El cisma que rompió a la derecha asturiana cumple 25 años (I)

Celos, poder y muchos despechos: aquella histórica ruptura en la derecha asturiana

"Es el mayor disparate en la historia política del Principado", concluye uno de los protagonistas que peor lo pasaron en los tres meses de pulso interno | Una convención a puerta cerrada en Cangas de Onís, en febrero de 1998, marcó el principio del fin del único Gobierno que el PP ha tenido en Asturias

El entonces presidente regional, Sergio Marqués, con gesto serio, junto a Álvarez-Cascos, Isidro Fernández Rozada, Reinerio Álvarez Saavedra y Alicia Fernández Armayor, en la convención popular. | LNE

El entonces presidente regional, Sergio Marqués, con gesto serio, junto a Álvarez-Cascos, Isidro Fernández Rozada, Reinerio Álvarez Saavedra y Alicia Fernández Armayor, en la convención popular. | LNE / Juan A. Ardura

Oviedo

El PP asturiano vivió su particular «día H», probablemente sin ser consciente de las consecuencias que acarrearía, el último fin de semana de febrero de 1998. Una convención a puerta cerrada en Cangas de Onís se convirtió en el principio del fin del único Gobierno popular en Asturias y desató el cisma entre quienes tomaron partido por el presidente del Principado, Sergio Marqués, y los que se pusieron de parte de una organización bajo el mando del entonces «general secretario», Francisco Álvarez-Cascos. Veinticinco años después, varios protagonistas repasan los detalles de los 107 días de la autodestrucción del único Gobierno del PP en Asturias. 

Aquella convención del PP del último sábado de febrero de 1998 en Cangas de Onís empezaba con mala pata porque el vicepresidente del Gobierno y líder del partido en Asturias, Francisco Álvarez-Cascos; el consejero de Economía, José Antonio González García-Portilla y el eurodiputado Salvador Garriga llegaban en muletas, por lesiones y accidentes varios. Pero acabaría bastante peor, con acusaciones y reproches, primero velados, luego desatados, y marcaría, 107 días después, el final abrupto y cismático del primero y, hasta la fecha, único gobierno del PP al frente del Principado. En poco más de tres meses, saltaron por los aires consolidadas amistades, complicidades entre compañeros y lealtades políticas.

"Íbamos felices y contentos y nos lanzaron dos misiles, no entendíamos nada"

El Gobierno de Sergio Marqués llegaba a aquella convención en el restaurante Casa María, de Cangas de Onís, con la satisfacción de los deberes hechos ante doscientos cargos del PP asturiano. "Habíamos cumplido en dos años la mayor parte del programa electoral. Íbamos felices y contentos, pero a las primeras de cambio nos encontramos con dos misiles, uno de la junta local de Gijón y el otro de Gabino de Lorenzo. Era un ataque orquestado en toda regla, no entendíamos nada", relata uno de los miembros del único Ejecutivo popular que ha gobernado Asturias, con una indignación todavía mayor, si cabe, por la perspectiva que permite el paso de los años y los acontecimientos posteriores. Los "misiles" llegaron después de que Cascos cifrase el cumplimiento del programa en un 78%, en un discurso en el que ya dio un aviso al Gobierno de Marqués, al señalar el peligro de que Asturias perdiese los fondos mineros si no había acuerdos rápidos. "Es el mayor disparate en la historia política del Principado", sentenciaba esta semana un protagonistas de aquel cisma.

