Compromiso XXI recopila ejemplos de la fuerza de la sociedad civil en el campo

La plataforma presenta su proyecto de visibilización de «iniciativas ejemplarizantes» para «movilizar» y «superar las actitudes pasivas y negativas»

En la fila de abajo, por la izquierda, Astrid Lerma, Azucena Rivas, Flor Tuñón, Óscar Rodríguez Buznego, Margarita Collado, Eduardo Sánchez Morrondo, Olaya Romano, Enrique Rodríguez Nuño –director general de Servicios Sociales–, Reyes Ceñal –directora de Compromiso Asturias XXI– y Carlos Rodríguez de la Torre, coordinador de servicios de la Cámara de Comercio de Oviedo. Arriba, Juan Carlos Rodríguez-Ovejero, presidente de la Fundación Ópera de Oviedo; Javier Niembro, José Sánchez, Alberto González –director general de la Federación Asturiana de Empresarios (FADE)–, Pablo Priesca, Adolfo Rivas, director de la Fundación Vinjoy; Cecilia Pérez, presidenta de la Federación Asturiana de Concejos, y Pepa Fernández Carro, técnica de Compromiso XXI.  | |  LUISMA MURIAS

En la fila de abajo, por la izquierda, Astrid Lerma, Azucena Rivas, Flor Tuñón, Óscar Rodríguez Buznego, Margarita Collado, Eduardo Sánchez Morrondo, Olaya Romano, Enrique Rodríguez Nuño –director general de Servicios Sociales–, Reyes Ceñal –directora de Compromiso Asturias XXI– y Carlos Rodríguez de la Torre, coordinador de servicios de la Cámara de Comercio de Oviedo. Arriba, Juan Carlos Rodríguez-Ovejero, presidente de la Fundación Ópera de Oviedo; Javier Niembro, José Sánchez, Alberto González –director general de la Federación Asturiana de Empresarios (FADE)–, Pablo Priesca, Adolfo Rivas, director de la Fundación Vinjoy; Cecilia Pérez, presidenta de la Federación Asturiana de Concejos, y Pepa Fernández Carro, técnica de Compromiso XXI. | | LUISMA MURIAS / M. P.

M. P.

En el centro de innovación rural de Peón (Villaviciosa), tienen un simulador para experimentar cómo se comportan los cultivos bajo distintas condiciones de cambio climático y diseñan «vallados virtuales» que las cabras respetan. En Asiegu (Cabrales), todo empezó con la implicación del vecindario y con una concentración parcelaria que permitió generar espacios públicos y acabar reanimando un pueblo entero. La Asociación de Mujeres Campesinas de Asturias (AMCA) puede extenderse recitando nombres femeninos de emprendedoras asturianas reconocidas en todo el país y en Porrúa (Llanes), un «milagro participativo» convirtió un terreno de una hectárea donado por una familia indiana en el embrión de un gran proyecto cultural cooperativo. Con esta recopilación de «iniciativas ejemplarizantes», la asociación Compromiso Asturias XXI compuso ayer en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA un «día de celebración de la sociedad civil» en su versión campesina.

Es el primer «encuentro Asturias-sociedad civil» y quiere reunir y enseñar algunos hitos de lo que la implicación colectiva ha conseguido ya en el medio rural asturiano como primer resultado del proyecto de visibilización y cohesión que la plataforma de profesionales asturianos residentes fuera de la región comparte con otras diez entidades cívicas de procedencias tan diversas como la economía, el tercer sector, la cultura o la educación. El propósito, explica el presidente de la asociación, Eduardo Sánchez Morrondo, es poner en marcha el motor de la movilización social exhibiendo las posibilidades que tiene la acción social comunitaria para ejercer influencia sobre otros entornos, «en particular el político», y enseñar la fuerza de la sociedad organizada como impulsora de cambios.

