Acelerón en el HUCA a sus nuevas terapias revolucionarias contra el cáncer

La compañía Gilead da luz verde al hospital ovetense para las terapias oncológicas revolucionarias, que cuestan 320.000 euros por paciente

Equipo del banco de sangre del HUCA que obtiene los linfocitos con el separador celular y realiza la preparación de los mismos antes de enviarlos para producir los CAR-T. De izquierda a derecha, las doctoras Eva Martínez y Ángeles Fernández, y las enfermeras Olvido Álvarez y Berta Rivas; en cuclillas, el doctor José María García Gala y la enfermera Verónica Álvarez. Falta la también enfermera Sheila Díaz. | LNE

Equipo del banco de sangre del HUCA que obtiene los linfocitos con el separador celular y realiza la preparación de los mismos antes de enviarlos para producir los CAR-T. De izquierda a derecha, las doctoras Eva Martínez y Ángeles Fernández, y las enfermeras Olvido Álvarez y Berta Rivas; en cuclillas, el doctor José María García Gala y la enfermera Verónica Álvarez. Falta la también enfermera Sheila Díaz. | LNE / Pablo Álvarez

Pablo Álvarez

Pablo Álvarez

Oviedo

La sanidad asturiana acelera el paso en la incorporación de las terapias CAR-T, los tratamientos de vanguardia más revolucionarios frente al cáncer. Por una parte, el primer paciente –al que hace poco más de un mes se le había realizado una extracción de linfocitos para modificarlos en un laboratorio del extranjero y reinfundírselos de nuevo– ya completó anteayer miércoles este segundo paso, y ahora se espera que su evolución sea favorable.

Por otro lado, el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), que ya estaba acreditado para llevar a cabo estos procedimientos con la compañía farmacéutica Novartis –con la que ha trabajado en ese primer caso reseñado–, ha culminado también una segunda acreditación, la de la farmacéutica Gilead. Esto implica que, desde ahora, podrá aplicar tratamientos de ambos laboratorios y aprovecharse de todo el potencial de este tipo de inmunoterapias oncológicas de la máxima sofisticación.

Hasta el momento, la Consejería de Salud ha impuesto un riguroso silencio informativo sobre el arranque de esta nueva prestación médica. Se estima que de las terapias CAR-T se han beneficiado hasta la fecha unos 30 pacientes asturianos –entre niños y adultos– afectados por linfomas, leucemias y mielomas y en los que habían fracasado las terapias convencionales. Estos enfermos fueron derivados por el Servicio de Salud del Principado (Sespa) a hospitales de otras regiones. Hace unos meses, el HUCA logró la acreditación inicial otorgada por del Ministerio de Sanidad para realizar tratamientos CAR-T.

El procedimiento se basa en potenciar el sistema inmunitario del propio enfermo, en particular, los linfocitos T (un tipo de glóbulos blancos). Se lleva a cabo en varios pasos. El primero es una aféresis –extracción de sangre– del paciente. De la sangre se aíslan las células T, y Gilead o Novartis las envían a un laboratorio, fuera de España, donde son modificadas. En ese laboratorio se producen grandes cantidades de esas células reforzadas, que se administran al paciente mediante infusión, paso dado este pasado miércoles con el primer enfermo. Esas nuevas células T están entonces preparadas para atacar con éxito a las células tumorales.

El coste de la terapia se fracciona en dos pagos: la segunda mitad, solo si hay resultados

El HUCA aplicará este tipo de inmunoterapia a pacientes mayores de 18 años con cánceres hematológicos, como son el linfoma B de células grandes, el linfoma de células de manto, el mieloma múltiple y la leucemia linfoblástica aguda.

El tratamiento de cada paciente cuesta unos 320.000 euros. Según los acuerdos vigentes, los servicios públicos de salud –en este caso el Sespa– abonan el precio del tratamiento en dos mitades: una en el momento en el que se infunden en el paciente sus propias células T; y la otra mitad al cabo de 18 meses, siempre que el enfermo esté vivo y que la terapia esté dando un determinado nivel de respuesta. En esto consiste el denominado pago por resultados, procedimiento pactado entre el Ministerio de Sanidad y las empresas farmacéuticas que suministran el tratamiento.

Hasta hace unos meses, las inmunoterapias CAR-T se practicaban en varios hospitales españoles, entre los que no figuraba ninguno de la cornisa cantábrica. El HUCA estuvo un largo tiempo buscando la preceptiva acreditación del Ministerio de Sanidad para poder llevarlas a cabo. Según la Consejería de Salud, la disponibilidad de estos tratamientos redundará "en una mayor equidad, seguridad, calidad y eficiencia para la ciudadanía".

La aplicación de terapias CAR-T constituye el segundo avance relevante de la sanidad pública asturiana en las últimas semanas, tras el inicio de las intervenciones quirúrgicas con robot en el HUCA (Oviedo) y en el Hospital de Cabueñes (Gijón), el pasado 17 de marzo.

[object Object]

Regina Quiroga, directora médica de la compañía Kite/Gilead, expone algunas claves de las terapias CAR-T que han empezado a aplicarse en Asturias.

¿Qué requisitos ha tenido que cumplir el HUCA para obtener la acreditación para estos tratamientos? «Se trata de un proceso que ha requerido contar con una unidad de aféresis certificada y un equipo multidisciplinar. Todo eso validado por los controles de Kite/Gilead para garantizar la calidad y trazabilidad de los tratamientos». 

¿Cuántos servicios y profesionales están implicados en estos procedimientos? «El proceso ha incluido a un buen número de profesionales del hospital. Entre ellos, el servicio de hematología, la unidad de aféresis, farmacia, neurología, intensivistas y enfermería. Se trata de un equipo multidisciplinar, que ha sido formado y pasado por unas sesiones muy exigentes para garantizar que todas las personas que van a estar en contacto con el producto están entrenados». 

¿A qué tipo de tumores podrán aplicarse en el HUCA los tratamientos del CAR-T de Gilead? «Estos tratamientos están aprobados para el tratamiento de pacientes con linfoma difuso en recaída en tercera línea».

¿Qué tasas de éxito se están registrando? «Los resultados que presentan estos tratamientos aportan esperanza para pacientes que no la tenían. En este sentido, por encima del 40 por ciento de los pacientes tratados han sobrevivido más de cinco años, cuando la mediana de supervivencia para estos enfermos era de apenas seis meses. La llegada de estos tratamientos supone un gran avance y están transformando el curso esta patología, el linfoma difuso, ofreciendo esperanza para aquellos pacientes que hasta ahora no la tenían». 

¿Cuántos procedimientos anuales están previstos? «Es difícil dar una cifra, ya que dependerá no sólo de los pacientes asturianos, sino también de aquellos que puedan referirse desde otras comunidades autónomas».

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents