La lluvia sofoca el infierno y los expertos apuntan a indicios que refrendan la teoría de incendios provocados

Los puntos de inicio de los fuegos son "los de siempre", señalan

El monte Valdebois, en la Reserva Natural Integral de Muniellos, ayer, calcinado. | Geotrupes

El monte Valdebois, en la Reserva Natural Integral de Muniellos, ayer, calcinado. | Geotrupes

Ramón Díaz

Ramón Díaz

Llegó la ansiada lluvia para ayudar a los equipos de extinción a sofocar el infierno desatado en Asturias desde el pasado miércoles en forma de incendios forestales. Aunque todavía quedaban en la tarde de ayer 22 fuegos activos, la mayoría estaban estabilizados. Todavía con los rescoldos del desastre presentes, llega el momento del recuento de daños; de iniciar lo que el presidente del Principado, Adrián Barbón, denominó "la reconstrucción", y de centrar esfuerzos en la determinación de responsabilidades y la identificación de los autores de la mayor ola de incendios de la historia de Asturias: llegaron a contabilizarse este viernes hasta 135 a la vez, que afectaron a más de 40 concejos.

Las llamas han destruido casas, cuadras y hórreos; han arrasado montes; han provocado la evacuación de más de 400 personas y han obligado a cortar carreteras –incluida la autovía del Cantábrico durante 14 horas– y líneas de ferrocarril. El desastre ha sido de tal calibre que el Principado solicitará en los próximos días la declaración de zona catastrófica. Solo en el Occidente, en una valoración "muy provisional" que aún podría variar al alza o a la baja, se habrían calcinado 11.000 hectáreas de terreno, según el gerente del Servicio de Emergencias del Principado de Asturias (SEPA), Óscar Rodríguez.

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La evolución favorable de los incendios y de las condiciones meteorológicas llevó al Gobierno del Principado a decretar el paso de la fase crítica del Plan Especial de Protección Civil por Incendios Forestales (Infopa) a la "Situación 1", que es aquella en la que los fuegos requieren para su extinción, el concurso de medios, procedimientos y protocolos de uso habitual con la aplicación de operativos especiales. Dejaron así de prestar apoyo la Unidad Militar de Emergencia (UME) y los servicios de extinción de otras comunidades autónomas. Además, el Ejecutivo asturiano retiró el puesto de mando avanzado de la lucha contra el fuego de Valdés, por lo que regresó a la base de La Morgal.

Barbón, mientras tanto, señaló que la ola de incendios responde a una "estrategia organizada que persigue provocar el mayor daño". Fuentes del Ejecutivo matizaron que las palabras del Presidente se refieren a que existen indicios de que la mayoría de los incendios fueron provocados y de que, además, "la intención no fue solo quemar, sino hacer más difícil apagarlos, encendiendo nuevos focos a propósito".

A última hora de la tarde eran cinco los incendios en los que se seguían presentes los equipos de extinción. En Piñera de Arriba (Lena) permanecían un helicóptero de Bomberos y efectivos de La Morgal. En Naraval (Tineo) actuaban bomberos de Valdés. En la también tinetense zona de Rañadoiro trabajaban bomberos de Cangas del Narcea. En Casa Ríos, también en Tineo, seguían peleando contra el fuego bomberos de Valdés. Finalmente, en Buestefollado (Valdés) protagonizaban las tareas de extinción bomberos de Barres (Castropol).

Con el apagamiento de los incendios llegaron también las críticas. Entre ellas, la de la asociación Geotrupes, que reveló que el Principado ocultó que el fuego afectó a a la Reserva Natural Integral de Muniellos, donde calcinó el monte de Valdebois, hábitat de osos y urogallos. El biólogo Alfredo Ojanguren, miembro de ese colectivo, subrayó que a ese "olvido" se suma el hecho de que "nadie fue a apagar el fuego". Calificó el silencio del Ejecutivo de "inentendible" y aventuró que podría deberse a que "si algo no existe se ahorran unas críticas". Recordó las palabras del consejero de Medio Rural, Alejandro Calvo, al inicio de este mandato en la Junta con las que defendió "el uso cultural del fuego" por parte de los ganaderos. "Esto es consecuencia de aquello", sentenció.

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Voces críticas

Empezaron también a oírse voces, sobre todo entre los colectivos conservacionistas, reclamando la modificación de la Ley de Montes para evitar el lucro y el aprovechamiento urbanístico del suelo gracias a los incendios, derogando el cambio introducido por el Gobierno del PP en 2015 que permite recalificar los suelos forestales quemados. Exigen volver al texto anterior, que prohibía cualquier aprovechamiento durante 30 años.

Los ganaderos, por su lado, niegan cualquier implicación en los incendios y destacan que buena parte de ellos ocurrieron en zonas que no podrán aprovechar, por lo que las quemas no les reportan ningún beneficio.

En cuanto a las investigaciones sobre el origen de los incendios, todo indica que los puntos de inicio de los fuegos han sido en muchos casos "los mismos de siempre", lo que respalda la sospecha de Barbón de que fueron intencionados. Las fuentes consultadas destacaron la dificultad que entraña hallar a los culpables, aunque las causas son "casi siempre" conseguir espacios para el aprovechamiento ganadero, "como señalan habitualmente los informes de la Fiscalía y la Guardia Civil, y las sentencias".

Otros expertos lamentaron la pasividad de buena parte de la ciudadanía ante los incendios. "Pasado mañana nadie se acordará de esto", auguraron con pesar.

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