Me quedo en el pueblo
Una peluquera en el Camino
Ana Belén Albuerne regenta el establecimiento que abrió su madre en Soto de Luiña, por donde pasan numerosos peregrinos hacia Santiago: "Ella sí que fue emprendedora"

Ana Belén Albuerne, en su peluquería. / Ana Paz Paredes
A Ana Belén Albuerne Pérez se la puede considerar, sin ningún género de dudas, la peluquera de Soto de Luiña, pueblo del concejo de Cudillero por donde pasan los peregrinos que, por la costa, se dirigen hacia Santiago de Compostela. Aunque en un principio le tiraban los estudios de Administración de Empresas, enseguida optó por un oficio que, desde bien pequeña, vio en casa de manos de su madre, cuyo nombre, hoy, Peluquería Mary Cris, sigue siendo el del establecimiento habilitado desde hace años en la parte baja del domicilio familiar y donde también, durante mucho tiempo, trabajó su hermana mayor hasta que optó por el sector hostelero y hotelero, también en su pueblo natal.

Ana Belén Albuerne, en otro rincón de su peluquería. / Ana Paz Paredes
"Soy de Soto de toda la vida. Aquí nací, fui al colegió, me formé, vivo, trabajo, en fin, todo. A mí lo que realmente me gustaba era la peluquería, así que, tras formarme y estudiar también estética, me puse a trabajar con 18 años con mi madre y mi hermana", recuerda esta profesional al tiempo que pone en valor el momento en que su madre, casada y madre de tres hijos, decidió abrir la peluquería. "Mi madre sí que fue la emprendedora junto con mi hermana; los inicios les costaron mucho más a ellas que a mí, pues yo soy la continuadora y, como quien dice, lo tuve más fácil. De hecho, aunque yo también he hecho mi clientela en estos años, aún atiendo a gente que venía con mi madre y con mi hermana", recuerda. Actualmente tiene un público tanto del pueblo y su concejo, como de otros concejos limítrofes e incluso de Oviedo o Gijón: "Hay gente que viene desde allí a peinarse expresamente y, claro, eso para mí es una satisfacción enorme".

Ana Belén Albuerne se apoya en uno de sus secadores. / Ana Paz Paredes
Ana Belén Albuerne tiene un público variado, tanto femenino como masculino, y, como vecina de Soto de toda la vida, también es testigo de la evolución de su pueblo y de cómo se va quedando sin habitantes poco a poco. "En los pueblos la mayor parte de la población es gente mayor. La gente joven, por desgracia, se nos va o cuando viene está poco tiempo. El descenso de población en Luiña es preocupante, los jóvenes se van porque no hay trabajo, la gasolina está supercara y las casas en alquiler, si las hay, que es difícil encontrarlas, también son alquileres altos. Puede salirte un trabajo en la zona, pero, claro, cuando te sale, si no tienes dónde vivir, se complica. En mi caso yo soy una privilegiada porque tengo la casa y el trabajo en mi pueblo", explica esta emprendedora que tiene junto a ella trabajando a su sobrina Vanesa Castro. No siguen con el oficio las hijas, pues una está estudiando Económicas y la otra preparando oposiciones. "De momento no tengo continuadora familiar", dice con una sonrisa.

Ana Belén Albuerne, se asoma a la ventana de su peluquería, en Soto de Luiña. / Ana Paz Paredes
Ella señala que lo vivido con la pandemia ha cambiado las costumbres de la gente a la hora de acudir a su peluquería, donde, además, también atiende a hombres, y algo menos a mujeres, que pasan por su pueblo como peregrinos hacia Santiago. "Antes la gente venía siempre viernes y sábado, ahora pueden venir en cualquier momento. También hago domicilios para atender a las clientas y clientes que, por lo que sea, ya no pueden acudir a mi local. En cuanto a los peregrinos, no vienen a peinarse sino a cortar el pelo porque necesitan estar cómodos, y aún más en meses de calor. Las mujeres son menos", explica.
Ana Belén Albuerne no tiene tiempo para aburrirse. "Me gusta mucho mi trabajo, pero, además, cuando tengo tiempo libre, siempre busco actividades que hacer, como por ejemplo ir a baile a Barcia o a clase de gimnasia a San Martín", afirma.

La peluquera Ana Belén Albuerne posa en el exterior de su peluquería, en Soto de Luiña. / Ana Paz Paredes
En cuanto a si la peluquería es una profesión con futuro en el medio rural, es cauta: "No sé, no me atrevo a generalizar, en mi caso yo estoy contenta, pero, claro, depende de muchas cosas".
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