La despedida a Gabino Díaz Merchán compuso en los bancos y las sillas auxiliares colocadas en la Catedral una representación más que aceptable de la Asturias con cargo y mando en diferentes órdenes de la vida civil, eclesiástica y militar. La primera fila tuvo a un lado a la familia del prelado fallecido y al otro, a la derecha del presidente del Principado, Adrián Barbón; la delegada del Gobierno, Delia Losa; el alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli; los vicepresidentes de la Junta Celia Fernández y Pablo Álvarez-Pire; y la presidenta del Consejo Consultivo, Begoña Sesma.

Con apreciable mayoría de populares y socialistas, y alguna pincelada de Ciudadanos y Vox completando el reparto de signos políticos, también siguieron la ceremonia líderes políticos en ejercicio como la presidenta del PP asturiano, Teresa Mallada; la portavoz de Ciudadanos en la Junta, Susana Fernández, o una apreciable representación de la corporación municipal ovetense –Nacho Cuesta, Mario Arias, Gerardo Antuña, Wenceslao López, Ana Rivas o Cristina Coto–, junto a, entre otros, el expresidente del Principado que más tiempo compartió en el cargo con Díaz Merchán, Pedro de Silva, o el exalcalde y ex delegado del Gobierno Gabino de Lorenzo.

La representación de la Universidad de Oviedo la llevó el vicerrector Humberto Rodríguez Solla; la de la Justicia, el presidente de la Audiencia Provincial, José Antonio Soto-Jove. Estaban el delegado de Defensa, el coronel Juan Luis González, o el jefe de la Comandancia de la Guardia Civil en Oviedo, el teniente coronel Luis Germán Avilés, y el jefe de acción social de la zona de la Guardia Civil de Asturias, el teniente coronel Carlos Montero. Arropaban todos a tres generaciones de la familia del prelado fallecido: a su cuñado, Luis Romero Jiménez, a cuatro de sus cinco hijos –Begoña, Mari Paz, Francisco Javier y Gabino Romero Díaz–, a sus nueras y yerno, Cristina Álvarez, José Rojano y Azucena Jiménez, y a su nieto Javier Romero, sobrino nieto de Gabino Díaz Merchán.