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El deterioro de dos importantes infraestructuras con pocos años de uso

Toda la culpa fue del agua: el Ministerio no ve responsables de la precoz demolición del puente de La Barrosa

La construcción del paso elevado salense fue “correcta”, dice el Ministerio, que investiga las causas del derrumbe del viaducto del Castro, en León

Obras de reconstrucción del puente de La Barrosa, en Salas. | Sara Arias

La construcción del puente de La Barrosa, en el concejo de Salas, y su conservación fueron “correctas y adecuadas”. No hay por lo tanto, en principio, más responsable que “el agua” de que ese paso elevado de la N-634 tuviera que ser demolido solo diez años después de inaugurado. Así lo ha señalado el Ministerio de Transportes, que estudia en la actualidad las causas del derrumbe del viaducto del Castro, en la Autovía del Noroeste (A-6) en León, junto al límite con Lugo, veintiún años después de abierto al tráfico. Dos incidentes que, pese a sus similitudes, no guardan ninguna relación, según el departamento que capitanea Raquel Sánchez, que llama a la calma: el hecho de que se hayan detectado con mucha antelación los problemas estructurales de La Barrosa y el Castro demuestra que el sistema de control y vigilancia ministerial es “muy bueno”.

A la pregunta de LA NUEVA ESPAÑA sobre si se ha iniciado algún tipo de investigación o acción para determinar y reclamar responsabilidades por el deterioro prematuro del puente salense, que se reconstruye en la actualidad, el Ministerio contestó: “Como en toda infraestructura, y aunque desde su puesta en servicio se haya realizado su conservación de forma permanente y adecuada, las condiciones meteorológicas, el desgaste derivado de su uso y del paso del tiempo y otros factores pueden derivar en problemas como el que afecta al puente de la Barrosa, sin que ello suponga la existencia de errores o deficiencias en el proyecto o en su construcción”.

Transportes añadió que en el caso de La Barrosa, “salvo que investigaciones posteriores aporten alguna información adicional, con la información disponible hasta el momento todo indica que, pese a adoptarse todas las medidas adecuadas establecidas para este tipo de actuaciones, el problema fue causado por la entrada de agua en los cargaderos donde se apoya la estructura”. En concreto, “el agua causó la degradación del material del relleno de los cargaderos, dando lugar a asientos y otros problemas que afectaban gravemente a la integridad de la estructura”, apuntó el Ministerio.

Estado del viaducto del Castro, en la A-6, a la altura de la localidad de Vega de Valcarce, tras sufrir el segundo derrumbe. | Efe

En cuanto al viaducto del Castro, dos de cuyos vanos, de 45 metros de longitud cada uno, se derrumbaron con nueve días de diferencia, Transportes indicó que estudia en la actualidad las causas que provocaron el deterioro de la estructura. El desplome del primer vano del viaducto leonés ocurrió el día 7 de este mes, y el segundo el 16. El derrumbe ha sorprendido a los dirigentes ministeriales, y también a los ingenieros, puesto que se trata de una circunstancia “sin precedentes en la ingeniería civil española”.

El viaducto del Castro, que se había inaugurado 21 años atrás (el 31 de julio de 2001), tuvo que ser cerrado al tráfico hace un año, al observar los técnicos del Ministerio el alto grado de corrosión de los cables de acero presentados que “cosían” las dovelas prefabricadas que conformaban la plataforma. El siniestro, que no provocó daños personales (“de milagro”, según algunos trabajadores), se produjo mientras Transportes ejecutaba obras de reparación, para las que el Consejo de Ministros había aprobado un gasto de 25 millones de euros. Ahora el coste será mucho mayor: habrá que reconstruir todo el viaducto en sentido La Coruña, de 585 metros de longitud y 47 de altura máxima. Y, según expertos en ingeniería, tendrá que ser examinado en profundidad el viaducto en sentido Madrid, de 385 metros de longitud, que permanece cerrado al tráfico, y que, al menos aparentemente, no presenta daños en su estructura.

Los dos vanos del viaducto leonés que se han desplomado han dejado justo en el medio un tercero en precario, sobre pilares inclinados y “muy tocados”, que también amenaza con venirse abajo en cualquier momento. El Bloque Nacionalista Galego (BNG) ha solicitado una investigación para dirimir “responsabilidades, incluidas las de las constructoras”. El Ministerio, a preguntas de este diario, se ha limitado a contestar: “Actualmente estamos estudiando las causas” del derrumbe.

