José Mouriz Riesgo, uno de los cuatro diputados por Asturias del PSOE en las Cortes Constituyentes de 1931, prefirió entregar el acta –lo hizo el 29 de junio de 1932– antes que votar el Estatuto de Cataluña, al que se oponía por verlo fruto de "momentos de exaltación" que hacían estallar una convivencia de siglos y llevaban al país a "una catástrofe nacional". El Estatuto fue rubricado finalmente por el Presidente de la República, Niceto Alcalá-Zamora, el 15 de septiembre de 1932, en San Sebastián, tras encendidos debates (son famosas las palabras de Ortega y Gasset: "El problema catalán no se puede resolver, sólo se puede conllevar"), pero aquello no tranquilizó a los catalanes, que se alzaron en octubre de 1934. Mouriz no pudo asistir a la deriva catastrófica de la República, ya que falleció el 3 de abril de 1934 por una bronconeumonía.
Médico de prestigio, amigo del también doctor (y científico, escritor, pensador...) Gregorio Marañón y del catedrático socialista Besteiro, Mouriz era de origen asturiano, según indica el historiador y periodista valdesano afincado en Madrid Honorio Feito, que ha documentado la vida y obra de 300 diputados asturianos, un trabajo aún inédito. "Su padre era gallego de origen navarro y su madre, María Riesgo García, era de Casa Carcabón, en Leiriella, cerca de Aristébano, Valdés", explica Feito.
Afincados en Madrid
La familia hizo dinero en Puerto Rico y no solo levantaron un "casoplón", sino la escuela del pueblo. Un tío de Mouriz, Honorio Riesgo, salió de esta tierra vaqueira hacia Madrid, donde triunfó en los negocios. De hecho la pastelería La Mallorquina de la Puerta del Sol aún pertenece a la familia, dice Feito. Honorio Riesgo fue diputado de la CEDA, y es uno de los tres asturianos que han llegado a presidir las Cortes españolas, asegura Feito, siendo los otros Melquíades Álvarez y Torcuato Fernández-Miranda.
María Riesgo y su marido gallego tuvieron una tabernita en Lavapiés. El futuro diputado Mouriz nació el 25 de noviembre de 1884. Su infancia no fue fácil. Perdió una pierna por la tuberculosis osteoarticular, llevando durante un tiempo una pata de palo. El joven resultó ser un gran estudiante que sacó las carreras de Medicina y Farmacia –de hecho abrió una apoteca en la calle Carretas– y llegó a estar becado en el Instituto de Terapéutica Experimental de Francfort, junto al Premio Nobel Paul Ehrlich, quien tuvo el detalle de adelantarle el dinero para una prótesis.
"No se quiso quedar en Alemania, pese a que se lo ofrecieron. Era un hombre muy comprometido con su patria, había ido a Alemania a aprender", señala Honorio Feito. En España, desempeñó un trabajo científico reconocido por sus contemporáneos. Contrajo matrimonio con Amalia García López en 1914, con quien tuvo nueve hijos.
En 1924 llegó al socialismo, "pero el suyo era un sentimiento socialista muy primario, poco afectado por el egoísmo del aparato. Le empujó su amistad con Besteiro". Sus artículos en "El Socialista" tratando de concienciar a los obreros sobre los peligros de la sífilis y el alcoholismo eran muy apreciados y llegaron a apodarle "el obrero de la ciencia".
En 1931 resultó elegido concejal por Madrid en las elecciones que dieron el empujón final a la Monarquía. Elegido diputado para las Cortes Constituyentes, tuvo un papel en la Comisión de Hacienda. No tuvo ninguna intervención en el hemiciclo, pero fueron muy conocidas las discusiones que mantuvo –se supone que dentro del decoro parlamentario– en los pasillos y salas de las Cortes con el diputado de Unió Democrática de Catalunya Manuel Carrasco Formiguera. "Sus broncas fueron famosas. Carrasco era partidario del Estatuto y católico. Mouriz, contrario al Estatuto, no era católico, aunque al final de su vida sí hubo un acercamiento", cuenta Honorio Feito.
Ruptura con el PSOE
Cuando vio que la posición del Partido Socialista era favorable al Estatuto, dejó el acta, una postura consecuente que se ha visto poco en la vida parlamentaria española de los últimos decenios. Pocos meses después sufrió un atentado a manos de uno de sus empleados, que le descerrajó siete tiros, resultando herido leve en el hombro. Le dio tiempo a ver cómo el socialismo español se iba escorando hacia la violencia de la mano de Largo Caballero y su "bolchevización" del PSOE. Eso le haría abandonar la militancia socialista en 1933. Y es que, según Feito, "consideraba que aquello ya no era socialismo, su espíritu era socialdemócrata".