El ejército de cubas ganaderas que salvó Navelgas de las llamas

Una legión incansable de tractoristas carga agua del río Esva y riega los montes y los alrededores del pueblo: "Esto tiene que saberse", dicen agradecidos los vecinos

Así trabajan las cubas de riego en la lucha contra las llamas

J. Ardura

Juan A. Ardura

Juan A. Ardura

El trajín de tractores es continuo, incesante. Ganaderos de la comarca con cubas de riego, cargadas con 5.000, 8.000 y hasta 15.000 litros de agua, se convirtieron ayer en los principales aliados de Navelgas y todos los pueblos del entorno, asediados como nunca antes por las llamas que tiznaban un paisaje desolador. Como un ejército incansable, que se turnaba para sacar adelante sus respectivas ganaderías porque "también tenemos que atender lo de casa", según relata Marcos Rodríguez durante una breve parada, mientras carga el agua salvadora en el río Esva, a su paso por el corazón de Navelgas.

Voluntarios al rescate

Voluntarios al rescate / Juan A. Ardura

Fueron 72 horas sin parar, arriba y abajo, tan pronto en la gasolinera de las afueras de la localidad como en Foyedo, Yerbo, La Atalaya, Naraval o en la carretera que comunica esta zona de Tineo con Paredes. "Esto tiene que saberse, les estamos muy agradecidos porque sin su ayuda, totalmente desinteresada, nos habría comido el fuego. Están haciendo un trabajo impagable", asegura Pablo García mientras corre para acercar una llave a Noel Fernández Magadán. "Tiene un taller de maquinaria agrícola en el polígono de La Curiscada, pero es de aquí y no dudó en venir a echar una mano. Lleva dos días trabajando sin parar", añade el dueño de la única gasolinera de Navelgas, para la que la cercanía del fuego entraña un peligro incuestionable. Mientras tanto, Noel Fernández Magadán se afana junto a un compañero, Rubén Fernández Barrero, en desatrancar una de las piedras que ha atascado la manguera con la que se extrae el agua del río. "Es que se quita el filtro para cargar más rápido y a veces la bomba succiona piedras y se produce el atasco", explica el joven Manuel Álvarez, otro de los ganaderos que con su hermano, Raúl, también remonta una y otra vez la carretera para refrescar los montes de todo el entorno. "Es una pena que no haya un sitio adaptado para que las cubas puedan cargar agua libre de piedras, o con accesos adecuados. Pero es que ahora al río no te puedes ni arrimar", lamenta Pablo García mientras corre a por una llave inglesa con la que tratar de desbloquear la boca de manga de la cuba.

"¡Si no estamos aquí los ganaderos, cuidado, eh!", recalca Raúl Álvarez, al que las prisas por volver a "refrescar" los montes de pinos y eucaliptos en llamas le llevan a dejar para mejor momento el quinto de cerveza que le ofrece una de las vecinas agradecidas de Navelgas por tanto esfuerzo y labor. "Bien lo merecen", afirma. Toca volver a la faena, en la que los hermanos Álvarez, Noel Fernández y Marcos Rodríguez siguen cuando llega a Navelgas la comitiva del ministro Fernando Grande-Marlaska.

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