La alta mortalidad hace de 2022 el segundo año más negro de la demografía asturiana

La cifra de nacimientos enlaza dos ejercicios al alza por primera vez desde 2008, pero el repunte de las muertes dispara la resta a 9.172 personas

mortalidad asturias

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El leve efecto benéfico de los 43 nacimientos más que Asturias registró en total al cierre de 2022 se pierde en la espesura del segundo año con más muertes de la historia estadística asturiana. La cuenta final del ejercicio también da 633 fallecimientos más que en 2021 y la combinación de las dos magnitudes, de los 4.828 alumbramientos con las 14.000 defunciones exactas, otorga al Principado una resta de población por motivos estrictamente demográficos –por la diferencia simple entre los partos y las muertes, sin contar el influjo de los movimientos migratorios– de 9.172 habitantes.

Eso quiere decir que Asturias perdió en 2022 algo más de 25 habitantes al día por estas razones, por encima de uno cada hora, y que eso configura el segundo año más negro de la depresiva historia demográfica asturiana, solo superado por 2020 y por las convulsiones de la pandemia. La diferencia negativa alcanzó entonces las 9.779 personas, y solo en este ejercicio recién terminado y aquel 2020 esta magnitud creció por encima de los 9.000 habitantes.

El cierre del año, con los datos que ayer actualizó la Sociedad Asturiana de Estudios Económicos e Industriales (Sadei), lo caracteriza como el subcampeón de la pérdida demográfica por razones vegetativas y también, o sobre todo, como el segundo con más muertes de la historia. Acaso sea éste el dato más preocupante, porque el Principado registra ese repunte de 633 que diluye el alza de los 43 nacimientos y confirma la tendencia señalada en las actualizaciones mensuales de todo el año certificando que, a pesar de que el coronavirus siguió haciendo estragos en 2021, 2022 ha terminado con casi 53 defunciones más al mes y ha alcanzado por segunda vez en la historia estadística la cifra de 14.000 decesos.

La media sale a más de 38 muertes al día, imposibles de comparar con los trece nacimientos por jornada del que se ha cerrado como el tercer año con menos partos de la serie. Asturias da síntomas casi imperceptibles de recuperarse de la aguda crisis de natalidad que le hace ser la autonomía española con peor tasa desde mediados de los años ochenta del siglo pasado, pero los brotes verdes no se ven. Ha cerrado su tercer ejercicio consecutivo con menos de 5.000 alumbramientos, una barrera casi impensable hace sólo algunos años y ahora crece, pero poco.

Aunque no dan para ver la botella medio llena, los 4.828 computados en 2022 al menos superan los recuentos finales tanto de 2021 como de 2020. La región enlaza dos años incrementando –muy levemente, pero subiendo– su cifra anual de partos, y eso es algo que en dos ejercicios consecutivos no sucedía desde 2008. Estos de 2022 son 43 más que los de 2021 y 57 más que los contabilizados en 2020, pero si la mirada se va más atrás seguirá descubriendo que el año pasado se registraron casi 4.000 alumbramientos menos que en 2008, el año que marca el tope de este siglo, y que la diferencia es de cerca de 2.800 –a una media de 230 nacimientos menos al mes– con respecto al dato de hace solamente diez años.

Mientras ese insólito aunque pequeño repunte se cocinaba durante el año, algún experto demógrafo lo ha relacionado ya con decisiones de embarazos aplazados por la pandemia y por su crisis subsiguiente. Con todo, a medida que avanzaba el ejercicio ya ha quedado dicho que el problema ha sido esta vez la inflación de muertes hasta una cifra casi desconocida en la serie de este siglo. Las 14.000 exactas que cuenta Sadei no encuentran ningún precedente antes de la pandemia –hasta el estallido del coronavirus 2015 era el año récord con 13.550– y el promedio final de 38 fallecimientos al día supera en casi dos el precedente inmediato de 2021 para quedarse a dos del récord de 2020, que frisó las cuarenta defunciones de media diaria.

La estimación de causas para un dictamen fiable aún deberá esperar, pero los primeros datos atribuyen el incremento sobre todo, y de nuevo, al covid. Eso viene a insinuar la primera estadística en la que las muertes se ponen en relación con sus causas: hasta el primer semestre del año pasado, la variación significativa al alza se concentra en los fallecidos atribuibles a los efectos de la pandemia mientras los otros grandes motivos de muerte en Asturias –los tumores o las afecciones cardiovasculares en sentido amplio– tienden a la estabilidad.

Récord de matrimonios

A aquellas decisiones aplazadas cabría atribuir, mientras tanto, una parte de la responsabilidad de otro sonoro repunte registrado en 2022, el de la cifra de matrimonios. El recuento final del año ronda los 4.000, 3.914 que son la cifra más alta computada en Asturias desde 2012. El dato, a razón de un promedio de casi once al día, rebasa ampliamente los niveles de antes de la pandemia y superando en más de mil y un 36 por ciento el recuento final de 2021 marca un nuevo récord sin parangón en el último decenio.

"El problema de población sería bastante peor sin las ayudas", afirma el Principado

El problema demográfico de Asturias sería "bastante peor" sin las deducciones fiscales y ayudas implantadas por el Gobierno autonómico en esta legislatura. Esta es la respuesta que ofreció ayer el vicepresidente del Principado después de que la diputada Cristina Vega Morán (PP) le pidiera una valoración sobre el impacto que había tenido las deducciones en el tramo autonómico del IRPF para los vecinos de concejos en riesgo de despoblación en el ejercicio de 2020.

Cristina Vega indicó que de la información aportada por el Ejecutivo regional, tras presentar una queja por la falta de respuesta, cifraba el importe total de las 25.590 deducciones aplicadas en la región en 8,8 millones de euros. Pero precisó que solo cuatro de las 17 deducciones eran para concejos en riesgo de despoblación. "Estimamos que las deducciones para atender a los municipios en esa situación ascendieron a poco más de 200.000 euros, una cantidad muy insuficiente para frenar la sangría demográfica", cuestionó la parlamentaria del PP por la circunscripción occidental. Cristina Vega lamentó que tres años después de la implantación de esas deducciones "aún desconocemos si han servido para algo" y recordó el dato de que Asturias ya tiene menos de un millón de tarjetas sanitarias, según adelantó LA NUEVA ESPAÑA la pasada semana. El vicepresidente del Gobierno autonómico persistió en el argumento de que el problema de la demografía "no tiene solución en una legislatura, para ver resultados deberá pasar al menos una generación". Partiendo de esa apreciación, Cofiño sostuvo que "sin la acción del Gobierno, la situación demográfica arrojaría un saldo bastante peor del que arroja en estos momentos".

Aunque la primera ley autonómica sobre está todavía en fase de información pública, hasta mañana, y que, por lo tanto, no podrá aprobarse en la Junta General del Principado en esta legislatura, que acaba a finales de marzo, el vicepresidente ve reivindicó las medidas para frenar la despoblación y de reto demográfico, "que están emparentados pero no son la misma cosa", puestas en marcha en los últimos años en Asturias.

Cofiño advirtió de que el problema demográfico de la región "no se soluciona por si solo con deducciones fiscales y ayudas a la natalidad", aunque reconoció que "precisa de medidas muy importantes y sostenidas en el tiempo". Pese a la demora, una legislatura más, en la aprobación de la primera ley autonómica en materia de Reto Demográfico, el vicepresidente del Principado aseguró ayer en comisión parlamentaria que el actual Gobierno "ha colocado esta cuestión en la centralidad de sus políticas".

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