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Ángela Vallina (IU) reclama más política industrial y tiende la mano a alianzas postelectorales en 2023

La portavoz de la coalición sitúa la caída del millón de habitantes como eje vertebral de la futura política tras una “legislatura fallida” sin caer en “catastrofismos” | Barbón elogia a IU que se aleje de la “política de trinchera”

En imágenes: segundo día del ebate del estado de la región Irma Collín

Izquierda Unida marcó en su intervención en la Junta un tono claramente distanciado del que minuto antes había elevado Podemos. La portavoz de la coalición, Ángela Vallina, dibujó una formación con carácter de socio preferente, alejando el discurso del “catastrofismo”, reconociendo logros pero también sin miedo a calificar de “fallida y fracasada” la legislatura por no haber logrado los objetivos marcados en 2019. Hubo imponderables, es cierto, dijo Vallina, pero no pueden ser una excusa para no reconocer las deficiencias.

Vallina colgó sobre la emblemática caída de la cifra de un millón de habitantes su discurso. “Esa pérdida de una cifra simbólica es fruto de la decadencia económica y social y expresa la incapacidad de la política asturiana para abordar esas causas”, señaló. Precisamente ante ese hecho, Vallina demandó “un debate de orientación y no de balance”. “Hay motivos para la esperanza pero la gobernabilidad plural será el único escenario de futuro” en la próxima legislatura, apuntó Vallina.

La política industrial es, precisamente para IU, uno de los argumentos para ese calificativo de legislatura fallida. Y como ejemplo, la “debilidad del asturianismo político” para defender la industria con una sola voz, “desaprovechando la alianza por la industria” y los acuerdos adoptados para exigir un régimen especial para las empresas altamente energéticas. Pero también Vallina expresó la preocupación por el “deterioro” de “dos joyas” de la política asturiana: sanidad y servicios sociales. Para la primera pidió más fondos, en especial en Atención Primaria, y reclamó ampliar el acceso a los estudios de Medicina (“la nota de corte no tiene un pase”). Como prueba de ese deterioro de la Sanidad señaló el interés del grupo Quirón, privado, por implantarse en Asturias. 

Respecto a los servicios sociales, reclamó un cambio de rumbo en un sistema “mal construido” que necesita más que otro espacio abordar la lucha contra la burocracia, por lo que reclamó que la declaración responsable sea suficiente para la concesión de ayudas. Tampoco obvió IU sus críticas a la ley de Calidad Ambiental, que considera “un retroceso”.

En el cruce de réplicas con el Presidente (más allá de análsis sobre la evolución de la lucha por la igualdad o la guerra de Ucrania), Barbón reconoció a IU que no se sitúe en la “política de la trinchera, que cuando ocurre en la izquierda favorece a la derecha”. Vallina y Barbón, con guante blanco, sentaron bases para que IU vuelva a ser preferente en la negociación presupuestaria, pero la portavoz de la coalición arrancó al socialista esa mirada más allá de las elecciones autonómicas, de cara a futuras alianzas de gobierno a partir de 2023.

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