La alianza del noroeste cifra en 2.800 millones las necesidades de inversión ferroviaria en Asturias

Barbón arranca un aplauso en Santiago al proclamar: «Alzaré la voz ante quien sea cuando se trate de defender lo que es justo para mi tierra» | Rueda agradece al presidente asturiano que «haya entendido que esto no va de colores políticos» y Mañueco llama a «evitar una España hemipléjica»

El noroeste se conjura para no perder el tren del futuro, y también para que esto sea algo más que un eslogan, o sólo palabras. La fuerza conjunta que quieren hacer Asturias, Galicia y Castilla y León para obtener las inversiones que garanticen el porvenir del Corredor Atlántico de mercancías ferroviarias tuvo este viernes en Santiago de Compostela otra foto de familia. Quiso ser una forma de alzar la voz, en la expresión que utilizó el presidente del Principado, Adrián Barbón, y otra puesta en escena de la conjura de los poderes económicos y políticos de las tres comunidades autónomas en la larga lucha contra su marginación de los grandes ejes ferroviarios. Ya van varias, pero ésta llegó además con un resultado casi inmediato e inesperado. El encuentro “Una estrategia conjunta por un proyecto común”, celebrado ante setecientas personas en el Palacio de Congresos de la capital gallega, pero sin representación oficial del Gobierno de España, empezó festejando el primero de sus frutos gracias a la maniobra del Ministerio de Transportes, que  ayer mismo, justo cuando empezaba la “cumbre”, anunció el nombramiento de José Antonio Sebastián Ruiz como Comisionado para desarrollo del Corredor Atlántico, una figura que las tres autonomías demandaban con intensidad, obstinación y un punto de amargura y de la que ya dispone el eje mediterráneo.

Hubo que cambiar la redacción de la declaración institucional que los tres presidentes firmaron al final del encuentro para cambiar la demanda del Comisionado por el agradecimiento por el nombramiento, “primer resultado”, dice el texto consensuado, “de la acción coordinada entre las tres comunidades autónomas”. Recorrió este espíritu de fusión de esfuerzos las tres horas largas de intervenciones de responsables empresariales y políticos de las tres autonomías, que también escucharon el apremio contenido en la “Estrategia del Corredor Atlántico Noroeste”, una recopilación de acciones urgentes pensadas para adaptar la infraestructura ferroviaria a las necesidades exigentes del futuro y, sobre todo, a los requisitos y los plazos de las ayudas europeas. Tal y como la presentó Yago Domínguez, gerente del Clúster de la Función Logística de Galicia, las necesidades de inversión "en el corto y medio plazo" se cifran en 7.884,3 millones de euros en todo el corredor, de los que 2.759,6, poco más de un euro de cada tres, corresponderían a actuaciones en la red ferroviaria asturiana.

La magnitud de lo que se juega el Noroeste en este envite queda formulado cuando la estrategia consensuada este viernes en Santiago vincula al desarrollo del eje ferroviario una oportunidad de incrementar en 10.300 millones de euros el PIB del área, otra de captar hasta 20,4 millones de toneladas para el ferrocarril, triplicando la cifra actual, y al menos una más que generaría 6.229 puestos de trabajo al año… El problema es que “todo parece indicar que estamos muy lejos del ritmo suficiente para alcanzar” todos esos propósitos, resalta también Domínguez, que apunta las soluciones en dos direcciones. Urge “una mejora en la gestión que facilite el acceso a los servicios ferroviarios”, por un lado con el mentado comisionado, por otro con el plan director que pide la declaración institucional para “que planifique de forma detallada y calendarizada las actuaciones”, y se hace necesaria esa fuerte inversión en infraestructuras que ha quedado detallada. Y todo eso hace falta ya, porque "cada día de retraso, cada jornada que pasamos parados y sin avanzar es una oportunidad perdida en generación de empleo y riqueza", subrayó.

Eso es básicamente lo que negro sobre blanco y a viva voz ha pedido el Noroeste en una mañana entera de apretar filas y repetir muchas veces y de varias formas distintas que juntos somos más fuertes. Lo hicieron los responsables de las organizaciones empresariales de las tres autonomías, los representantes de los puertos y las zonas logísticas y, por supuesto, los tres presidentes. Jugando en doble sentido fuera de casa, en feudo ajeno y entre dos alfonsos del PP, el anfitrión y presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, y su homólogo castellanoleonés, Alfonso Fernández Mañueco, Adrián Barbón -rebautizado “Barbén” en la intervención de António Cunha, presidente de la Comisión de Coordinación y Desarrollo del Norte de Portugal-  aclaró de entrada qué hacía un socialista como él en un sitio como aquél. Sabiéndose “en franca minoría” ideológica, arrancó un aplauso al proclamar que “estaré siempre donde y cuando tenga que estar y alzaré la voz ante quien la tenga que alzar cuando se trate de defender lo que considero justo para mi tierra”.

