Asturias prolongó en el mes de agosto la condición que ha mantenido durante buena parte del año como la región española en la que más han progresado los nacimientos respecto al pasado ejercicio. El dato, insólito para el territorio que sostiene desde los años ochenta la peor crisis de natalidad del país, sitúa el crecimiento interanual de los ocho primeros meses del año en un 4,62 por ciento, un nivel que no iguala ninguna otra autonomía y que supera con holgura el promedio nacional: en el conjunto de España, el número de alumbramientos registra un descenso del 0,92 por ciento.
El recuento, extraído de las estimaciones del Instituto Nacional de Estadística (INE), calcula para el Principado 3.250 nacimientos hasta agosto, pero oscurece el optimismo cuando se considera que el crecimiento parte de los volúmenes de natalidad más bajos de la serie y se confronta con el dato de la mortalidad, que sigue en niveles de récord. De acuerdo con la última actualización de la Sociedad Asturiana de Estudios Económicos e Industriales (Sadei), el repunte de apenas 125 partos respecto al mismo periodo de 2021 queda diluido en la cifra más alta de defunciones de la serie histórica, 9.547 en ocho meses que superan en 591 las del año anterior, triplican ampliamente el recuento de nacimientos y determinan que la pérdida de población por motivos vegetativos –por la estricta resta de nacidos y muertos– también ha sido la más alta de la que hay constancia, más de 6.200 habitantes menos.
