La Guardia Civil ha pillado esta mañana a una persona tratando de copiar en el examen de conducir ayudado por un pinganillo. Se trata del cuarto individuo cazado desde agosto realizando este tipo de prácticas en la región. Todos ellos son extranjeros, de la misma nacionalidad, por lo que los agentes sospechan que pueda tratarse de una banda organizada que se dedica a facilitar las trampas en estas pruebas. Este tipo de irregularidades acarrean una sanción de 500 euros y la imposibilidad de volver a presentarse al test en los próximos seis meses.

Tanto el infractor descubierto hoy como los que ya habían sido cazados por el Instituto Armado llevaban adheridos a la altura del pecho un dispositivo electrónico de telefonía móvil para comunicarse en remoto con una tercera persona. Además, en uno de los oídos tenían colocado un audífono, apenas perceptible desde el exterior, conectado mediante bluetooth a otra centralita que actuaba como repetidor, y que permitía recibir las respuestas mediante audio.

Esta repetición de casos ha motivado que se extreme la vigilancia por parte de los funcionarios de la Jefatura de Tráfico y del Grupo de Investigación y Análisis de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil (GIAT), realizando acciones preventivas que impidan la obtención fraudulenta del permiso de conducción.