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Pedro de Silva: "La victoria de 1982 fue una gran avenida de poder de la gente"

La ministra Raquel Sánchez alerta de que "los derechos conseguidos están en riesgo", al conmemorar los 40 años del 28-0 en Pola de Laviana

Por la izquierda, Álvaro Cuesta, Adrián Barbón, Raquel Sánchez, Pedro de Silva y Francisco González Zapico, en un salón de actos del CIDAN de Pola de Laviana lleno para recordar la victoria del PSOE en 1982. | Irma Collín

La Federación Socialista Asturiana (FSA) vivió ayer, por espacio de hora y media, un regreso a la victoria del PSOE en las elecciones generales de 1982, que Pedro de Silva describió como "una gran avenida de poder de la gente" en un CIDAN de Pola de Laviana, que se quedó pequeño para una celebración a la que puso el discurso final la ministra de Transportes y Movilidad, Raquel Sánchez, tras toda una jornada en Asturias, viaje por la variante de Pajares incluido. De Silva, el cabeza de lista por Asturias en aquellas elecciones generales, estuvo secundado ayer por Álvaro Cuesta, que iba en el cuarto puesto y por Francisco González Zapico, que iba el sexto. En aquellos comicios, la FSA aportó seis de los diez escaños en liza en Asturias, para el cómputo histórico de los 202 con los que Felipe González logró un triunfo que, a juicio de Adrián Barbón, "cambió la historia de nuestro país".

El presidente del Principado fue ayer conductor y presentador del coloquio improvisado para conmemorar una victoria de la que no guarda recuerdos ya que entonces tenía solo tres años, aunque no dudó en reivindicarse como "hijo de la transición española". La ministra Raquel Sánchez si dijo conservar en su memoria alguna imagen de la alegría de aquella noche del 28-0 en su "familia socialista, y de padre sindicalista, que también corrió delante de los grises".

Los testimonios de Pedro de Silva, Álvaro Cuesta y Francisco González Zapico pusieron en evidencia los relatos de quienes denuncian una Transición amañada por obra y gracia de lo que han convenido en acuñar como el régimen del 78. "Cuando ibas en la caravana electoral a los pueblos salía gente a buscarnos, a pedir nuestros programas, pegatinas. Se olía el triunfo. Muchos de los que nos votaron no eran socialistas, eran profundamente demócratas y querían una democracia fuerte en el marco de un Estado que era muy frágil", evocó Álvaro Cuesta.

"Ganamos de esa forma arrolladora por cuatro cosas", afirmó Pedro de Silva, que las explicó de forma detallada: "Primero el eslogan, la voluntad de cambio, que no acababa de consumarse; la segunda, el deseo de mando, cuando te presentas a unas elecciones es para mandar, no nos engañemos, mandar sirviendo a la gente; el deterioro de UCD, el partido que había liderado en gran medida el camino a la democracia, que estaba desfondado, en Asturias no consiguió ni un diputado, estaban deshechos por disensiones internas y la juventud, había una energía especial, aquella juventud más que ganas de mandar, tenía ganas de hacer y eso tiene un efecto contagioso".

El expresidente del Principado coincidió con González Zapico en el papel trascendental que jugó en toda aquella etapa, no solo en la campaña electoral, Alfonso Guerra. "Su figura orgánica y organizativa fue absolutamente decisiva. La postal del discurso y los mensajes los trasladaba Felipe González pero quien armó aquello de verdad fue don Alfonso Guerra", sostuvo De Silva. Unas palabras que llevaron a Barbón a pedir un aplauso para el histórico dirigente socialista, que no fue invitado al acto central organizado por la dirección nacional del PSOE en Madrid.

Francisco González Zapico se animó a dar un consejo ante un auditorio al completo donde estaban, entre otros, el presidente de la Junta General, Marcelino Marcos Líndez; el candidato a la alcaldía de Oviedo, Carlos Fernández Llaneza, y numerosos parlamentarios. "Se confunde la cercanía con la hiperactividad y se hacen actos vacíos, por hacer, cuando lo que hay que buscar son resultados", recomendó Zapico.

Si Álvaro Cuesta hizo un llamamiento a "regar la democracia, porque está permanentemente amenazada por modernas forma de intriga", la ministra Raquel Sánchez abundó en que "no se puede pensar que están consolidados los derechos de ciudadanía, hay que protegerlos ya que algunos quieren poner en riesgo la democracia y las libertades conseguidas en los últimos años".

La ministra de Transportes aprovechó su presencia para lanzar una pulla al PP de Alberto Núñez Feijóo a cuenta del reciente relevo de Teresa Mallada. "Es un partido sin liderazgo, desnortado; solo genera ruido y crispación", afirmó Raquel Sánchez, que echó sal en la herida: "Se ha cargado a la líder en Asturias, en un síntoma más de lo que pasa en ese partido".

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