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Así es "la vida en un 'pack' de tres": el testimonio de los primeros trillizos asturianos del siglo XXI

La especial y excepcional experiencia de una familia asturiana contada en primera persona por una de sus protagonistas, ahora periodista

Álvaro, Marta y Sara Cercadillo, en la redacción de LA NUEVA ESPAÑA, en Oviedo. Luisma Murias

La ovetense Marta Cercadillo y sus dos hermanos de 22 años fueron los primeros trillizos asturianos del siglo XXI. Por este motivo su vida ha sido contada en LA NUEVA ESPAÑA. Los tres emprenden ahora su trayectoria profesional después de formarse, Marta como periodista y Sara y Álvaro como maestros. Tras sus prácticas en LA NUEVA ESPAÑA, donde en varias ocasiones fue la protagonista de reportajes, Marta Cercadillo asume que ahora pasa de ser noticia a contarlas. Este es su relato.

Sorpresa. Esa es, seguramente, la palabra que mejor define mi vida, y las caras de asombro de todas aquellas personas que me conocen por primera vez son el mejor ejemplo de ello.

Me llamo Marta. Soy de Asturias, tengo 22 años y dos hermanos, suelo decir.

¿Y qué edad tienen tus hermanos?, pregunta automáticamente la gente.

–La misma que yo. Soy la mayor. Sara es la segunda, y es 5 minutos más pequeña que yo, y a Álvaro, el pequeño de los tres, le saco unos 10 minutos, explico.

Los trillizos, cuando cumplieron los 18 años. LNE

"Es que somos trillizos", matizo, para anticiparme a ese "qué" inevitable que todo el mundo se formula mientras aprovecho también para ir encendiendo el móvil. Porque siempre sucede lo mismo, de la sorpresa se pasa inmediatamente a la curiosidad y las imágenes son la mejor forma de resolver, o al menos, de satisfacer, esa inquietud de saber si mis hermanos y yo nos parecemos físicamente. Estoy tan acostumbrada que ya tengo hasta la fotografía de los tres juntos preparada. Y, aunque para mí la respuesta es muy clara, para los demás no lo sé.

Del mismo modo que tampoco sé, o más bien sigo sin ver, esa noticiabilidad que hay en mi caso. Aunque acabo de graduarme en Periodismo y tengo "frescos" esos conocimientos más teóricos que sostienen que un acontecimiento es susceptible de ser noticia si cumple criterios como el de la actualidad, el de la relevancia, el del interés humano, el de la proximidad o el de la rareza, haber llegado al mundo a la vez que mis hermanos y compartir cumpleaños, etapas y vida con ellos para mí es totalmente normal. Mi día a día.

Porque siempre ha sido así, siempre hemos sido tres y siempre ha sido todo por y para tres, siempre hemos sido un "pack". Yo soy la trilliza Marta, Sara es la trilliza Sara y Álvaro es el trillizo Álvaro. Podría incluso afirmar que lo "raro" para mí sería no ser trilliza. Aunque entiendo, en cierto modo, que para los demás sea justo al revés. "Ser trillizo no es ni bueno, ni malo, simplemente es especial", me decía Álvaro al preguntarle por el tema. "Es algo diferente. No suele haber muchos y lo que es poco común siempre llama la atención", concluía.

Los tres trillizos, al poco de nacer. LNE

Y tiene razón con esta reflexión, aunque me cueste admitirlo. Está en lo cierto. Sin duda, lo excepcional atrae la curiosidad. Y cuanto más, mejor. Por eso, a la rareza de que de un mismo parto salieran tres bebés, se le unió otro hito: el comienzo de un nueva centuria. Imposible, por lo tanto, no llamar la atención. Imposible, por lo tanto, no haber sido noticia. Se produjo un 2x1 en criterios noticiables dentro de un 3x1 en nacimientos. Al final, para bien o para mal, fuimos los primeros trillizos de Asturias en el siglo XXI.

Esto tiene algunas ventajas, evidentemente. "Compartimos muchísimas cosas. Desde planes, grupos de amigos a actualmente ropa", dice Sara. "Al tener la misma edad y al haber hecho todo siempre juntos, nos entendemos y nos ayudamos mucho entre los tres", apunta por su parte Álvaro. Aunque también existen inconvenientes. Y si no que se lo pregunten a nuestros padres y abuelos, a su economía y la falta de manos y de horas de sueño. "Cuando erais bebés, al ser prematuros, los horarios eran muy disciplinados y las tomas tenían que administrarse cada tres horas. Al final, cuando acabábamos de daros de comer a los tres, ya era casi la hora de volver a empezar", explica mi madre. "También hay que tener en cuenta el dineral en pañales, biberones, libros de texto, uniformes y ropa. Venía todo a la vez", añade mi padre. "El no poder disfrutaros uno a uno y con tiempo para poder achucharos bien", comenta mi abuela Geli.

Álvaro, Marta y Sara Cercadillo, en su infancia. LNE

Imposible, por lo tanto, aburrirse. No había ni tiempo ni opciones. Ser trillizo significa ser iguales en muchos sentidos, pero no en todos. Nos criamos a la vez, con las mismas personas, en el mismo entorno y en las mismas aulas y, sin embargo, nuestros caracteres son bien distintos. Álvaro es un apasionado de los videojuegos, del deporte en general y del fútbol en particular que, al no haber en Asturias la carrera de INEF, prefirió quedarse en Oviedo a estudiar Magisterio con mención en Educación Física. A Sara le gusta viajar, le encantan los animales, el teatro y la música y optó por cursar Magisterio, mientras que yo escogí la carrera de Periodismo.

Lo tenía muy claro. Desde primero de Bachillerato quería ser periodista. Quería salir de Asturias y quería poder aunar algunas de mis grandes pasiones: leer, escribir y contar historias.

El amor por la lectura sé que lo he heredado de mi padre, al que siempre he visto entre libros. La afición por la escritura la fui desarrollando en el colegio gracias a los ensayos y redacciones que nos mandaban hacer. El gusto por narrar no sé de dónde lo he sacado, porque creo que es algo que siempre ha estado ahí. Quizá haya influido el haber sido, junto a mis hermanos, parte de una historia contada y plasmada en varias ocasiones en las páginas de LA NUEVA ESPAÑA.

He estado rodeada de Periodismo desde que nací. Lo he vivido desde dentro y en primera persona. Sin embargo, aunque la vida da muchas vueltas, nunca imaginé que terminaría escribiendo aquí y mucho menos que fuera yo la que, esta vez, firmara un "capítulo" más de mi vida y, por ende, de la de mis hermanos. Lo bueno es que, por fin, soy yo la que puede hacer preguntas y sorprenderse. Ya no soy noticia, ahora soy periodista.

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