre todo”. Esto es algo a tener en cuenta para la gente que trabaja en el campo o sale a la montaña de paseo o senderismo, especialmente en las zonas preferidas por este parásito: lugares de bosque o vegetación densa situados entre los 400 y los 1.100 metros de altitud; por ejemplo, áreas de helechos o con mucha maleza o hierba alta. Astursalud recomiendo también “rociar la ropa con un repelente de insectos que contenga entre sus componentes DEET o permetrina y vestir ropa de colores claros, que nos ayudará a detectar las garrapatas lo antes posible”.

Revisión.

De hecho, la revisión del cuerpo y la ropa tras haber ido a zonas susceptibles de ser hábitat de garrapatas resulta también importante. “A la vuelta de la excursión por zona boscosa hay que revisar si hay alguna garrapata que haya superado los obstáculos. No olvidar la cabeza y cuello de los niños y el cuerpo entero de los perros, que están más expuestos por su menor distancia al suelo”, explica Belén García. “Es aconsejable darse una ducha e inspeccionar todo nuestro cuerpo en busca de garrapatas, con ayuda de otra persona para revisar la espalda”, recogen las recomendaciones sanitarias.

Extracción.

Si pese a todo se detecta que una garrapata ya se ha instalado, toca eliminarla. “Se debe extraer, una vez más con las medidas recomendadas por Astursalud. Hay que recordar que si se extraen antes de 24 horas no es probable que transmitan la enfermedad de Lyme”, aclara la médica del centro de salud de Cudillero. ¿Y cómo se ha de hacer esa extracción? Con las manos bien lavadas, se ha de aplicar un producto antiséptico (por ejemplo, povidona yodada o clorhexidina) en la piel de la zona donde está la garrapata; y, con una pinza de punta roma, se ha de coger la garrapata lo más cerca posible de la piel para tirar de ella en vertical de forma lenta y continuada, sin girar, procurando no dejar la cabeza incrustada en la piel, donde, una vez extraída, se volverá a aplicar el antiséptico. Si queda algún resto del parásito, no se debe “hurgar” para sacarlo.

Alerta por síntomas.

Laura López Álvarez, médico del centro de salud de Piedras Blancas, resume las cuestiones que hay que vigilar tras sufrir la picadura de garrapata. “Si hay eritema (rojez) de más de 0,5 centímetros de diámetro, se debe consultar siempre con un profesional sanitario. La vigilancia de la zona de la picadura debe mantenerse en las cuatro semanas posteriores. Y, de nuevo, si en algún momento aparece rojez, consultar. Asimismo, si aparece cualquier tipo de exantema (sarpullido) de origen desconocido en este periodo, también consultar con un profesional sanitario. Por otro lado, si aparece fiebre no atribuible a otras causas en las semanas posteriores a la picadura, también se debe acudir a una consulta y comentar el antecedente de la picadura con un profesional”, aclara. Belén García insiste en el mismo sentido. “Si a pesar de la protección y la revisión de nuestro cuerpo nos encontramos unos días después con una garrapata bien alimentada y, sobre todo, si hay lesiones inflamatorias en la piel, puede valorarse la administración de un antibiótico por parte de un profesional sanitario”, agrega.

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