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La agresión en la sala del 112 airea la falta de control: un solo vigilante y cámaras rotas

El único agente de seguridad estaba de ronda cuando el atacante entró en las instalaciones, cuyas puertas carecen de un cierre efectivo

Las instalaciones del 112 Asturias, en una imagen de archivo. Irma Collín

El atacante accedió a las instalaciones sin mayor problema, tuvo vía libre hasta llegar a la sala donde se reciben las llamadas de emergencia de toda la región y acabó golpeando a un coordinador de dicha sala cuando le intentó hacer comprender que no podía estar allí. Esta resumida secuencia de los hechos ocurridos a última hora de la tarde del lunes en La Morgal ha aireado una vieja realidad que trabajadores del Servicio de Emergencias del Principado de Asturias (SEPA) llevan años denunciando: la vigilancia y seguridad en el principal centro de emergencias de la región "es deficiente".

¿Cómo es posible que un hombre visiblemente alterado acceda sin obstáculo alguno a un centro público esencial y sensible llegando hasta la sala del 112 y acabe agrediendo a un funcionario? La respuesta la dan los trabajadores que llevan años denunciando los problemas de seguridad: la sede del SEPA carece de un cierre de puertas exteriores efectivo y solo tiene un vigilante de seguridad que tiene que hacer rondas de vigilancia por un amplio espacio, teniéndose que ausentar del control de acceso a las instalaciones.

El Principado confirmó ayer los hechos adelantados por LA NUEVA ESPAÑA: en torno a las 20.15 horas, un hombre llegó hasta la sala del 112, intentando acceder a la misma para pedir la grabación de una llamada de emergencia que él mismo había realizado en su día. Aseguraba necesitarla para un juicio que tenía al día siguiente por la mañana. Fue entonces cuando se produjo la agresión, en forma de patada en el abdomen, a un coordinador de emergencias que trataba de calmarle y le pedía que se fuese. Al parecer, según pudo saber este periódico, tras perpetrar el ataque al funcionario, el hombre emprendió camino de vuelta hacia la salida y acabó yéndose de La Morgal en bicicleta. La Guardia Civil se personó en la sede del 112 Asturias tras lo sucedido y el trabajador agredido interpuso la pertinente denuncia.

Para que el hombre pudiese entrar "hasta la cocina" en la sede de La Morgal se dieron las circunstancias que muchos trabajadores llevan tiempo denunciando. El único vigilante de las instalaciones del SEPA en La Morgal se encontraba haciendo la preceptiva ronda por el considerable terreno que debe abarcar, que incluye siete edificios, instalaciones exteriores y un helipuerto. Asimismo, fuentes del SEPA confirman que las puertas y mecanismos de cierre perimetral de las instalaciones no son efectivos y "cualquiera puede abrirlas manualmente". Más allá de confirmar el suceso, la Consejería de Presidencia del Principado, de la que depende el SEPA, no quiso reaccionar ayer a las quejas por la falta de seguridad en su principal centro de emergencias, donde se coordinan todas las llamadas de la región. "El SEPA abrirá un procedimiento para determinar los hechos y tratar de evitar que una situación como esta vuelva a ocurrir", se limitaron a señalar, sin querer entrar a valorar por qué no hay más vigilancia en el centro o por qué no participan en la misma cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, como ocurre en otras regiones.

Lo cierto es que tanto la Consejería de Presidencia como la gerencia del SEPA tenían constancia de las quejas por estas deficiencias. Así se lo trasladó, por ejemplo, el sindicato CSIF en 2019, cuando alertaron de la falta de diligencia para licitar el contrato del servicio de vigilancia de las instalaciones de La Morgal, que llegaba a su fin sin que el Principado moviese nada. De hecho, el servicio, cuya adjudicataria ya estaba funcionando mediante prórroga, tuvo que ser prorrogado de nuevo. "También debería valorarse si la seguridad existente en un edificio de estas características se adecua a la legislación existente y si es suficiente para proteger el mismo", advertía también CSIF, que en ese mismo año se lo dijo al gerente del SEPA en una reunión, en la que avisaron de que "el servicio era deficiente con un solo vigilante". A lo que agregan desde el sindicato: "La gerencia y la Administración hicieron oídos sordos y ahora un trabajador ha sufrido una agresión". El Comité de Empresa del SEPA trató ayer el asunto de la agresión en una reunión de urgencia, en la que acordaron pedir explicaciones a la gerencia, que, por su parte, les garantizó que "van a estudiar qué medidas tomar".

Fuentes cercanas al SEPA aseguran, además, la existencia, desde hace tiempo, de un informe que revela las deficiencias de seguridad en el centro de La Morgal. En la actualidad, estas se extienden, según ha podido saber este periódico, a que hay cámaras de seguridad que no funcionan y fallos en su sistema de grabación, lo que ha dificultado la obtención de imágenes del agresor.

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