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Otro techo que se rompe: dos mujeres se llevan el premio "Ingeniero del año"

Mariel Díaz, fundadora y CEO de Triditive: "Debemos visibilizar perfiles femeninos que, más allá del género, creamos un impacto en la profesión"

Loreto Ordóñez y Mariel Díaz.

Tras nueve ediciones, por primera vez fueron dos mujeres las galardonadas con el premio Ingeniero del Año que convocan la Fundación Caja Rural de Asturias, Sacyr Fluor S.A y la Escuela Politécnica de Ingeniería de Gijón. La consejera delegada de Engie España, Loreto Ordóñez Solís, y la fundadora y CEO de Triditive, Mariel Díaz Castro, recibirán los galardones en las categorías de Gran trayectoria profesional y Proyección de futuro, respectivamente, que se decidieron ayer en Oviedo.

Ordóñez Solís, ingeniera de minas por la Universidad de Oviedo, es una de las cabezas visibles de Engie España, una empresa con presencia en el Parque Empresarial Centroastur, ubicado en Lugones, y de gran relevancia en el país, con un volumen de negocios de 2.000 millones de euros y más de 2.000 empleados. Su dilatada trayectoria, más de 25 años en el sector de la energía, le ha hecho merecedora de este galardón, en el que se tuvo en cuenta su firme compromiso con dar un giro hacia la economía neutra en carbono.

En la categoría Proyección de futuro, la agraciada fue Mariel Díaz Castro, ingeniera mecánica por la Universidad de Oviedo, que centra su línea de trabajo en la fabricación de impresoras 3D, un sector en el que su nombre suena cada vez con más fuerza. Desde su empresa Triditive, situada en Meres, en el concejo de Siero, capitanea un proyecto atractivo para inversores nacionales y extranjeros, centrado en la fabricación aditiva automatizada.

El jurado encargado de fallar el premio estuvo presidido por el ingeniero Enrique Macián y compuesto por Fernando Martínez Rodríguez, presidente de Caja Rural de Asturias; Juan Carlos Campo Rodríguez, director de Escuela Politécnica de Ingeniería de Gijón; Adelino Álvarez Viejo , director de propuestas de Sacyr Fluor S.A en Asturias; Gonzalo Martínez Peón, director de LA NUEVA ESPAÑA; y Marcelino Gutiérrez González, director de El Comercio. La ceremonia de entrega del galardón se celebrará en octubre. En ella, las premiadas recibirán una obra diseñada para el premio por la artista asturiana María Jesús Rodríguez.

Orgullo de asturiana

Al preguntar a Loreto Ordóñez por sus impresiones al recibir el reconocimiento, su respuesta refleja el orgullo de sus raíces asturianas. "Es un gran honor, considerando que este premio proviene de mi tierra. Creo que nacer en una región de tradición industrial, como Asturias, es un factor que claramente influyó y determinó mi trayectoria profesional", afirma. Además, considera todo un acierto haber elegido la ingeniería de minas y el sector energético para desarrollar su profesión, ya que "es un ámbito en constante transformación". La historia de Asturias, siempre unida al mundo industrial, "necesita de este tipo de premios por la visibilidad que dan a la trayectoria profesional en el sector", añade Ordóñez, para quien "la ingeniería es una forma muy potente de transformar el mundo en el que vivimos".

Loreto Ordóñez, premio por su Gran trayectoria profesional


Amplió su formación con un Máster en Combustión y Energía en la Universidad de Leeds. Su extenso currículum le ha convertido en una de las mujeres más influyentes en el mundo empresarial. Es miembro del consejo de administración de numerosas empresas del sector energético y ha sido reconocida como una de las mejores CEO del país. Además, ostenta la condecoración de Caballero de la Orden de Mérito del Gobierno Francés.

Este año ha llegado el hito, además, de que a la hora de nombrar ganadores en sendas categorías del premio Ingeniero del Año se pronunciase el nombre de dos mujeres. A este respecto la ingeniera ovetense cree que "la solución pasa por apoyarnos entre nosotras para superar límites e identificar aquellas situaciones en las que las mujeres sientan que tienen que renunciar al progreso profesional a pesar de que los resultados avalen su labor, para paliarlas. Además de ser una cuestión que depende de nosotras, es una labor que involucra a todos; a los gobiernos y a la sociedad en su conjunto. Hace falta un cambio de la cultura de la sociedad y de mentalidad global en cuanto a los roles sociales. Estoy convencida de que podemos hacerlo, es una cuestión de tiempo y evolución", explica.

