"Tenemos ganas de empezar nuestra vida normal": La prueba MIR congrega en Oviedo a más de un millar de jóvenes

"Hoy se cierra una etapa", afirman los aspirantes, que ponen fin a siete meses de estudio con jornadas de hasta doce horas

Mónica G. Salas

Mónica G. Salas

Después de siete «duros» e «intensos» meses, en los que sus vidas se redujeron solo a estudiar, la sensación de este sábado en Oviedo a las puertas de la prueba MIR era de «irrealidad». No se creían que por fin hubiese llegado el gran día. El día de examinarse para elegir especialidad médica y «cerrar una etapa». Entre los más de mil aspirantes que congregó Asturias –1.545 para ser exactos– hubo algo de nervios, pero sobre todo «ganas de acabar». «Ha sido una locura: de lunes a sábado estudiando de ocho de la mañana a diez de la noche. Queremos empezar nuestra vida de verdad», afirmaron los futuros médicos. 

El examen, que se realizó a la vez en las diecisiete comunidades autónomas del país, empezó a las cuatro de la tarde, pero ya a las dos en el campus universitario de El Cristo había una marea de estudiantes y de padres. La mayoría eran graduados en Medicina –1.170 de los 1.545 aspirantes totales–, aunque también había enfermeros, psicólogos, biólogos, físicos, farmacéuticos y químicos. Entre los más madrugadores, un grupo de andaluces que, como la mayoría, eligieron el Curso MIR Asturias para prepararse. «En nuestras casas esto hubiese sido más difícil. Aquí, al final, estás en una burbuja y todos hacemos lo mismo», expresaron Clara Fernández, Julia García, Carlos Moros y Patricia Ruiz. 

Lo «mismo» es estudiar de diez a doce horas diarias, con el domingo de descanso. «Eso era nuestro padre nuestro», dijeron María Sánchez, de Murcia, y Neha Dodani, de Tenerife. Las dos, egresadas de la Universidad de Granada, se dieron ánimos mutuamente durante estos siete meses. «Vivíamos juntas. Todas las mañanas, abracito y mensaje de apoyo: ‘Nosotras podemos’», expresaron. Y vaya si pudieron. «Estamos motivadas y con muchas ganas de acabar», comentaron. Ni siquiera las quejas por el servicio sanitario que recorren todo el país les baja la moral. «Hemos escogido esta profesión por algo. Nada ni nadie nos impedirá llegar a la meta», dejó claro Dodani.

A Jaume Andreu Garcias (Palma de Mallorca), Eloi Lewy (Barcelona), June Izaguirre (San Sebastián) y Ainhoa Arteche (Zarauz) tampoco les preocupa demasiado lo que pasa dentro de los hospitales. «Después de tantos años estudiando, solo queremos currar. Esto se te hace muy largo», admitieron. De hecho, ninguno tiene claro qué especialidad médica elegir. «La que podamos. Ya llegar hasta aquí es muy chungo», apostilló Garcias. 

Optimismo el que también desbordaba el extremeño Jorge Sánchez: «Tengo ganas, ilusión y fuerza». Cualquiera diría que en pocos minutos se enfrentaría a la prueba más decisiva de su vida. «Yo creo que seremos una generación buena porque hay muchas jubilaciones», señaló su compañero sevillano Eduardo Leal. Necesidad de médicos hay en toda España y el número de plazas MIR de este año es un 5% superior a la de 2022. En concreto, son 11.171, de las cuales 8.550 son para titulados en Medicina. En Asturias, el número de vacantes asciende esta vez a 256 frente a las 243 del año pasado. 

«Hemos elegido esta carrera por vocación, pero tenemos que luchar por condiciones laborales dignas», defendió Elena Ruiz, de Almería, en compañía de Paula Rodríguez, de Canarias, y Elisa Sánchez, de Granada. Las tres estaban este sábado con «muchas ganas de hacer el examen y terminar». «Queremos empezar nuestra vida de verdad. La sensación que tenemos es que estos meses han sido de stand-by», afirmaron. Según Alejandro Sarmiento (de Málaga), Marisol Sánchez (Cáceres), Paula Anaya (Santander) y Zita Álvarez (Ponferrada), la prueba había que afrontarla «como un simulacro más». «Tenemos ganas de terminar», confesaron. Para ellos, estos meses han sido «muy intensos», con jornadas maratonianas de estudio. Alguna, como Zita Álvarez, todavía dio un último repaso el sábado por la mañana. Respecto a su futuro, hay dudas. Sarmiento quiere entrar en Neurología, Anaya se decanta por una especialidad de cirugía, y Sánchez y Álvarez solo tienen claro que no quieren las quirúrgicas. La elección final está por ver. «La verdad es que no hemos tenido tiempo en pensar en las condiciones de trabajo que nos encontraremos en los hospitales, pero las críticas están fundamentadas y este es un sistema de estafa piramidal», opinó Alejandro Sarmiento. 

Entre tantos estudiantes de fuera, hubo algunos asturianos, como Adrián González, Diego Fernández, Paloma Fernández y Aida González. «¿Las especialidades? Eso dependerá de cómo salga el examen», confesaban entre risas. Pero por horas de trabajo no será. «Íbamos dos o tres horas a clase, más otras dos horas de test y luego estudio. En total, diez u once horas al día. Eso sí, el domingo descansábamos y esa parada era clave», comentaron. Después de «más de treinta simulacros hechos», este sábado afrontaban la prueba definitiva como otro más. 

Impacto en el turismo

En el campus de El Cristo no solo hubo estudiantes, sino también muchos padres. Los vigueses Juan y Beatriz acudieron a acompañar a su hija Inés Cividanes, que recibía ánimos de su hermana Berta a pocos metros del aula donde se tenía que examinar. «Hoy (por este sábado) es de los días que más tranquila estoy. Solo tengo ganas de quitar el examen de en medio. No sé qué especialidad elegir, pero será una que me haga feliz», decía. Precisamente por la visita a Asturias de familiares de aspirantes al MIR, Oviedo llenó este fin de semana hoteles y restaurantes. Fernando Corral, vicepresidente de Otea, la asociación de Hostelería y Turismo en Asturias, y responsable del sector de alojamientos, aseguró que la prueba sanitaria «está convirtiendo este fin de semana de enero en una fecha de alta demanda en hoteles, con ocupaciones del 75%, cuando este mes escasamente se llega al 50% de media». El MIR «también tiene una alta implicación en otros servicios, como la restauración. El viernes y hoy (por este sábado) hay cenas de grupos y de familias», apuntó Corral. 

De ello dio buena fe Pedro Caramés, presidente del Bulevar de la Sidra de Gascona. «Tenemos colgado el cartel de completo desde hace semanas. Es una larga tradición la del MIR y ya este viernes estuvimos completos para comer y sábado y domingo lo mismo», dijo. Lo del sábado fueron principalmente cenas de grandes grupos de estudiantes y mañana, según Caramés, serán más comidas familiares. «Esto es muy positivo para nosotros», remató. David González Codón, presidente de la junta local de Otea, subrayó que el Curso MIR es un «recurso importantísimo para la ciudad y tenemos que cuidarlo». «Tras la cuesta de enero, el examen MIR nos da movimiento para iniciar el año. Es algo muy positivo para todos», indicó en la misma línea Casto Fano, presidente de la Asociación de Hostelería de El Antiguo. 

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