Esta información ha sido elaborada por L. LANDÁZURI (Oviedo), P. ANTUÑA (Gijón), D. MONTAÑÉS (Mieres), M. MARTÍNEZ (Avilés) y T. CASCUDO (Castropol)
Un alivio, tanto para los conductores como para los que viajan. El transporte de pasajeros en Asturias celebra que a la vuelta de la esquina –en una semana se adoptará y entrará en vigor la decisión– está la retirada de la obligación de usar mascarilla para ir en autobuses, taxis, trenes... La protección que llegó con la pandemia de covid quedará limitada en España a centros sanitarios y sociosanitarios.
En Oviedo, el taxista José Ramón García, que opera en la estación de tren, celebra la decisión. "Hay gente que salía de casa sin mascarilla porque no tenía la intención de coger un taxi o cualquier otro transporte público y si el taxista no tenía mascarillas para los usuarios no podían subir. Eso nos perjudica", indica. Recordar su uso es a veces trabajoso: "Cuando la pandemia estaba en pleno apogeo no hacía falta recordarle a la gente que se la pusiera. Pero cuando pasó a ser obligatoria solo en farmacias, centros de salud y transporte público era más tedioso ir detrás de la gente". Y añade: "La gente está a favor. Me dicen que si no la exigen en el supermercado no entienden por qué hay que llevarla en el taxi".
En Gijón, los conductores de los autobuses agradecen que se elimine. "Estábamos deseándolo, llevar la mascarilla no es nada agradable, y nos evita conflictos, por tener que estar pendientes de que la gente la lleve puesta", comenta Sergio Álvarez, presidente del comité de empresa de Emtusa (autobuses urbanos). Una opinión que también apoya el chófer de autobús riojano José Antonio Martínez, de la empresa Jiménez Movilidad, de visita en la ciudad con un grupo de Navarra. "Me parece que la deberían haber quitado mucho antes. Era algo ilógico", comenta. "Allí en La Rioja trabajo con rutas escolares, no se entendía que en el aula no la llevasen, pero en el autobús sí, al final lo que pasaba era que se la olvidaban, y teníamos que tener una caja siempre en el autobús para darles", relata. También le toca a este conductor desplazar a un equipo de fútbol, el Calahorra, que milita en Primera Federación. "Es que al final era absurdo y generaba conflictos, tener que estar detrás de un equipo, de viajeros habituales o de niños, mandándoles poner la mascarilla, porque si se lo decías, se la quitaban al minuto. Al final lo que teníamos que hacer era mirar para otro lado", subraya José Antonio Martínez.
En la misma línea opinan en Avilés. Fernando López es taxista y cree que "no tiene sentido" llevarla en el coche y no en otros lugares con aglomeraciones. "Yo estoy vacunado y en el taxi van una o dos personas más, y tenemos que ponerla, y donde hay aglomeraciones no hace falta. Es un sinsentido".
Jara Lucas es de Valladolid y este fin de semana visitó la ciudad avilesina con su familia. "Es inútil esta medida de poner la mascarilla en el transporte público cuando en otros lugares no lo es. Vine ahora hasta Avilés en un autobús en el que veníamos tres personas, y tuvimos que poner la mascarilla, pero vas a una discoteca, o a la universidad que hay 1.000 personal alrededor, y ahí no hay que llevarla. Es una medida bastante inútil y ojalá la quiten ya. Porque además todo el mundo lleva la mascarilla roñosa en el bolsillo que no creo que sirva para nada".
La Empresa Municipal de Transportes de Mieres (Emtusa) atiende a unos 1.900 viajeros, de media, cada día. Todos ellos podrán en breve prescindir de las mascarillas que les acompañan en sus desplazamientos desde hace casi tres años. "Me parece que ya era hora. A estas alturas ya no tiene sentido taparse la boca cuando ya no lo haces en casi ninguna parte. Lo mejor es que cada persona tome la decisión que considere oportuna", explica Tomás Pinel. Este vecino de Rioturbio coge habitualmente el transporte público para desplazarse a Mieres.
También lo hace Luis Piquero: "Es bueno que las cosas se normalicen". Otros usuarios de la línea del valle de San Juan aportan su opinión al debate: "Al final el que quiera seguir llevando mascarilla lo podrá seguir haciendo y el que prefiera prescindir de ella podrá hacerlo también sin problema". En el caso del servicio municipal de autobuses de Mieres la mayoría de usuarios no intuyen que pueda convertirse en un foco de contagios del covid-19. "Aquí la mayoría de los viajes se hacen con el autobús medio vacío y era hasta un poco ridículo utilizar la mascarillas cuando van dos personas o incluso una sola", subraya José Fernández. También hay quien seguirá recurriendo al tapabocas: "Yo ya estoy tan acostumbrada que hasta se me haría raro quitarla", reconoce una vecina.