Francisco Álvarez-Cascos, con muletas, entre Juan José Tielve (a la izquierda) y Sergio Marqués. Detrás, en segundo plano, Ovidio Sánchez y Gemma Ruiz Cuadrado, en la convención popular de Cangas de Onís. | LNE

Francisco Álvarez-Cascos, con muletas, entre Juan José Tielve (a la izquierda) y Sergio Marqués. Detrás, en segundo plano, Ovidio Sánchez y Gemma Ruiz Cuadrado, en la convención popular de Cangas de Onís. | LNE / Juan A. Ardura

Cascos: "Este tema no lo empecé yo"

Testigos de los discursos más críticos de aquella convención, a cargo de Alicia Fernández Armayor (Gijón) y de Gabino de Lorenzo recuerdan que Cascos, pese al toque sobre los fondos mineros, trató de contemporizar, aconsejando más coordinación y diálogo entre el Gobierno regional y el partido. Pero tanto miembros de aquel Ejecutivo regional como dirigentes del PP asturiano de la época coinciden en que el vicepresidente "estaba al corriente de todo. Era el ‘general secretario’ y en el partido de Asturias no se movía un papel sin que el lo supiera". Para más inri, en la comida posterior a la convención, en el Gran Hotel de Ribadesella, Cascos nada más llegar a la mesa dijo que quería a su lado a la esposa de Gabino de Lorenzo, Rita Mari Álvarez, "un gesto que suponía desplazar al presidente Sergio Marqués y a su mujer, Elena Prendes", a los que había visitado en su casa y brindado con ellos solo dos meses antes, en la tarde de Nochevieja. Una visita con fotos en prensa incluidas que muchos interpretaron como el aval de todo un vicepresidente del Gobierno central para que Marqués repitiera como candidato en las autonómicas de 1999. Con la crisis ya irrefrenable y el gobierno asturiano prácticamente a punto de saltar por los aires aseguran que Cascos llegó a decir: "Este tema no lo empecé yo", dejando entrever que las quejas de descoordinación al Ejecutivo de Marqués tenían origen en Isidro Fernández Rozada, Gabino Lorenzo y Mercedes Fernández.

El anticipo denegado a Oviedo, que enfadó a De Lorenzo

La relación entre Gabino de Lorenzo y el Gobierno de Marqués pasó de muy estrecha a tirante en tiempo récord. El nombramiento como consejero de Fomento del ingeniero Juan José Tielve, hombre clave en el impulso de las obras que dieron las primeras mayorías absolutas a De Lorenzo, era una concesión al alcalde de Oviedo, que también colocó en esa consejería, la que entonces movía mayor volumen de recursos de Principado, a dos "superfuncionarios" de confianza. El primer enfrentamiento "duro" con el Principado fue por la marcha atrás de un anticipo que ya estaba negociado con la consejería de Economía, sostiene un concejal ovetense de la época. "Solo estaba pendiente del acuerdo en el Consejo de Gobierno y de repente llama Portilla y nos dice que Marqués se niega al acuerdo porque era un trato preferencial a Oviedo. Automáticamente Gabino decidió que Oviedo se salía de la Sociedad Regional de Recaudación y aquello reventó".

"Un presidente por sorpresa, que reclamó su autonomía"

Colaboradores de Marqués relatan que el presidente tras los primeros ataques internos a su Gobierno aconsejó calma a su equipo de consejeros. "Nos decía: ‘no hagáis caso. Son críticas normales’. Inicialmente no lo atribuyó a una estrategia de acoso". También está muy extendida la idea de que fue "un presidente por sorpresa, que reclamó su autonomía". De hecho, en las previsiones de la dirección nacional del PP no entraba la de gobernar en Asturias en 1995. Mariano Rajoy, a la sazón vicesecretario nacional, mandó cartas a todos los candidatos autonómicos para recomendarles control en el uso de la tarjetas de crédito en caso de victoria, y a Marqués le apostilló que "aunque no era su caso, debía mandarle también el aviso".

