El mejor momento para la rehabilitación energética de edificios

La necesidad de rebajar la factura y reducir las emisiones de CO2, así como la llegada de los fondos europeos y la financiación de entidades como BBVA, la convierten en una opción muy interesante para las comunidades de propietarios

Rehabilitación energética de un edificio en Oviedo

Rehabilitación energética de un edificio en Oviedo / LNE

E. CASERO

El frío ha llegado para quedarse. Y esta temporada de otoño-invierno debería ser la que impulsará una transformación masiva en materia de la eficiencia energética del parque de viviendas por la coincidencia de distintos factores. En primer lugar, porque la subida de la factura energética ha supuesto que, de media, las familias hayan pagado en septiembre, según datos de la Organización de Consumidores (OCU), 110,55 euros, casi el doble que en 2020, cuando el coste en el mismo periodo apenas llegaba a los 60 euros. Por otro lado, continúa más vigente que nunca la necesidad de reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2) para cumplir con los planes de mitigación europeos y frenar un calentamiento global que cada vez ofrece síntomas más evidentes.

A esto se le une la llegada de los fondos europeos Next Generation, las rebajas fiscales y las facilidades de financiación, como el Préstamo Eficiencia Energética Comunidades de Propietarios, con un plazo de amortización de hasta 10 años, que ofrece BBVA. La conclusión, sin duda, es que nos encontramos en el momento ideal para que las comunidades de vecinos que quieran mejorar la eficiencia de sus edificios lo pongan en práctica, pues rehabilitar sale a cuenta. Existen diferentes actuaciones que se pueden llevar a cabo en un edificio para que sea más eficiente y ahorre energía (lo que se traducirá en un ahorro significativo en la factura eléctrica). Sin embargo, no hace falta que una rehabilitación energética las contemple todas, sino solo aquellas más necesarias y que tengan un mayor impacto. Por eso, el primer paso siempre debe ser contactar con un profesional para llevar a cabo un diagnóstico previo del inmueble.

Subvenciones europeas a la rehabilitación.

A la hora de planificar una obra de rehabilitación energética, es importante tener en cuenta que el ahorro que se consiga será clave para determinar la cuantía de la subvención europea. Así, podemos optar a una ayuda del 80% del coste de las obras si se consigue un ahorro energético del 60% o más. Un 65% si el ahorro es igual o superior al 45% o bien un 40% de subvención si se consigue un ahorro del 30% o más. Para facilitar todo el proceso BBVA ofrece a sus clientes un servicio de asesoramiento integral que incluye el planeamiento y ejecución del proyecto, la tramitación de las subvenciones y la financiación de la parte no cubierta por las ayudas.

Después del diagnóstico elaborado por un experto, y la previsión del ahorro energético que se quiera obtener, llega el momento de determinar qué tipo de obras se van a llevar a cabo. En cuanto a aquellas consideradas pasivas, es decir, que consiguen un ahorro energético sin necesidad de consumir energía, destacan las mejoras en el aislamiento térmico de fachadas y cubiertas, así como la sustitución de las ventanas por otras más estancas, que eviten la fuga de calor o frío, y la incorporación de protectores solares. Estas tres medidas permiten que las necesidades de climatización disminuyan, tanto en verano como en invierno. Otro elemento habitual de una rehabilitación energética consiste en la incorporación de paneles solares fotovoltaicos en la cubierta del edificio. Estos pueden ser de dos tipos.

Por un lado, están las placas solares térmicas, que tienen como objetivo usar la energía del sol para el agua caliente sanitaria o alimentar la calefacción. Por el otro, las placas fotovoltaicas pensadas para el autoconsumo eléctrico tanto de las zonas comunes como en las viviendas. En este caso, la energía solar cubre parte de la demanda durante el día (a no ser que instalen también acumuladores) y el resto está cubierto por la conexión a la red eléctrica. Esto no permite un total abastecimiento, pero sí una reducción significativa de la factura eléctrica. Más medidas que puede incluir una rehabilitación son la renovación de la caldera central por otra de origen sostenible, como la biomasa; el cambio de los antiguos sistemas de climatización por una bomba de calor aerotérmica; la sustitución de la iluminación por LEDS de las zonas comunes; la instalación de puntos de recarga en el aparcamiento, etcétera.