Otro de los mantras que se escuchan con asiduidad es que la ingeniería parece ser un mundo principalmente masculino, donde las mujeres lo tienen más difícil para avanzar; sin embargo, en el caso de Ordóñez no ha suspuesto un impedimento para llegar a cotas muy elevadas. "Nunca he sentido que me condicione ser mujer, pero entiendo que las mujeres sientan que hay barreras en su vida profesional debido a cargas familiares u otros factores, por lo que creo que aún tenemos que avanzar", incide. Sobre el campo en el que ha desarrollado su carrera, el energético, asegura que "está experimentando la transformación más profunda de su historia. El reto de la transición ecológica a economías neutras en carbono es la auténtica revolución industrial del siglo XXI. Existe un firme compromiso por todas las capas políticas y sociales a nivel global para cambiar radicalmente nuestro modelo energético en 30 años, lo que supone un reto sin precedentes", explica.

Con el cambio climático siempre presente en la agenda, el futuro, según Ordóñez, pasa por "la producción de energía verde, el desarrollo de planes y soluciones de descarbonización en muy diversos sectores industriales y el impulso a los usos del gas, tanto como tecnología de cobertura como de futuro" pues, agrega, todo ello "nos llevará a un futuro energético más sostenible para todos". Y añade, con orgullo: "Esos son los ejes estratégicos en torno a los que desarrollo mi carrera".

El jurado del premio; por la izquierda, Adelino Álvarez, Gonzalo Martínez Peón, Enrique Macián, Fernando Martínez, Juan Carlos Campo, Marcelino Gutiérrez e Hilario López.

Éxito en 3D

"Probablemente sea uno de los reconocimientos más bonitos de mi carrera y, especialmente, porque soy una ingeniera joven y creo que de cierta manera esto puede inspirar a otros ingenieros jóvenes e inmigrantes para que vean un referente en que es posible crear un impacto positivo". Así recibe el galardón por su Proyección de futuro Mariel Díaz, quien represente el éxito en la ingeniería de una mujer inmigrante que dejó atrás Colombia y encontró en Asturias el lugar donde sembrar sus sueños para hacerlos realidad en tres dimensiones. En el Principado acabó sus estudios y en el Principado terminó creando su empresa, Triditive, innovadora en el campo de la impresión 3D.

"La carrera la hice en Asturias, y me enamoré de la región y de la tecnología. Ahí decidí hacer mecánica. Y el roce hace el cariño. Decidí apostar y seguir apostando por la región. Estuve en Asia, en Estados Unidos… Y, al final, me quedé en Asturias por el conocimiento y su pasado industrial, que se puede aprovechar de la mano de la tecnología", cuenta Díaz Castro, que asegura que nació con alma de ingeniera. "Me encanta innovar, me encanta solucionar problemas, que es como nos programan la mente durante la carrera. Creo que con la ingeniería podemos resolver problemas de la sociedad y de la humanidad. Además, me encantan la tecnología, la técnica... Está un poco claro que lo mío era la ingeniería", expresa.

Mariel Díaz, premio por su Proyección de futuro


Nacida en un pueblo minero de Bogotá en 1990, una beca le permitió dar el salto a Asturias, donde terminó sus estudios de ingeniería mecánica en la Universidad de Oviedo. Su juventud no le impidió lanzarse a la aventura de emprender en un sector principalmente masculino. Con 26 años fundó su empresa, Triditive. Además, es experta evaluadora de fabricación aditiva en la Comisión Europea y profesora del máster en impresión 3D.

Habla de su profesión con la pasión con la que fue superando las barreras que le podían ir surgiendo en su camino para cumplir con sus objetivos. Por eso, huye de poner género a la ingeniería, aunque la realidad dice que hay muchas menos mujeres que hombres en este campo, algo de lo que es plenamente consciente. "Al final, me hice mi propia empresa. Desde el punto de vista de emprendedora, no solo es difícil por el género, sino porque, en general, la situación de la comunidad autónoma no es tan amable para los emprendedores. Al no tener referentes en tecnología y no tener tejido, te conviertes en pionera y te enfrentas a las barreras que existen para allanar el camino a los demás que vengan detrás", narra Mariel Díaz, que insiste en que "una ingeniería no depende del género", pese a que "la estadística están ahí, y solo entre un 18 y un 23% de los estudiantes son mujeres". ¿La solución para incrementar esas cifras? "Tenemos que visibilizar más perfiles de mujeres ingenieras, que, más allá incluso del género, estamos creando un impacto en la profesión y quizá, también de cierta manera, mostrar que esto es un trabajo que podemos hacer nosotras, y muy bien", responde.

Su campo de actividad, la impresión en tres dimensiones, tiene presente y mucho futuro. "Me apasiona, soy una fiel creyente de que la tecnología de fabricación aditiva va a crear las fábricas del futuro y a generar esas oportunidades de que podamos traer la fabricación de vuelta a Occidente y a Europa, y generar trabajos de alta cualificación", vaticina la ingeniera, que añade otra ventaja a la tecnología a la que dedica su vida profesional: "Podemos tener un proceso de fabricación bastante mas sostenible. Al final se trata de generar más oportunidades para las generaciones del futuro". Un futuro en el que Mariel Díaz apunta alto y, por eso, ha sido nombrada Ingeniera del Año.

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