Año récord para el CSIC asturiano: capta 11 nuevos científicos titulares y 6,5 millones en proyectos europeos y nacionales

«Nunca fuimos tantos investigadores», celebra la responsable de la institución en la región al superar sus cuatro centros los 280 trabajadores

Este 2022 será para el CSIC de Asturias un año récord tanto en captación de talento como en fondos. La plantilla de los cuatro institutos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas superará por primera vez los 280 trabajadores, de los cuales 81 son investigadores titulares. «Nunca fuimos tantos», asegura la delegada del CSIC en Asturias, la bióloga María Fernández. La mayor institución científica de España ha lanzado una oferta de 450 plazas, y 11 de ellas se irán para el Principado. Eso supone, en palabras de Fernández, no solo más investigadores, sino también «más proyectos y nuevas líneas de trabajo». Precisamente, en proyectos y financiación el CSIC asturiano pega un buen estirón con respecto a años anteriores con 26 proyectos concedidos por la UE y el Ministerio en convocatorias de concurrencia competitiva. Con ellos, se ha logrado atraer 6,5 millones de euros. 

Los 11 nuevos científicos titulares se incorporarán a los laboratorios el año que viene. Son 4 para el Centro de Investigación en Nanomateriales y Nanotecnología (CINN), 3 para el Instituto de Productos Lácteos del Principado de Asturias (IPLA), 3 para el Instituto de Ciencia y Tecnología del Carbono (INCAR) y 1 para el Instituto Mixto de Investigación en Biodiversidad (IMIB). El INCAR, que es el centro más grande de Asturias con 136 trabajadores en la actualidad, pasará por ejemplo de los 36 científicos titulares a los 39. 

A todos estos números hay que sumar que el CSIC en la región ha conseguido fichar a cinco «Ramones y Cajales», un número muy alto, según garantiza María Fernández. Estos contratos proceden del Ministerio de Ciencia y son investigadores postdoctorales con una trayectoria muy destacada. Son, en pocas palabras, los mejores. «Uno de los que vienen al CINN quedó en los primeros puestos en su área de conocimiento», señala Fernández. Eso demuestra, añade, que Asturias es «atractiva». «Tenemos grupos de investigación punteros a nivel nacional», destaca. 

15 millones para un proyecto de captación de CO2

Un buen ejemplo de ello es el grupo que dirige Juan Carlos Abanades en el INCAR, que acaba de ser elegido como coordinador de un proyecto financiado con 15 millones de euros por el programa Horizonte Europa y en el que participa también el Grupo Hunosa. El objetivo de esta investigación es reformar la planta de captura de CO2 de la central térmica de La Pereda para reducir sus emisiones de dióxido de carbono en niveles superiores al 99%. Esa captura del CO2 se realizará mediante procesos de carbonatación-calcinación (reacción reversible y a alta temperatura entre el CO2 y el CaO), en los que se utilizará en bucle la cal y se recuperará parte de la energía generada en la reacción. «Tras varios ciclos, esa cal ya no será apta para el secuestro del dióxido de carbono, pero podrá ser reutilizada como materia prima en la producción de cemento o acero», explica el propio Abanades. Con este proyecto, Asturias se situará a la vanguardia europea en tecnologías de captura de CO2 y con él se espera obtener la ingeniería necesaria para construir plantas comerciales que atrapen el dióxido de carbono en 2030.

En total, este año el CSIC asturiano ha conseguido 7 proyectos financiados por Europa con 3,16 millones de euros, así como 19 procedentes de distintas convocatorias del Ministerio de Ciencia, dotados de otros 3,03 millones. «La tasa de éxito esta vez ha sido muy alta y eso es motivo de alegría y orgullo por el trabajo realizado por nuestros investigadores. Estamos hablando en todos los casos de convocatorias altamente competitivas», afirma la delegada territorial del CSIC y directora del IPLA. Con estos fondos, además de en la captación de CO2, el INCAR trabajará en la ingeniería molecular de materiales bidemensionales y de carbono poroso para almacenar energía basada en zinc, en la valorización de residuos lignocelulósicos o en la producción de hidrógeno por foto-reformado de metanol verde.

El CINN, por su parte, desarrollará estrategias para mitigar una bacteria muy dañina (la Xylella fastidiosa) que ataca a plantas de alto valor económico como la vid o el olivo, diseñará sensores de gas basados en nanocintas de grafeno o fabricará piezocerámicas sin plomo sintetizadas a baja temperatura. El IPLA centrará sus esfuerzos investigadores en aprovechar el potencial microbiano de los alimentos fermentados, en diseñar alimentos personalizados obtenidos mediante la producción de bioactivos bacterianos, o en personalizar la leche materna de banco para mejorar la salud de los bebés. Mientras que el IMIB buscará nuevos métodos para estimar las emisiones de carbono en incendios, medirá el impacto de la energía eólica en la fauna mediante el seguimiento remoto de vertebrados o estudiará el pastoreo tradicional.

María Fernández aboga por que el CSIC de Asturias continúe avanzando en la senda de crecimiento actual, porque, insiste, «no podemos quedarnos estancados». Eso viene aparejado en algunos casos con la ampliación de sus sedes, como ocurre con el IPLA, que el año que viene se mudará de Villaviciosa a La Corredoria, en Oviedo, a un gran edificio de 80 metros de largo y 25 de ancho, compuesto por sótanos, planta baja y dos alturas. el traslado se prevé que se produzca en el mes de septiembre. 

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