El emotivo homenaje póstumo a siete maestros en la Universidad de Oviedo: "Dejan un gran legado"

La Facultad de Formación del Profesorado y Educación celebra el legado de los maestros

Si enseñar es un ejercicio de inmortalidad, como reza la cita del escritor brasileño Rubén Alves rescatada por el vicerrector de Relaciones Institucionales de la Universidad de Oviedo, Humberto Rodríguez, los siete profesores del departamento de Ciencias de la Educación y de la Facultad de Formación del Profesorado y Educación que recibieron ayer un homenaje póstumo en la casa en la que ejercieron la docencia tienen garantizada la vida eterna.

Se trató de un tributo "imprescindible" –en palabras de Celestino Rodríguez, decano de la Facultad– con el que la Universidad pretendía ponderar el "gran legado" dejado por cada uno de los docentes laudados, a la sazón, por siete homólogos de Formación del Profesorado y Educación.

María Esther del Moral, encargada de glosar la figura de María del Rosario Piñeiro, "Charo", madre a su vez del periodista de LA NUEVA ESPAÑA Chus Neira, la definió como una mujer culta y sencilla con la que también casaban adjetivos como "emprendedora", "trabajadora o "incansable" que siempre prestó ayuda a quien se lo solicitó "de modo incondicional" y cuya inteligencia le permitió "adelantarse a las necesidades de los demás" para aliviar al prójimo con su empatía.

En una atmósfera de gran emotividad en la que se desparramó más de una lágrima, el resto "laudatios" fueron igualmente emotivas. A José Luis López su colega Carmen Fernández lo recordó como un compañero "respetado y apreciado por todos los que hemos tenido la ocasión de conocerle"; para comprender quién fue Ireneo de Lucas, basta con recuperar las palabras que le dedicó su alumna María Milans: "Ha sido una de las personas que más ha marcado mi visión de la Educación y mi forma de trabajar".

"Todo el que le haya conocido estará de acuerdo en que es un ser diferente, con una forma de pensar especial", explicó José Antonio Cecchini sobre Ezequiel Martínez. "Cercano, dulce y sonriente" era el carácter de Marisa Pereira en opinión de Julián Pascual, calificativos tan generosos como los que le dedicó Marta García a Ramón Pérez, un "hombre del renacimiento" al que consideraba "el mejor compañero de viaje que pude tener y tendré".

Suscríbete para seguir leyendo