Sea como sea, hay dos evidencias: el parque de viviendas consume demasiada energía y ahora tenemos una gran oportunidad para revertir esta situación, cosa que supondrá un gran beneficio tanto para nuestro bolsillo como para el planeta.

Comunidades energéticas: consume tu propia energía.

En materia de autoconsumo eléctrico, se puede contactar con una compañía energética para que instale placas solares en la cubierta de la vivienda o edificio o se puede ir más allá: convertirse en el propietario de la energía que uno mismo genera. Esto es lo que es una comunidad energética, un grupo de personas, pymes o entidades locales que se unen para poner en marcha en su entorno una instalación de generación de energía renovable, con el fin aprovechar la electricidad o energía térmica que se produce.

Es decir, para consumir la energía que ellos mismos producen mediante placas solares, aerogeneradores, una central de biomasa, etcétera. Y esto puede ser en un barrio urbano, en una zona rural, en un polígono industrial… Las personas que forman parte de la comunidad son los propietarios y todas las decisiones se toman de manera democrática y transparente. Por ejemplo, qué hacer con el excedente generado y cómo puede ayudar al desarrollo de su entorno. Por lo tanto, una comunidad energética ofrece beneficios ambientales, económicos y sociales.

Las peticiones, disparadas en Asturias.

Las comunidades de vecinos se han lanzado en los últimos meses a mejorar sus inmuebles, ahora que llegan ayudas desde Europa para este tipo de trabajos. El objetivo último es reducir las altas facturas que genera el uso de las calefacciones que, a causa de las deficiencias de algunos edificios resulta especialmente intenso. Según los últimos datos que maneja el Colegio de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Asturias, solo entre octubre y noviembre hubo 127 comunidades de vecinos que solicitaron un visado para poder realizar obras de mejora en sus edificios, principalmente en materia energética. Son dos al día de media. Oviedo concentra un tercio de todos los visados que se pidieron en la región durante ese mismo periodo de tiempo (367) para obras de mejora de la eficiencia energética. El propio colegio argumenta que este impresionante subidón de las cifras se debe a la catarata de subvenciones públicas que están en vigor y a las que las comunidades de vecinos quieren sacarle el máximo jugo posible. Otra explicación, agrega el colegio, es que esta nueva hornada de ayudas tenía unas sabrosas exenciones fiscales, pues hasta ahora había que tributar por ellas, aunque ya no es así.

Para poner en dimensión el «boom» de rehabilitaciones de viviendas en Oviedo, cabe la comparación con la del resto de los grandes concejos de la región. En ese mismo periodo (de dos meses, octubre y noviembre) las comunidades de vecinos de Gijón solicitaron 97 visados; y en Avilés, solo siete. Aunque la estadística deja también algún dato curioso. Por ejemplo, en Vegadeo hubo 40 comunidades de vecinos que solicitaron ayudas; en Castrillón se solicitaron 18. Los arquitectos técnicos explican que lo que más demandan las comunidades de vecinos son visados para dos tipos de obras. Las de primer tipo son las que definen como «aumento del confort del edificio», que traducidas suponen mejoras en la accesibilidad y en las barreras arquitectónicas del inmueble.

Nada que ver con el recibo eléctrico, que trae de cabeza a muchas comunidades. Pero las más numerosas son aquellas para ahorrar en el consumo energético y que el edificio tenga una mayor eficiencia. En este caso, la traducción pasa por trabajos para la mejora de la envolvente térmica del edificio; actuaciones para mejorar el aislamiento que evite las fugas; y acciones mucho más concretas en las calderas, los contadores o con la instalación de paneles solares, que en Oviedo están también al alza. Y es que, sin duda, las subvenciones ayudan a muchas comunidades a dar el salto definitivo. Sin ayudas, tardarían mucho tiempo en amortizar el desembolso necesario.