Ante el creciente aumento de las listas de espera para primeras consultas con los oftalmólogos de la sanidad pública, la Consejería de Salud está diseñando un plan piloto: contratar a especialistas en óptica para que, desde los centros de salud, descarguen las agendas de los médicos en todas aquellas tareas que puedan resolver desarrollando sus propias competencias. "Esta idea ha surgido de conversaciones con los profesionales de algunos servicios de oftalmología", explicó a LA NUEVA ESPAÑA la consejera de Salud, Conchita Saavedra.
Antes de la pandemia de covid, en junio de 2019, la sanidad pública regional acumulaba 8.616 pacientes en lista de espera para ser vistos por el oftalmólogo, con una demora media de 65 días. La tendencia posterior ha sido de permanente aumento, hasta alcanzar los 18.314 usuarios en espera a finales del pasado mes de junio (más del doble que cuatro años antes), con un promedio de espera de 113 días. Este dato de demora es el segundo más elevado de todo el sistema sanitario público autonómico, sólo superado por el que presentan las unidades de tratamiento del dolor.
La población envejece, los problemas visuales aumentan y, de otro lado, es bien conocido que, a la hora de valorar las ofertas que reciben para realizar horas extraordinarias, entre los oftalmólogos se observa un razonable nivel de aceptación para operar, pero sensiblemente más bajo para pasar consulta. En consecuencia, oftalmología –y en particular su vertiente diagnóstica– es una de las especialidades médicas que sufre escasez de efectivos de manera crónica en toda España.
Oftalmología es una de las especialidades que sufren una escasez crónica de facultativos
Ante este panorama, y en coherencia con una de las principales prioridades de la Consejería de Salud para la legislatura que comienza –ajustar las esperas a unos plazos razonables–, el Servicio de Salud del Principado (Sespa) ha optado por poner a prueba una opción novedosa: incorporar a graduados en óptica y optometría. Estos profesionales, que no son médicos, están capacitados para prevenir, detectar y solucionar problemas visuales. Entre otros cometidos, se encarga de detectar las alteraciones oculares refractivas que pueden ser corregidas por sistemas ópticos (gafas y lentes de contacto), aplica terapia visual y propone técnicas de educación visual, de contactología y de higiene visual.
"Nuestro objetivo es que, en la red de atención primaria, los ópticos puedan hacer una valoración de las retinografías y de la agudeza visual en total coordinación con el oftalmólogo, realizando un cribado previo y determinando qué pacientes necesitan ser vistos por el oftalmólogo y cuáles no", puntualizó la consejera de Salud.
El Sespa está poniendo en marcha una programa piloto que, en realidad, guarda abundantes semejanzas con la manera de trabajar de numerosas clínicas oftalmológicas privadas. "Si el desarrollo es positivo, crearemos la categoría de óptico dentro del Servicio de Salud", indicó Conchita Saavedra.