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¿Dónde va a parar la basura de los asturianos? Un vertedero que rebasa ya la cavidad natural del valle que ocupa

La última ampliación de la instalación permitirá acumular un relleno de residuos de 230 metros de altura, casi el triple que la Catedral de Oviedo

Maquinaria trabajando en el vertedero de Serín. Miki López

El Consorcio para la Gestión de los Residuos Sólidos de Asturias (Cogersa) se vio obligado a enterrar el año pasado 358.950 toneladas de basura en el vertedero central de residuos no peligrosos de Serín (Gijón), cuya capacidad prevista inicialmente se agotó hace varios años, lo que obliga desde entonces a depositar los residuos en altura. De hecho, el vertedero, construido entre 1983 y1985 y ampliado en 2005 y 2010, ya rebasa la cavidad natural del valle que ocupa, el de La Zoreda.

En junio de 2020, la Comisión de Asuntos Medioambientales (CAMA) autorizaba una nueva ampliación para prolongar la vida útil del vertedero, incrementando su cota hasta los 230 metros, una altura cercana a la del edificio más alto de España, la Torre de Cristal de Madrid, con 50 plantas, y casi el triple que la Catedral de Oviedo. La ampliación afecta a una superficie de 44 hectáreas, equivalente a más de 60 campos de fútbol, lo que posibilitará una capacidad de almacenamiento adicional de 21,3 millones de metros cúbicos, similar al espacio para transporte que sumarían casi medio millón de camiones de tipo medio (de 20 toneladas).

El 41% de lo que los asturianos no reciclan está integrado por materiales aprovechables

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Precisamente el futuro de Cogersa pasa por abordar el reto del agotamiento de la capacidad de recibir residuos en el vertedero central, tal y como han reconocido abiertamente las autoridades del Principado. ¿Cuántos años más podrá seguir funcionando el vertedero de Serín? Aunque hay quien afirma que solo uno o dos, varias fuentes conocedoras de la instalación han apuntado que como mínimo hasta 2026, y “probablemente bastante más allá, quizá hasta diez años”. Pero será a costa de “crear una montaña de basura” en La Zoreda, añaden.

Hay, no obstante, dos aspectos que abren la puerta al optimismo. Uno, que desde finales del siglo pasado los residuos depositados en el vertedero están disminuyendo gracias a las políticas de reciclaje impulsadas por Cogersa y el Gobierno del Principado. Cada año se recicla más y, por lo tanto, hay que enterrar menos. Así, en 1999 llegaron a Serín 600.470 toneladas de residuos urbanos mezclados, un 60 por ciento más que en la actualidad. Y dos, que se está construyendo en Serín una planta de clasificación de basura bruta que reducirá más del 90 por ciento el volumen de residuos domésticos no reciclados (bolsa negra o fracción resto), que es lo que acaba enterrado en el vertedero. Esta instalación es uno de los proyectos estrella del Principado en esta legislatura. Costará 58 millones de euros y será la planta de este tipo más avanzada y moderna de España. Cogersa destinó el año pasado a la construcción de esta instalación 2,15 millones de euros.

La empresa adjudicataria de la planta, Valtalia, cuenta con un plazo de 31 meses para ejecutar la obra. Los trabajos comenzaron hace ahora un año, con 15 meses de retraso sobre la previsión inicial, así que Valtalia tiene en teoría hasta febrero de 2024 para entregar la obra. Pero el Ejecutivo autonómico ha anunciado que la planta empezará a funcionar en pruebas en abril del año que viene. En principio se preveían nueve meses de ensayos.

