No cabía más dolor en la iglesia de Santa Catalina de Lavares, donde esta tarde se ha vivido el funeral por la muerte de Juan José Fernández Jiménez, el vecino de Mieres fallecido este miércoles por la mañana al encontrarse de frente a un conductor "kamikaze" en la Autovía de la Plata, a la altura del Alto del Caleyo, en Ribera de Arriba. El párroco, Rafael Giménez Rodríguez, resumió el sentimiento de todos los presentes: "Estamos destrozados todos por esta mezcla de absurdo e injusticia, cuesta decir cualquier palabra".
Decenas de personas se concentraron para dar el pésame y todo su cariño a la viuda de Juanjo Fernández, Ana González, su madre, Marta Jiménez, a sus hermanos y cuñados. En el templo solo se escuchaban los sollozos de estos familiares cercanos, inconsolables. El pasado mayo, enterraron al padre de Juanjo, Eugenio Fernández. "Abrazo vuestro dolor y vuestra rabia, la eternidad va a compensar el dolor de hoy", añadió el sacerdote, para luego pedir "por las personas que absurdamente han causado esta situación".
Los vecinos, amigos y familiares de Juanjo Fernández no tenían palabras. "No le dio tiempo a nada, no pudo esquivarlos", decía uno. "Es muy injusto lo que le está pasando a esta familia", señalaba otro, un vecino de Lavares que creció con Juanjo. Otra recordaba el momento en que la Guardia Civil llegó al pueblo para informar a la madre de la desgracia que había ocurrido unas horas antes. El fallecido iba todos los días a Lavares después del trabajo para atender al ganado, su gran pasión. Trabajaba en el servicio de obras del Ayuntamiento de Grado. De viernes a domingo vivía con su familia en el pueblo. Hace dos años se había hecho una casa.