El único que confiaba en la victoria era el propio Sergio Marqués, asegura uno de sus más estrechos colaboradores, que permaneció fiel en los momentos más duros y ásperos del cisma interno: «Estaba convencido de que iba a ganar las elecciones y a gobernar porque con la posición crítica que mantenía Julio Anguita con el PSOE estaba seguro de que IU no iba a apoyar la investidura del candidato socialista, fuera quien fuera». Y pese a lograr la victoria, añaden, ya tuvo que hacer frente a desaires la misma noche electoral. «Mercedes Fernández no compareció en la fiesta del PP en Gijón y luego presumió de que no había sido consejera porque no quiso. No soportaba estar a las órdenes de Sergio Marqués», relata un asesor del entonces presidente regional. Un veterano exdirigente popular comenta, a la vuelta de 25 años, que «Marqués tenía encima a Cascos por la mañana todos los días hasta el punto que su jefe de gabinete, Salvador Fuente, le dijo: «El Presidente eres tú».  

La Ronda Norte de Oviedo, que pudo haber sido y no es

El cisma del PP asturiano también se llevó por delante la Ronda Norte de Oviedo que se iba a financiar con fondos mineros, tras lograr el Principado el visto bueno tanto de los sindicatos como de los ayuntamientos mineros. El anuncio del trazado por parte de la consejería de Fomento de Juan José Tielve el 14 de febrero de 1998 desató rencillas del equipo de gobierno ovetense, que vio un episodio más de descoordinación. Las discrepancias sobre el trazado acabaron con un acuerdo entre De Lorenzo y Cascos tras el cual la ronda perdió la financiación de los fondos mineros, unos 60 millones de euros, y el Ministerio de Fomento asumió una ronda de circunvalación que 25 años después no ha pasado de los papeles y las infografías.  

La disputa de Langreo, los versos de Quevedo y el ultimátum de Cascos

El pulso discurrió durante dos meses con golpes de efecto en los que Cascos exigía «disciplina» a Marqués, mientras De Lorenzo le acusaba de marginar a Oviedo, a los que el presidente del Principado contestó pidiendo una intervención en las más altas instancias, a un José María Aznar presidente del Gobierno y del PP. Unas encuentros empresariales en Langreo, el 4 de junio, reventaron los acercamientos que trataban de tejer dirigentes a uno y otro lado de las líneas de fuego, como el por entonces presidente de la Junta General, Ovidio Sánchez; el vicepresidente del Gobierno autonómico, Ramón García Cañal o el respetado Noel Zapico, director general de Cooperación y uno de los fundadores del PP en Asturias. Abrió el acto Cascos y el consejero Tielve tomó la palabra para pronunciar los versos de Quevedo «No he de callar por más que con el dedo, ya tocando la boca o ya la frente, silencio avises o amenaces de miedo. ¿No ha de haber espíritu valiente?». Cascos no toleró lo que interpretó como un desafío y exigió a Marqués el cese de Tielve, que nunca llegó. «¿Pero como no iba a tomar la palabra el Consejero si esas jornadas estaban financiadas por el Gobierno regional?», coinciden asesores y miembros de aquel Ejecutivo. 

«Se lo había encomendado a Paco, yo estaba en otras cosas»

José María Aznar dejó hacer en Asturias. Años después, cuando ya no era presidente y en una sobremesa de confidencias en un restaurante de Oviedo, reveló que el cisma del partido en Asturias «se lo había encomendado a Paco, yo estaba en otra cosas», en alusión al que en 1998 era secretario general del PP.   

Dimisiones en cadena, llantos y pérdida del chófer  

El 9 de junio la dirección del PP asturiano pone la proa al Gobierno regional, metiendo presión a tres bandas. El Grupo Popular retira la confianza a Marqués. El viceconsejero de Bienestar Social, Javier Suárez Álvarez-Amandi dimite con lágrimas de por medio y el 15 de junio dejan el Ejecutivo el vicepresidente, Ramón García Cañal, el director de Cooperación Noel Zapico, y el consejero de Agricultura, Luis Peláez, quien en plena vorágine dice, según testigos presenciales, que lo siente porque se queda sin chófer. Era el punto final del primer gobierno del PP en Asturias, aunque Marqués decidió seguir adelante contra viento, marea y contra sus antiguos compañeros.

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