Natalia Lobeto pasó de la ilusión a la desesperación con el PERTE Agroalimentario tan pronto como tuvo contacto con los requisitos para acceder a estas ayudas de la UE para facilitar la recuperación económica en los territorios tras la pandemia. Lobeto está al frente de la quesería artesana Redes (Campo de Caso), donde elabora casín. "Cuando nos hablaron del PERTE los queseros artesanos asturianos nos entusiasmamos mucho por todo lo que podía suponer de ayuda", explica Lobeto a LA NUEVA ESPAÑA. "Era una oportunidad única para modernizarnos, digitalizarnos y mejorar nuestra eficiencia energética, algo muy importante hoy en día".
Pero las ilusiones de Natalia Lobeto se diluyeron pronto al descubrir que al final no le merecía la pena. Lo primero, por todo el tiempo que iba a tener que emplear en la tramitación, pero sobre todo por los costes: "Los que me generaba eran elevadísimos y la ayuda no me merecía la pena". Como ella, se cuentan a pares los pequeños empresarios agroalimentarios asturianos que desistieron de optar a los fondos. Se calcula que unos 90% se han quedado fuera.
Otros que lo hicieron, como la quesería Rey Silo, se han quedado por el camino con gran disgusto después de un largo año de gestiones, trámites con las consultoras y mucho esfuerzo. El proyecto presentado por la firma de Pascual Cabaño para abrir una ecoquesería 4.0 en los teitos de Somiedo ha sido rechazado por "falta de madurez", cuando su promotor empezó con el mismo hacia el año 2000 y ha llegado a presentarlo en Bruselas y en la Presidencia del Principado.
"Tal y como está concebido el PERTE nos echan a los pequeños", sostiene Natalia Lobeto. "No les interesamos y más bien somos un engorro". En su caso tenía pensado presentar un proyecto para eficiencia energética, mecanización y robotización de su quesería. "Lo primero que me echó para atrás fue que tenía que pagar una cantidad enorme a la empresa consultora para que nos armase el PERTE", reseña. Esto ya supuso una criba grande entre las queserías artesanas asturianas, más limitadas para hacer frente a grandes desembolsos de dinero.
En el caso de Rey Silo, para optar al PERTE agroalimentario se incluyó en un consorcio, Quesos de España, con firmas pequeñas de todo el país –estos grupos deben implicar como mínimo a dos comunidades autónomas–, así como una grande del sector, la denominada "proyecto tractor". Fueron largos y apurados meses de trámites –la convocatoria fue el 2 de agosto y el plazo se cerró a mediados de este mes– para que al final la consultora tumbara el proyecto.
Natalia Lobeto cree que las pymes tienen más complicado que las grandes compañías acceder al PERTE por ser "proyectos pequeños, diferentes, menos estandarizados, que obliga a las consultoras a hacer grandes esfuerzos y por eso optan por rechazarnos en cuanto ven algo, que es lo que le pasó a Rey Silo".
La quesera de Caso lamenta la "gran oportunidad perdida" con Europa. "Es una pena porque tenemos derecho los pequeños a poder modernizarnos, mejorar nuestra eficiencia energética y aprovechar todo lo que podamos las nuevas tecnologías. Pero sin ayuda, nos resulta imposible afrontar los gastos. Y cada vez esto se pone más complicado, pues si no nos modernizamos la brecha digital será cada vez más grande entre la industria quesera y la quesería artesanal. Yo no quiero hacer quesos en serie, sino mejorar mi forma de trabajar, ser más eficiente y competitiva. Pero viendo las trabas que nos ponen parece que no tenemos derecho, solo las grandes empresas pueden".
La oposición, contra el caos burocrático, pide una nueva convocatoria
Cierta indignación e incredulidad reina entre los partidos de la oposición en Asturias por la escasa presencia de empresas regionales en el PERTE agroalimentario, como publicó LA NUEVA ESPAÑA. Luis Venta Cueli, candidato del PP por el Oriente, cree que la situación «se veía venir» por muchas razones, entre ellas, «la complicada tramitación, los retrasos.... Fue un caos». Cueli criticó que en el caso de la quesería rechaza en Somiedo ahora se ofrezcan «migajas» en forma de fondos Leader. «Lo que está visto es que hubo un desinterés del gobierno regional por el PERTE frente a otros, como Galicia. De hecho, hay empresas lácteas asturianas que han accedido a la ayuda a través de consorcios gallegos».
En Foro, Adrián Pumares ha pedido que se revisen las condiciones para que haya una nueva convocatoria. «Es obvio que algo no funciona si el 90% de las empresas asturianas se queda fuera de una ayuda esencial», dijo. Y criticó con dureza «la gran mentira de la ‘guerra contra la burocracia’ de Barbón’».
Ovidio Zapico, de IU, también critica la excesiva burocracia: «Es lamentable que nos encontremos en una situación en la que la mayor parte de los proyectos asturianos han quedado excluidos. Las cosas no suceden por casualidad: llevamos mucho tiempo advirtiendo de que la gestión de los fondos europeos en general y estos no se escapan de esa crítica, necesitan una apuesta clara desde Asturias para superar todos los requisitos burocráticos. Necesitamos un cambio de timón en lo que es la gestión de los fondos y medidas de acompañamiento, que permitan en futuros proyectos y convocatorias que las pequeñas y medianas empresas agroalimentarias puedan también beneficiarse de los fondos europeos».
Este periódico pidió, sin éxito, una valoración a la consejería de Desarrollo Rural.