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La primavera será "leve" para los alérgicos en la cornisa cantábrica

La Sociedad de Alergología alerta sobre el cambio climático y la contaminación como causas del aumento de enfermedades por pólenes

Un hombre pasea por un parque en Avilés. | MIKI LÓPEZ

Más de 8 millones de españoles son alérgicos al polen. Un porcentaje suficientemente importante como para que la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) presente sus previsiones para esta primavera. Según sus estudios, los alérgicos se enfrentan a una primavera variable en el centro peninsular; de intensidad variable en Extremadura y Andalucía; leve en Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco, Navarra y La Rioja y en el litoral mediterráneo y muy leve en las Islas Canarias. En general, la previsión es que sea una primavera moderada para los alérgicos, auguran los médicos. Pero, matizaron, va a depender de las condiciones climáticas de las próximas semanas.

Incidiendo en lo que se espera que ocurra en la cornisa cantábrica, donde los pólenes más frecuentes son los de gramíneas y abedul, los alérgicos se enfrentan a una primavera que puede oscilar entre los 1.500 granos/m3 de Logroño y los 3.000 granos/m3 de Oviedo y Vitoria. En ciudades como Santander, Bilbao, Pamplona y San Sebastián tendrán niveles de gramíneas cercanos a los 2.000 granos/m3, indican los datos de la sociedad científica.

La convivencia de períodos de sequía con precipitaciones abundantes y las variaciones en las temperaturas, fundamentalmente, condicionan el momento y la forma de la polinización de las plantas y, por tanto, la sintomatología de los pacientes, han explicado ayer en rueda de prensa los responsables de la SEAIC que, como cada año, han presentado sus previsiones. La primera consideración que hicieron desde la sociedad científica es que el cambio climático "es una realidad incuestionable".

Para poder determinar la intensidad de la primavera de este año en las diferentes zonas geográficas, el Comité de Aerobiología Clínica de la SEAIC ha utilizado los datos de temperatura, precipitaciones y humedad suministrados por la Agencia Estatal de Meteorología junto con los datos históricos de pólenes de gramíneas de las diferentes estaciones de la Red de Captadores de la sociedad científica.

El cambio climático, insisten los especialistas, es una realidad y uno de sus múltiples efectos es el aumento de las enfermedades alérgicas por pólenes, por tres motivos: aumento en la concentración de los pólenes, mayor tiempo de exposición y la agresividad potencial a la que se ven sometidos. Los especialistas indicaron que el aumento de la temperatura por el cambio climático junto a los gases de efecto invernadero como el CO2, actúan como fertilizante de las plantas contribuyendo a un incremento en la producción de pólenes. Zapata ha explicado que "el aumento de las temperaturas está adelantando el periodo de polinización y retrasando su finalización, aumentando el periodo de exposición a los pólenes. Además, los contaminantes químicos actúan sobre las plantas y estas se defienden aumentando la alergenicidad".

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