«Una casualidad que seguramente no se repetirá» le hizo compartir con Gabino Díaz Merchán el nombre de pila y el protagonismo en una parte abundante de la historia de Asturias. Ayer, tras el oficio fúnebre por el arzobispo emérito de Oviedo, al final de cuatro días de honores unánimes al prelado fallecido, Gabino de Lorenzo se agarraba al recuerdo de «una bellísima persona» y a la evocación de «la moderación, la cercanía y el cariño» de alguien que «estuvo siempre en su sitio». El exalcalde de Oviedo y exdelegado del Gobierno en Asturias buscó en la biografía del prelado «el hecho dramático» del fusilamiento de sus padres al inicio de la Guerra Civil y la constancia de que «supo llevar esa tragedia con absoluto espíritu de concordia. No conoció la palabra revancha» y seguro que «tendría su ideología, pero siempre respondió a los criterios religiosos y a la satisfacción de las necesidades de sus feligreses». La mejor semblanza, concluye, se la hizo ayer el arzobispo Jesús Sanz Montes. Sus palabras en la homilía de la misa exequial, apunta, «me emocionaron profundamente».

Gabino de Lorenzo, a la derecha, habla con Gerardo Antuña. Delante, de izquierda a derecha, Susana Fernández y Teresa Mallada. | Luisma Murias

La cruz de Merchán que «siempre vuelve».

«Su calificativo era ‘Gabino el bueno’. Había otro, que no era malo tampoco». El que bromea con la coincidencia onomástica del prelado con el exalcalde es el Padre Ángel García, que por lo demás confirma que vuelve a tener en su poder la cruz pectoral y el anillo que Gabino Díaz Merchán le regaló en 1970, que desde entonces subastó varias veces en busca de fondos para diversas causas benéficas y que por uno u otro camino «siempre vuelven» a sus manos. En la última de varias veces, el presidente y fundador de la ONG Mensajeros de la Paz acaba de enviar la recaudación a Ucrania y ya tiene de nuevo en sus manos las joyas que al poco tiempo de incorporarse a la diócesis de Oviedo le entregó el «amigo», el compañero que «para mí era un padre». En el día de su despedida, a las puertas de la Catedral de Oviedo, el sacerdote mierense recordaba al obispo «que bajaba mantas y café a los huelguistas, y que sobre todo sonreía», el cura «que uno admiraba, que cogía la sopera y servía a la gente» en las Nochebuenas compartidas con los más necesitados acogidos por la organización. «Era un santo en vida», resume el Padre Ángel. «Había quien no estaba de acuerdo con él porque creía que era un obispo revolucionario, cuando era el mismo Jesús de Nazaret. A mí me enseñó a hablar a Dios de los hombres y a los hombres de Dios. Tenía los pies en la tierra y así va a seguir ahora».

Pedro de Silva se inclina ante el Padre Ángel en presencia de Adrián Barbón, Alfredo Canteli y Delia Losa. | Luisma Murias

Osoro: «No hacía distinciones».

Carlos Osoro, actual arzobispo de Madrid y sucesor de Díaz Merchán en Oviedo, recordaba ayer los días de su llegada a esta diócesis en la que «encontré un verdadero hermano, un padre, un consejero, un hombre de Dios que me hizo pasar momentos muy felices, que siempre me daba ánimo cuando tenía algún problema. ‘No te preocupes, que eso no es nada’». En lo institucional, «ha significado algo excepcional para la vida de la Iglesia en España. Hizo posible una relación sincera en momentos de cambio que fueron difíciles para el país, pero como era un hombre de Dios no hacía distinciones y era capaz de hablar de todo con todo el mundo, pero sobre todo sabía escuchar».

Argüello, hasta ahora auxiliar, releva a Blázquez como arzobispo de Valladolid

El papa Francisco nombró este viernes arzobispo de Valladolid a Luis Argüello, que llevaba seis años ejerciendo como prelado auxiliar en la diócesis castellana y que relevará en el cargo a Ricardo Blázquez, que estuvo el pasado jueves en Oviedo, expresando sus condolencias en la capilla ardiente de Gabino Díaz Merchán. La toma de posesión está prevista para el próximo 30 de julio y Argüello dejará en noviembre sus actuales cargos como secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal (CE). «Una archidiócesis como la de Valladolid pide una dedicación exclusiva», afirmó Luis Javier Argüello (Meneses de Campos, Palencia, 1953) delante del cardenal Blázquez, que a sus 80 años pasará a ser emérito tras continuar como administrador apostólico hasta la toma de posesión de su sucesor. Entre los desafíos de su nuevo ministerio, el nuevo titular de la diócesis vallisoletana se refirió a la familia, como entorno y sustrato necesario para la germinación de vocaciones religiosas, y a una mayor presencia de los laicos cristianos en todos los estratos de la sociedad, con el fin de defender los valores y señas de identidad de la Iglesia. Ricardo Blázquez, cardenal desde 2015 y presidente de la Conferencia Episcopal en dos etapas –2005-2008 y 2014-2020–, dispensó durante su despedida un emocionado recuerdo a Díaz Merchán y al prelado emérito de Badajoz, Antonio Montero, de Badajoz, fallecido el jueves a los 93 años. Con ellos, destacó, «va desapareciendo una generación de obispos a quienes tanto debe la Iglesia en España».