Eurovisión cuela a una asturiana en su "backstage"

Bárbara Barreiro, profesora de Cine y Cultura Visual en la Universidad de Aberdeen (Escocia) y declarada "eurofan", está en Liverpool para hacer una investigación sobre el certamen

La asturiana Bárbara Barreiro León, con su pase de privilegio para disfrutar de Eurovisión, ayer, en el ensayo de la segunda semifinal.

La asturiana Bárbara Barreiro León, con su pase de privilegio para disfrutar de Eurovisión, ayer, en el ensayo de la segunda semifinal. / A. Rubiera

A. Rubiera

A. Rubiera

"La experiencia está siendo increíble. Después de muchos años haciendo estudios de biblioteca y formándome, leyendo y viendo ediciones del festival de Eurovisión en bucle, por fin puedo ver lo que pasa en directo, delante y detrás de las cámaras". La asturiana Bárbara Barreiro León, de Sama de Langreo, destila ilusión por lo que está viviendo estos días en Liverpool, la ciudad del Reino Unido que se ha volcado en la organización del festival de Eurovisión en nombre de Ucrania, país ganador del certamen el pasado año.

Esta asturiana es una "eurofan" declarada, pero también es algo más. Es una estudiosa del fenómeno de Eurovisión. Una investigadora que por unos días ha dejado las monografías, los libros y el trabajo arduo de documentación por vivir una experiencia completamente distinta, con pase propio al "backstage". Por ejemplo, la noche del miércoles "estuve con los periodistas de cada país mientras se anunciaban los finalistas de la primera semifinal del certamen, y pude ir a la rueda de prensa con los artistas. He podido hablar con algunos de los músicos y estoy tratando con ‘eurofans’ y otra gente conocida en el medio eurovisivo para poder acercarme a todos los puntos de vista". Y, sobre todo, está aplaudiendo y disfrutando como quizá nunca pensó que fuera a hacerlo, en lo que considera que "sigue siendo el evento musical más grande del mundo".

Doctora en Historia del Arte por la Universidad de Oviedo y profesora titular de Cine y Cultura Visual en la Universidad de Aberdeen, en Escocia, donde lleva viviendo siete años, Bárbara Barreiro siempre ha sido lo que se conoce como una fanática del certamen de Eurovisión "y recuerdo verlo desde que era muy pequeña". Si tiene que fijar esa primera imagen que le llega de la gran cita musical, "me viene a la mente ver a David Civera en la edición de 2001. Me fascinaba el concurso en todas sus formas y desde todas las perspectivas y ahora que soy profesional entiendo por qué me maravillaba cuando era pequeña", relata.

Está inmersa en el estudio de "los rasgos que representan las identidades culturales de Eurovisión. Esto puede ser tanto los rasgos nacionales, como también europeístas. Hago esto desde un punto de vista de la cultura visual, ya que me he especializado en cultura popular en las artes", comenta.

Por su conocimiento y toda la dedicación que le ha puesto a Eurovisión, sabe que el concurso nació con el objetivo de "mantener una Europa unida después de la Segunda Guerra Mundial". Pero es consciente de que en algunas de sus etapas, al menos en España, pasó por una minusvaloración. "El hecho de ver el festival como algo ‘casposo’ creo que es muy del sur de Europa. No se ve así en los países escandinavos, por ejemplo, donde Eurovisión es un evento muy importante culturalmente", expone. Dice que "se conoce por ser un evento musical, pero tiene mucho más detrás que a veces pasa desapercibido y eso es lo que yo estudio: la importancia cultural e identitaria, no solo como evento, sino también como experiencia, y el patrimonio visual y artístico que tiene detrás. Eurovisión es unidad, cultura, y el patriotismo se extrapola a un contexto de comunidad, democracia y buenas intenciones que creo que sigue respetando los valores bajo los que se creó hace casi 70 años".

En este gran show artístico y musical, España, dice esta especialista asturiana, "está este año, otra vez, en buena posición. Creo que los toques folclóricos son esenciales en Eurovisión y la canción de España –el ‘Eaea’ de Blanca Paloma– se ha ganado un hueco entre los ‘eurofans’. Mi opinión personal es que la canción debe representar las identidades y el patrimonio cultural del país al que representa, aunque cada uno va a tener particularidades. Por ejemplo, Suecia suele presentarse en inglés con canciones pop, pero ellos lo inventaron y lo patentaron como su identidad nacional y su proyección al resto de Europa". Aún tiene días para continuar su análisis. Y, sobre todo, para disfrutar de Eurovisión. Su pronóstico es "la victoria está entre Suecia y Finlandia, aunque creo que ganará Loreen para Suecia".

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