Las Asturias de Diego Canga: del lastre del localismo al "espíritu emprendedor"

El candidato del PP ha diagnosticado con profusión el futuro de la región, sus "letargos" y capacidades, sus potencialidades y defectos

Las Asturias de Diego Canga: del lastre del localismo al "espíritu emprendedor"

Las Asturias de Diego Canga: del lastre del localismo al "espíritu emprendedor"

M. P.

El documento es de 2012, pero puede que no haya perdido la vigencia. Su título, "Queremos una Asturias mejor", colaría como eslogan de campaña electoral. Sin embargo, es la recopilación de las fuerzas y las flaquezas de la región que emergió de la factoría de ideas de Compromiso Asturias XXI cuando la presidía su fundador, Diego Canga, ahora recién designado candidato del PP a la presidencia del Principado.

A través del proceso de reflexión que emprendió al frente del "think tank" de la diáspora, y de todos los diagnósticos que el alto funcionario de la UE ha ido dejando desde dentro y fuera de la asociación y durante sus labores como componente del comité asesor del expresidente Javier Fernández, es posible trazar un esbozo de pensamiento sobre Asturias que por ejemplo ha hablado mucho durante estos años de la lacra de un localismo paralizante, de la recuperación de la autoestima colectiva o de la importancia de una certera identificación de las potencialidades del entramado productivo asturiano para focalizar en ellas los esfuerzos y las oportunidades que abren los fondos europeos de recuperación.

Y del difícil paso de las palabras a los hechos. De la idea a la acción. Al dejar la presidencia de la entidad, en 2014, el discurso de Canga recordaba con amargura que "una de las cosas que más me ha irritado durante los seis años y medio al frente de la asociación es la cantidad de veces que me han dicho que tengo razón y mi interlocutor no ha hecho nada por llevar a cabo lo que se le expone. A menudo he dicho a la gente que me escuchaba: ‘Si te parece interesante lo que digo, llévalo a cabo’. ¿Saben cuál es la respuesta clásica en Asturias en estos casos? ‘Sí, lo hablamos’. ¿Saben qué significa eso? Exactamente igual que el ‘ahorita mismo’ o el ‘mañana, mañana’ de algunos lugares de Latinoamérica. Es decir, que tu interlocutor no va a mover un dedo por cambiar las cosas". Esas palabras pueden cobrar un sentido nuevo ahora que el alto funcionario de la Unión ha decidido dar un paso al frente hacia el interior de la política activa.

La "cultura del remolque"

Aquel día de diciembre de 2014, hablando de su experiencia de dinamización de la sociedad asturiana, Canga también recordaba haber recibido muchas preguntas "por los efectos nefastos de la ‘cultura de la subvención’". Su respuesta decía entonces que más que esa, en Asturias "está muy extendida ‘la del remolque’. Es decir, mucha gente espera que las autoridades y los que tienen responsabilidades les resuelvan sus problemas, mientras que en otras partes de Europa lo que quiere la mayoría de la gente es lo contrario: que las autoridades se metan lo menos posible en sus vidas, porque nadie mejor que ellos para sacar adelante sus propios problemas. Esa cultura del remolque está ahí y la gente buena que hay en Asturias no es suficiente para arrastrar a una masa que no quiere salir de su zona de confort". La sentencia casa con otra que pronunció en otro momento, cuando cambió la condición de Asturias dentro de las regiones receptoras de ayudas en la UE y tocaba poner fin, decía Canga, al "cierto letargo" en el que "todo era muy fácil y entraba el dinero a espuertas", casi sin hacer nada más que esperar a que llegara.

Innovación y emprendimiento

Contra esa enfermedad, su receta se bifurca en dos: más innovación y emprendimiento. Pero esto no supone sólo "que los empresarios emprendan más y los investigadores innoven más. Pienso que la innovación y el espíritu emprendedor nos compete a todos: también a los empleados públicos y a la clase trabajadora".

"Un hombre de acción"

Antes de seguir, un autorretrato. Uno que tal vez cobre un sentido nuevo a la luz de las responsabilidades que está a punto de asumir el alto funcionario de la UE. "Decía Aristóteles que ‘sólo hay una forma de evitar las críticas: no hagas nada, no digas nada y serás nada en la vida’. Siempre he sido un hombre de acción y lo seguiré siendo", prometió Canga entonces.

La zancadilla al vecino

Es posible seguir el rastro de lo que Canga piensa de Asturias a través de los proyectos que ha emprendido en Compromiso Asturias XXI desde su fundación en 2008. Entre otros, una recopilación de cien ideas para Asturias que devino en una guía de "buenas prácticas" para la región o una prospección para identificar los sectores con mejor futuro en la región, además del mencionado "Queremos una Asturias mejor", que era una suerte de análisis de debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades. En aquella búsqueda de puntos fuertes y débiles se hablaba del localismo, de cierta falta de iniciativa y, ya entonces, de la necesidad de mejorar la eficiencia de las administraciones públicas. De una Asturias con potencialidades evidentes como "un paraíso natural, gastronómico y de calidad de vida" que necesita aprovechar mejor la fuerza evidente de su capital humano. Cuando la pregunta era por el peor de los puntos débiles, la primera respuesta de Canga era entonces "el localismo". Asturias, explicaba, "es una región periférica dentro de un país periférico y eso no va a cambiar. No tenemos las mismas oportunidades que otros. Hay regiones en Europa que ganan dinero simplemente por su localización geográfica", pero los que no estamos en el corazón de la actividad "no nos podemos permitir el lujo de torpedear cada iniciativa buena que tenga el vecino".

La autoestima y el marketing

En la zona más fuerte de los puntos débiles estaría cierta labor de potenciación de la autoestima colectiva y de la cultura del marketing, porque "tenemos muchas más riquezas de las que la gente se cree, pero lo sabemos solo nosotros". Entrando en detalle, una guía aceptable podría estar en el documento participativo sobre los "sectores con futuro", que analizaba las posibilidades de nueve epígrafes, del transporte y la logística al forestal, pasando por la energía, la agroalimentación, la nanotecnología, la biotecnología, el turismo y las TIC. Concretando más, se le ha oído destacar la necesidad de que Asturias apueste bastantes de sus números a la fuerza de su industria y, si se le apura más, a la del metal, en la tarea esencial de construir el futuro sobre unos cimientos fuertes que ya existan...

...Y, por supuesto, Europa

Llegados a este punto, ya debería haber quedado claro que saber a qué caballos apostar es una de las claves para subirse al tren en marcha de los fondos europeos. Usando su experiencia de más de treinta años en las tripas de la Unión, Canga veía en 2020, recién aprobado el plan, por ejemplo una oportunidad para concentrarse "en el largo plazo, porque históricamente –decía– Asturias ha tenido a veces planteamientos muy de corto en el uso del dinero y ha hecho inversiones de las que no ha sacado lo mejor". Hablaba de buscar aportaciones al objetivo de la economía neutra en emisiones que Europa busca para 2050, de mitigar el despoblamiento mediante la digitalización o, entre otras ideas, que Asturias debería ser por sus características una región puntera en agricultura ecológica. Pero sobre todo, una vez más, de la necesidad de competir con proyectos, de no conformarse con los fondos que le toquen. Pero para eso "hacen falta ideas. En Europa no se regala nada".

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