El castropolense José Luis Álvarez, segunda generación al frente de la empresa de transporte Ibias Tours (Castropol), admite que tiene ganas de que llegue el fin de la obligatoriedad de la mascarilla. En lo personal porque "es molesta, especialmente cuando hace calor" y en el plano profesional porque considera compleja la labor "de policías" que han tenido que desarrollar en los últimos años para obligar a los usuarios más reticentes al uso de la máscara.
En este sentido, reconoce algún que otro problema con pasajeros que no la querían poner o que se la bajaban nada más subir, lo que provocaba las quejas de otros usuarios. También ha vivido situaciones poco comprensibles como las de pasajeros que recogía en el aeropuerto y que habían podido viajar en avión sin ella y debían ponerla en el autobús. "En un viaje de estudios a Italia se dio la circunstancia de que los chavales podían ir sin mascarilla nada más pasar Irún, pero al pasar la frontera debían ponerla… No la puso ni dios, claro", bromea. No obstante, en líneas generales defiende la responsabilidad de los usuarios: "En general, la gente respetó bastante la norma".
La pandemia obligó a esta empresa familiar a afrontar inversiones de diverso calado: desde la colocación de dispensadores de gel en toda la flota a la instalación de sistemas de control y filtrado del aire para dar más seguridad a los usuarios. En los peores meses de la pandemia también se vieron obligados a realizar limpiezas exhaustivas cada muy poco tiempo, empleando productos que, relata, muchas veces resultaban abrasivos para el propio autobús.
Cuenta el castropolense que ahora Ibias Tours ha recuperado prácticamente el volumen de trabajo anterior a la pandemia. "Costó mucho arrancar, pero ahora estamos casi como antes y da la sensación de que la gente se olvidó ya de lo que pasamos", reflexiona el conductor.
López Acuña advierte de las "prisas políticas" para retirar la protección: "No es el momento"
El epidemiólogo Daniel López Acuña, exdirector de acción sanitaria en situaciones de crisis de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha mostrado su satisfacción ante el anuncio de que esta institución mantenga el covid-19 como emergencia sanitaria de alcance internacional, teniendo en cuenta que sigue siendo una "enfermedad infecciosa peligrosa", que puede causar daños considerables en la salud de las personas y en los sistemas sanitarios de los países. El epidemiólogo astur-mexicano incidió, además, en el error que supone eliminar en este momento el uso de las mascarillas en el transporte público, una medida que tachó de "precipitada e inoportuna", porque "no hay suficiente nivel de protección en la ciudadanía" y estamos en temporada de expansión de virus infecciosos respiratorios. "Hubiera sido un error que la OMS no hubiera mantenido el covid como enfermedad infecciosa peligrosa, porque se enviaría un mensaje sanitario muy peligroso y provocaría un mayor descenso en la vacunación, en las pruebas de contagio y se relajaría aún más la conducta", señaló López Acuña durante su visita a Avilés. En opinión del epidemiólogo y comunicador, es un "tremendo error" retirar ahora la obligatoriedad de utilizar las mascarillas en el transporte público, una medida que a su juicio debería mantenerse incluso en aquellos lugares en los que haya acumulación de personas y en espacios cerrados mal ventilados.
"Hay una enorme prisa política y electoral, por parte de todas las fuerzas políticas, de dar por zanjada la pandemia y borrar todos los símbolos que la recuerden. Pero este no es el momento oportuno para retirar las mascarillas porque no tenemos suficiente nivel de protección. Casi el 40% de la población mayor de 60 años está desprotegida y casi 15 millones de personas no han recibido siquiera la tercera dosis", remarcó. Por si esto fuera poco, añadió, "estamos en el medio de la temporada invernal, donde hay una mayor incidencia de infecciones respiratorias, cuando la pandemia sigue viva y los problemas derivados del covid son persistentes. Se debería haber esperado al menos hasta marzo", insistió. Para remarcar el impacto que supone el covid aún hoy en día, el epidemiólogo ofreció varias cifras, como que se contagiaron por este virus 750 millones de personas en el mundo, provocó 6,8 millones de defunciones, que en diciembre y en enero aumentaron los fallecimientos relacionados con esta pandemia, y que "el virus circula en todos los continentes. En ningún caso se puede decir a la gente, a la ciudadanía que esta pandemia se haya acabado, "porque sería mentir", sentenció Daniel López Acuña.