"La clave del futuro de las aldeas es el capital humano", resume el cabraliego Javier Niembro

Quiere ser también una reacción contra la queja y el pesimismo, añade Margarita Collado, vicepresidenta de Compromiso XXI y responsable de la iniciativa, y en la medida de lo posible contribuir a «superar esa actitud pasiva y negativa que predomina» a veces en la región. Empezando por el campo, ayer fueron pasando por el escenario del Club Prensa Asturiana representantes de estimulantes iniciativas de éxito en el medio rural asturiano. Óscar Rodríguez Buznego, profesor de Sociología y Ciencia Política en la Universidad de Oviedo, expuso en su introducción teórica la convicción de que «las sociedades más prósperas son aquellas que tienen una sociedad civil fuerte» y la conciencia de que pese a todos los obstáculos evidentes que se está encontrando en el camino «es llamativo que el campo asturiano haya conseguido introducir en la agenda pública del Principado algunas de sus demandas», dijo citando las infraestructuras, «la relación de la fauna salvaje con el ganado o la protección de los productos autóctonos».

Pero si se trataba de «ver a la sociedad civil en acción», y de enseñar lo que puede conseguir, de eso empezó encargándose Pablo Priesca, director general de la Fundación CTIC. Dejándose mucho en el tintero por falta de tiempo, corrió para enumerar los proyectos del «centro de inteligencia territorial e innovación tecnológica» que la entidad tiene en Peón (Villaviciosa). Habló del simulador climático, o de cómo las cabras de Somiedo respetan sus «vallados virtuales», del proyecto europeo que lideran para el desarrollo de «tecnología para pequeñas explotaciones», de la planta fotovoltaica en pruebas que proporciona energía a algunos vecinos de la zona o del «aula intergeneracional» en la que colaboran niños y mayores para recuperar la cultura local. Lo último que han hecho es digitalizar, cuenta, los sonidos diferentes de las campanas –a muerto, a rebato, a fiesta– para incorporarlos a todo lo que estará en la web habilitada para ello.

Javier Niembro, presidente de la Asociación Cultural Asiegu XXI, y el alcalde de Cabrales, José Sánchez, repasaron el renacimiento del pueblo cabraliego a partir de la concentración parcelaria de 2007 y su concepción como «una oportunidad para reordenar el territorio por iniciativa vecinal», a través de la generación de espacios públicos. No sólo así, pero así también, pasó el pueblo de «tener dos críos al catorce por ciento de su población por debajo de los catorce años». También influyó el desarrollo del sistema agroalimentario local, del que Javier y su hermano y su «Ruta del queso y la sidra» son los principales exponentes, así como la combinación de todo eso con el turismo para huir de los monocultivos… Una conclusión: en el campo asturiano falta guadaña para evitar que se lo coma el monte. Faltan brazos y «la clave del futuro de las aldeas es el capital humano». Sin él, «si no miramos por el talento que hay en la aldea, es muy difícil que podamos tener futuro».

«El futuro del campo asturiano será femenino o no habrá futuro», añadió el regidor cabraliego antes de que llegasen tres componentes de la Asociación de Mujeres Campesinas de Asturias (AMCA) a desmenuzar ejemplos de las emprendedoras que ellas visibilizan año tras año en un «homenaje a la abuela campesina» que de un tiempo a esta parte tiene algo más que abuelas. Flor Tuñón, Azucena Rivas –presidenta y vicepresidenta– y Astrid Lerma hablaron de problemas y preocupaciones, pero también de la carne de Miriam González en Aller, de la seta shiitake ecológica que cultiva María Monge en Belmonte o de los minikiwis de Cristina Secades en un pueblo de Gijón, pero también de emprendedoras de servicios de proximidad, de la construcción sostenible o la eficiencia energética…

Al llegar a otro de los grandes hitos geográficos de la fuerza de la acción social organizada en el campo asturiano, Olaya Romano, vicepresidenta de la Asociación Cultural Llacín, desgranó el procedimiento que hizo crecer en Porrúa, a impulsos de la sociedad civil, el gran proyecto de un colectivo que tiene «más socios que vecinos» el pueblo y que engendró un museo etnográfico, un mercado tradicional, una banda de gaitas, una escuela de música tradicional… No será solo por eso, que también, pero en mitad de un entorno rural declinante «en los últimos veinte años la población de Porrúa se ha movido únicamente en más o menos veinte personas», destaca Romano.