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Santo Adriano despide a Juanjo Fernández, un "chaval encantador y responsable" que murió al chocar con un "kamikaze": "Era demasiado joven"

Los allegados definen al fallecido como un gran conductor: "Si hubiera sido de día, con claridad, tal vez habría podido reaccionar"

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En imágenes: funeral por Juanjo Fernández, fallecido tras chocar con un "kamikaze" Fernando Rodríguez

Juanjo Fernández, natural de Santo Adriano, no residió mucho tiempo en Mieres, pero ha dejado una huella muy profunda en la ciudad. Para empezar, su familia política es muy conocida y respetada en el concejo. Su mujer, Ana González, es hija de Adolfo González Hevia, uno de los pilares de la asociación Santa Bárbara, la más activa y amplia del concejo. Es además sobrina del sindicalista Antonio González Hevia, referente de CC OO en los años más convulsos de la reconversión minera: «Juanjo era un chaval encantador y una persona tremendamente seria y responsable», apuntaba ayer visiblemente afectado el sindicalista.

Natural de Santo Adriano, residía en Mieres, y deja dos hijos pequeños, de 3 y 8 años de edad

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Miembros de la directiva de la asociación Santa Bárbara fueron los primeros que ayer acudieron al tanatorio de Mieres para arropar a la familia. Adolfo González Hevia no podía contener las lágrimas de emoción: «Era muy buena persona… y era demasiado joven», apenas acertaba a comentar mientras recibía el abrazo de sus compañeros. «Son una familia especial, muy buena gente», apuntaban consternados los allegados. La suegra del fallecido, Tini Torre, es también muy apreciada en Mieres tras una vida entera al frente de una de las peluquerías más populares de la zona norte del casco urbano.

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En imágenes: funeral por Juanjo Fernández, fallecido tras chocar con un "kamikaze" Fernando Rodríguez

La familia de Juanjo Fernández no lograba ayer dar crédito a lo sucedido. A primera hora de la tarde aún no conocían detalles del terrible accidente. Estaban algo molestos, pero la pena era tan inmensa que no dejaba espacio para reproches o recriminaciones: «Sabemos que fue una kamikaze, poco más». Las preguntas sobre lo sucedido se desvanecían en medio del hondo sentimiento de desgarrada pena: «Esto es impensable, Una auténtica tragedia», apuntaba un amigo de la familia.

Juanjo Fernández tenía 40 años y deja dos hijos pequeños, de 3 y 8 años. Era natural de Lavares, donde hoy se celebrará el funeral a las cinco de la tarde. «Su padre falleció hace pocos meses y a él le encantaba escaparse siempre que podía al pueblo», explican sus más allegadas: «En su familia siempre han tenido ganado y esa era su pasión, cuidar del campo y de los animales». Sus amigos solo tienen elogios: «Era joven pero la mejor manera de definirlo es calificarlo como un señor».

«Era muy buena persona... y demasiado joven», lamenta el suegro del fallecido

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Desde hacía un tiempo trabajaba en el Ayuntamiento de Grado. Antes lo hizo en el de Mieres, donde accedió a un contrato relevo de soldador. En el Consistorio solo se escucharon ayer encendidos elogios: «Yo lo traté poco, pero lo que me cuentan es que dejó una impronta de trabajador serio y responsable que llamó la atención», señaló el vicealcalde de Mieres, Manuel Ángel Álvarez, tras acudir al tanatorio a dar el pésame. Juanjo Fernández apenas trabajó en el Ayuntamiento de Mieres diez meses. Tiempo suficiente para que ayer la noticia de su fallecimiento causara una muy honda conmoción. Y es que pocas veces una persona deja a su paso una opinión tan unánime a la hora de encomiar tanto su profesionalidad como comportamiento: «Decir que era un buen trabajador es quedarse pronto. Era un todoterreno. Cuando se marchó al acabar el contrato fue una muy mala noticia, ya que era de esas personas que sabía hacer absolutamente de todo y que nunca ponía un problema, todo lo contrario, estaba constantemente solventando contratiempos cuya resolución no eran en muchas ocasiones de su incumbencia», explicaba ayer un alto cargo municipal.

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Eran las seis y media de la madrugada cuando ayer Juanjo Fernández dejó su casa para ir a trabajar. Ya no volvió: «Era muy buen conductor. Tal vez si hubiera sido de día, con claridad, hubiera podido reaccionar». Este lamento de un amigo de la familia recoge la impotencia ante lo sucedido. Pero ayer en Mieres el sentimiento que emergía por encima del resto era de amarga tristeza y desconsuelo.

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