De momento no hay ninguna explicación oficial, pese a que el viaducto del Castro ha durado la quinta parte de lo que debería, pues la normativa vigente, aprobada en 1998 y reformada por dos veces desde entonces (en 2008 y 2021), establece que este tipo de estructuras deben tener una vida útil de 100 años.

El viaducto de Navia fue construido con el mismo sistema y por la misma empresa que el del Castro

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El sistema de dovelas prefabricadas utilizado en el viaducto del Castro fue también el elegido para el de Navia, en la autovía del Cantábrico (A-8). Es un sistema ampliamente extendido en el mundo. En la estructura de Navia se utilizó ese sistema tanto para los viaductos de acceso de 75 metros de luz como para los vanos principales de 160 metros. “Al darse continuidad estructural al tablero y utilizar los mismos elementos para todo el viaducto, se consigue una simplificación de la fabricación y del montaje, así como una reducción de plazos y costes”, destacó en su día la empresa adjudicataria del tramo en el que se incluye el viaducto de Navia, FCC Construcción, la misma que construyó el del Castro.

¿Lo ocurrido en La Barrosa y el Castro debe preocupar a los conductores de otras zonas de España? El Ministerio subrayó que en ambos casos los deterioros fueron detectados a tiempo. Explicó que las estructuras de su competencia, “desde su puesta en servicio, son sometidas regularmente a inspecciones técnicas con la finalidad de garantizar la seguridad de sus usuarios, así como para optimizar su vida útil al servicio de la sociedad”.

El Ministerio protagoniza tres tipos de inspecciones en todas las estructuras de su competencia. Por un lado, las “básicas o rutinarias”, gestionadas desde cada servicio provincial de conservación y efectuadas por el personal encargado del mantenimiento de la carretera. También impulsa “inspecciones principales”, gestionadas de forma centralizada y realizadas por personal especializado para la determinación minuciosa, de forma visual, del estado de los deterioros de los elementos. Y, asimismo, realiza “inspecciones especiales”, gestionadas de forma centralizada y realizadas con “todo tipo de equipos especiales y personal especializado” para estudiar en detalle las patologías estructurales, y elaborar informes del estado o proyectos de reparación de la obra.

El Ministerio realiza tres tipos de inspecciones en todas las estructuras de su competencia

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“En Asturias, como en todas las comunidades autónomas, los viaductos que forman parte de la RCE (Red de Carreteras del Estado) están sujetos a estos programas de inspección por parte de la Dirección General de Carreteras”, apuntó el Ministerio. “En el caso del viaducto del Castro, las obras de rehabilitación que mantenían cerrado al tráfico el viaducto se iniciaron, precisamente, tras los trabajos de inspección derivados del sistema de gestión de puentes de la RCE”, añadió.

En cuanto a las causas de las “patologías” que pueden presentar los puentes y viaductos, Transportes indicó que pueden tener orígenes externos, que a su vez pueden ser “químicos, mecánicos, físicos o incluso, algunas veces, biológicos”, o internos, “propios a la evolución temporal del material de la estructura”. Según el Ministerio, “las patologías con origen en la etapa de operación son las más comunes dados los estrictos controles de calidad a los que, por normativa, son sometidas las obras públicas en España tanto durante su proyección como durante su construcción”.

“Esta realidad viene a demostrar que la inversión en inspección, mantenimiento y rehabilitación de las infraestructuras construidas y en servicio es tan importante como la inversión en construcción de nuevas infraestructuras, una máxima que en el Ministerio tenemos muy presente”, apuntaron fuentes de ese departamento.

En cualquier caso, la preocupación del Ministerio es clara: “En el caso de que se presenten patologías estructurales en cualquiera de sus infraestructuras, garantizar en todo momento la seguridad de las personas y actuar en tiempo y forma para que estas puedan seguir prestando su servicio correctamente”. Tal y como ha sucedido en el puente de La Barrosa y en el viaducto del Castro, ambos cerrados al tráfico en cuanto se observaron desperfectos estructurales, subrayó Transportes.

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