La futura planta de clasificación de basura bruta incrementará considerablemente el volumen de desperdicio reutiliza

Obras de construcción de la futura planta de clasificación de la basura bruta en las instalaciones de Cogersa en Serín (Gijón). | Capturis / Cogersa

do para la obtención de combustible y otros materiales y su reintroducción en los procesos industriales. Tendrá capacidad para procesar unas 350.000 toneladas de basura de la bolsa negra cada año y otras 75.000 de materiales no peligrosos. Se espera la recuperación de 84.000 toneladas anuales de materiales (entre los que figurarán unas 43.000 de papel y cartón, 7.780 de vidrio, 7.445 de acero y 2.865 de aluminio), 160.000 toneladas de combustible sólido recuperado (CSR) y 28.000 toneladas anuales de material bioestabilizado.

Las políticas de reciclaje hacen que cada año se separen más residuos y haya que enterrar menos

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Será el centro más moderno de España para expurgar los residuos mezclados, un gran complejo medioambiental de 81.350 metros cuadrados, con cuatro naves de tratamiento, almacenes y varios edificios e instalaciones auxiliares. Según destacaron los responsables de Cogersa al presentar el proyecto, permitirá “dar un empujón notable y alcanzar los objetivos europeos de reciclaje”. Confían además en que la futura planta palie las deficiencias en la selección de los residuos en los hogares de los asturianos, ayude a evitar el colapso del vertedero central y permita crear 71 puestos de trabajo.

El Gobierno del Principado juzgó necesaria la construcción de esta planta no solo por el inminente agotamiento de la capacidad del vertedero de Serín, sino también porque estudios realizados por Cogersa hace unos años revelaron que un 41 por ciento de lo que los asturianos arrojan a la bolsa negra está formado por materia orgánica o celulosas, un 16,9 por ciento es papel y cartón; un 13,4 por ciento, plásticos variados; un 5 por ciento, vidrio; un 10,1 por ciento, textiles; un 4,1 por ciento, madera, y un 2,1 por ciento, metales. Es decir, los asturianos siguen arrojando a la basura sin clasificar productos que podrían ser reciclados o reutilizarse. Pero, además de identificar y recuperar materiales, la planta de clasificación de la basura bruta permitirá obtener energía procedente de residuos sólidos, propiciando su uso en centrales térmicas o plantas de cogeneración, y sustancias que servirán para la mejora de suelos.

La futura planta de clasificación permitirá reciclar más del 90% del contenido de la bolsa negra

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Es también necesaria la planta porque la normativa europea establece que al vertedero solo debería llegar la denominada “fracción resto”, que tendría que estar formada por materiales muy concretos: textil sanitario (pañales, compresas y tampones, bastoncillos para los oídos, discos mamarios, toallitas húmedas, hilo dental, tiritas, esparadrapo, vendas, gasas, algodón, etcétera), otros productos de aseo (maquinillas de afeitar, cepillos de dientes, limas, preservativos, etcétera); residuos de la limpieza doméstica (polvo de barrer y bolsas de aspiradora); platos, tazas y otros elementos de cerámica; colillas y ceniza de cigarrillos; ceniza de chimeneas o estufas, y fotografías, tarjetas de crédito o similares.

El Consorcio, integrado por el Principado y los 78 ayuntamientos asturianos, registró el año pasado una cifra de negocio récord de 44,6 millones de euros, un 9 por ciento más que en 2020, y logró un beneficio después de impuestos de 2,13 millones de euros, casi el triple que un año atrás. En cuanto a las cifras de reciclaje, el año pasado Cogersa procesó 25.697 toneladas en la planta de papel y cartón, 17.739 en la de envases de vidrio y 16.581 en la de envases ligeros. En total, 60.017 toneladas.

Dicho de otro modo, cada asturiano aportó en 2021 a los contenedores de reciclaje (recogida separada) una media de 16,23 kilos de envases ligeros, 25,23 de papel y cartón y 17,40 de vidrio. En total, 58,86 kilos separados para reciclaje por habitante. Tal y como reveló ayer este periódico, es justo el triple de lo que se reciclaba por persona en el año 2000, cuando Cogersa gestionó “solo” 21.114 toneladas de residuos separados.

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