La demografía no da un respiro en Asturias: la mortalidad se modera pero vuelven a desplomarse los partos

La región registra el inicio de año con menos muertes desde 2016 y el cuarto descenso de la natalidad más acusado de España en enero

La demografía no da un respiro en Asturias: la mortalidad se modera pero vuelven a desplomarse los partos

La demografía no da un respiro en Asturias: la mortalidad se modera pero vuelven a desplomarse los partos / LNE

La mortalidad, doloroso talón de Aquiles de la demografía asturiana en 2022, se ha dado un respiro con el cambio de año y ha devuelto los primeros recuentos de muertes de 2023 a niveles que incluso mejoran los inmediatamente anteriores al estallido de la pandemia. Puede que sea pronto para elevar datos a tendencia, pero el resumen de las ocho primeras semanas del año –desde el inicio hasta finales de febrero– contiene la hinchazón del covid con un balance de 2.287 fallecimientos que no rebaja sólo los de los eneros y febreros de 2021 y 2022 –los de las muertes todavía disparadas por el coronavirus–, sino también los de todos los inicios de año desde 2016.

La estimación semanal que el Instituto Nacional de Estadística (INE) efectúa a partir de las inscripciones en los registros civiles informatizados habla de una tregua de 119 decesos menos que en 2022 hasta febrero y de una merma de 227 respecto del mismo período de 2021. Porcentualmente, el recorte roza el cinco por ciento en el último año e inscribe a Asturias como la octava región con un descenso más acusado dentro de una tendencia nacional generalizada a la contracción de la mortalidad poscovid que únicamente consigna incrementos en las comunidades de Extremadura y Castilla-La Mancha. El posible efecto benéfico que este descenso de las muertes debería haber tenido sobre la demografía asturiana queda atenuado, no obstante, por la inversión hacia el declive que, en paralelo, ha experimentado la curva de los nacimientos, que venía de 2022 con una levísima inclinación ascendente que enero ha cortado en seco. El primer recuento mensual de partos de este ejercicio en Asturias, 393, rebaja en un 7,2 por ciento el que la misma fuente asigna al primer mes de 2022 y corta el ligero incremento que llevó a la región, la que arrastra desde los años ochenta la natalidad más menguada de España, a cerrar el año pasado con más alumbramientos que en los dos ejercicios precedentes.

Se entiende que enero ha detenido a la vez los rumbos al alza que traían los nacimientos y las muertes, pero esto queda pendiente de evolución. A la espera de comprobar si el dato encuentra continuidad con el correr de los meses, de momento los cómputos de fallecidos en las primeras semanas de este año también quiebran una propensión a la escalada que, según la misma estadística del INE, se venía repitiendo casi ininterrumpidamente, semana a semana, desde la primavera de 2022. El arranque del ejercicio es el menos desfavorable de los últimos siete y aquí la observación del INE coincide básicamente con la del sistema de monitorización de la mortalidad diaria (MoMo) que tutela el Instituto de Salud Carlos III. Con todas las precauciones a que induce lo prematuro del dato, también esta fuente constata que el inicio de 2023 ha atenuado los "excesos" de mortalidad detectados en todo el año pasado. El MoMo computó 1.266 muertes por encima de las "estimadas" en todo 2022 –es el segundo dato más elevado de la serie después del anómalo y pandémico 2020– y ya llevaba doscientas por encima de las previstas al llegar a marzo; este año, en el dato actualizado hasta el 13 de marzo, prácticamente ya no hay exceso.

Una resta de 25 al día

La peor parte de este corte de las tendencias demográficas con el que ha nacido 2023 está en el primer avance de los partos. Los 393 que el INE asigna a Asturias en enero suponen un retorno a la línea descendente más habitual en la estadística demográfica asturiana y una abrupta interrupción de los crecimientos leves que registró, sin apenas fisuras, todo el año pasado. La natalidad retrocede en toda España, pero la caída asturiana del 7,2 por ciento eleva en seis puntos y medio la media nacional del 1,7 y es la cuarta más acusada tras las de Navarra, Murcia y Castilla-La Mancha.

A falta de datos más actualizados y certificados que éstos, todavía provisionales y afectados por el corto plazo, se percibe un cambio de tendencia todavía por concretar que sustituye los incrementos de natalidad y mortalidad que caracterizaron todo 2022 por la situación exactamente opuesta.

Al final, no obstante, los valores se compensan y lo que varía poco es la distancia profundamente desequilibrada entre los nacidos y los muertos. La resta entre los 393 partos y los menos de 1.178 muertos de enero da una pérdida de población por motivos estrictamente vegetativos –sin contar el efecto corrector de los saldos migratorios– de aproximadamente 785 habitantes.

Es un descenso muy próximo a la media mensual de 764 registrada el año pasado y mantiene estable un promedio profundamente anómalo de 25 habitantes menos al día por la simple resta entre los partos y las defunciones.

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