Para entonces, ya había quedado claro en todas las intervenciones precedentes que la fuerza que hacen las regiones del Noroeste en pro de la mejora de su conexión ferroviaria no se ejerce contra nadie. Los que lo dijeron pensaban en la presión que se hace desde las autonomías que atraviesa el Corredor Mediterráneo, pero dicho eso, que “la petición de que nuestro corredor avance no significa que neguemos la importancia de que exista el mediterráneo”. Barbón también quiso dejar al pasar su resquemor con “el ataque de insolidaridad que sufrimos por parte del empresariado levantino y que me indignó en noviembre”. En esa misma línea se había expresado antes Juan Diego Pedrero, presidente de la Asociación de Empresas Ferroviarias Privadas de España, que aseguró que "el lobby mediterráneo ha hecho a veces declaraciones muy desafortunadas sobre las financiaciones de un corredor frente a las del otro".

Reiteró Barbón que la mejora de los dos ejes debe ser “complementaria”, pero “creemos necesario e importante que se afronte la inversión para que esta tierra no se descuelgue del futuro de la historia”. Por eso lo de levantar la voz, que el presidente del Principado plantea desde “una perspectiva doble, reivindicativa y optimista. Frente al victimismo, tenemos que demostrar que no nos rendimos y hacerlo con la fortaleza de quien cree que lo que reclama es necesario. Si no reivindicásemos, estaríamos cayendo en el mayor de los errores. Claro que hay que levantar la voz”, concluyó, en defensa de esta zona ahora que “los equilibrios ya no son entre el norte y el sur, ahora que la desigualdad se mide en el eje este oeste. Por eso estoy hoy aquí”.

Corredor atlántico noroeste: una estrategia conjunta para un proyecto común

Ese espíritu reivindicativo no le impide invitar a reconocer que “después de una dura batalla, por primera vez los presupuestos generales del Estado contemplan el mismo nivel de inversión para los corredores atlántico y mediterráneo”, o que “acabamos de escuchar la buena noticia del nombramiento del comisionado”. Por lo demás, “vamos a defender el Corredor Atlántico del noroeste con el convencimiento de estar defendiendo una causa justa, sin atacar a nadie y en cumplimiento de lo que prevé la Constitución, que los ciudadanos tenemos que tener los mismos derechos y oportunidades independientemente del lugar donde viven. Esta tierra tiene futuro si se apuesta por él”, concluyó antes de recordar que no sólo éste, también “todos los gobiernos anteriores tienen una deuda histórica con el noroeste”. Sobre la Variante de Pajares y la última demora en su plan de apertura no aportó más que la denuncia de los “muchos vaivenes políticos y retrasos” achacables a gobiernos que no tuvieron “la clarividencia suficiente para entender” que una inversión de esta envergadura debía ser utilizada para el paso tanto de viajeros como de mercancías.

Hablaron él y sus homólogos populares de la conveniencia de reeditar la gran alianza triple del noroeste que nació en 2017, cuando ninguno de los tres ocupaba el cargo: Javier Fernández era presidente del Principado y Alberto Núñez Feijóo y Juan Vicente Herrera, respectivamente de Galicia y Castilla y León. En su turno, el presidente gallego, Alfonso Rueda, reincidió en “un mensaje que no va contra nadie” y en un “día de esperanza”, que ha dejado patente “que en nuestros tres territorios existe un tejido social y económico con ganas de seguir superándose a sí mismo”, quiso agradecer a Adrián Barbón “que haya entendido que esto no va de colores políticos”. Su apuesta, en “un año complicado, electoral, “es importante, no es nada fácil” y constituye, resaltó “uno de nuestros elementos de fuerza”. “No nos resignamos a ser periféricos”, proclamó, reclamando el paso urgente “de las declaraciones a los hechos, de la desigualdad admitida con resignación al trabajo por el equilibrio y de lo que ayer no éramos capaces de conseguir a lo que vamos a conseguir a partir de ahora”. Incluyó aquí el nombramiento del Comisionado –“mientras sigamos por ahí, iremos bien”- y constató la existencia de “agravios que tenemos que denunciar cuando se producen y exigir simplemente justicia”.

A Alfonso Fernández Mañueco, presidente de Castilla y León, todo esto le sugiere la necesidad de “evitar que haya una España hemipléjica” y de “dar un paso adelante para que no nos quedemos atrás”. Según su interpretación, el desarrollo del Corredor Atlántico “es buena para toda España y para Europa” y en Santiago en esta mañana de viernes se está hablando en realidad “de generar actividad, riqueza y muchos puestos de trabajo. También de sostenibilidad y reducción de las emisiones de CO2”, de pedir “desde la máxima lealtad institucional que se ejecuten las inversiones en la misma medida que en el Corredor Mediterráneo”, toda vez que puede haber la misma consignación en los presupuestos, pero también “hay un desequilibrio en la ejecución de las inversiones”.

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