Fernando Rodríguez del Cueto | Director del seminario sobre megalitismo
"La Cobertoria es la primera arquitectura monumental de la Historia asturiana"
"Deseamos que se puedan hacer visitas, es la mejor manera de cuidar el patrimonio porque si es desconocido nunca se llegará a proteger"

Fernando Rodríguez del Cueto. / Fernando Rodríguez

El seminario sobre el megalitismo en el territorio astur-galaico, impulsado por la Fundación Valdés-Salas y dirigido por Fernando Rodríguez del Cueto, se clausuró ayer en Oviedo con una puesta al día de las excavaciones en el dolmen de la Cobertoria (Salas). Rodríguez del Cueto, su investigador principal, habló largo y tendido con LA_NUEVA ESPAÑA de un proyecto muy especial porque allí se conserva «la primera arquitectura monumental de nuestra Historia».
–En Asturias tenemos únicamente dos dólmenes de corredor y la Cobertoria es uno de ellos. Es el único excavado con una metodología de trabajo arqueológica actual que nos permite hacer dataciones y una serie de análisis, con lo cual, tanto por la originalidad de la arquitectura como por ese hecho de que haya mucha información recabada en cuatro campañas se puede hacer un trabajo con múltiples líneas. Desde cómo está orientada la entrada hasta el pasillo de entrada y la cámara funeraria donde estaban enterrando en época prehistórica; o la botánica, con todo el paisaje vegetal que estaba rodeando el dolmen en su momento, además de las herramientas recuperadas como parte de lajuares funerarios de personas allí enterradas».
El objetivo: «Estamos tratando de entender un monumento que, además, es un panteón funerario que estuvo funcionando 500 años, lo que son varias generaciones, y que estuvieron variando arquitectónicamente ese espacio. Empieza en el año 4000 a.C. con un túmulo mucho más pequeño y a partir de ahí las arquitecturas varían y se van modelando a los gustos funerarios, a las modas de cada momento. Probablemente allí estén las primeras comunidades agropecuarias, las primeras comunidades de agricultores y ganaderos que estaban creciendo y permitían tener manos de toda esa gente que ya estaba trabajando el campo en Asturias. Una parte del año o un porcentaje de su trabajo obviamente lo destinaban a esta arquitectura para ir cambiándola. No es algo estático sino que, gracias precisamente a la Cobertoria, hemos documentado lo que ocurre en otras zonas de la península que son panteones vivos».
Legado de huesos. «Hemos analizado los sedimentos del dolmen y hemos percibido que en las zonas excavadas en el pasillo de entrada donde había piezas de los ajuares quizás había también esqueletos enterrados. En Asturias la tierra es muy ácida y deshace prácticamente los huesos en pocos siglos, con lo cual en una tumba de hace 6.000 años se destruyen por completo. Pero hoy en día hay técnicas para analizar cuál es la huella química que deja la disolución de esos huesos en la tierra y en la Cobertoria también hemos documentado que los niveles de fósforo de ese pasillo de entrada permiten suponer que había un uso bien dejando allí pertenencias perecederas que se deshacen y se cargan de fósforo el suelo o de los propios huesos».
Inventario a revisión. «También estamos en la labor de revisión del inventario arqueológico porque tenemos técnicas a través de un recurso que se llama liDAR que hace medición y cálculo de los volúmenes de cada una de las tumbas. La cobertoria está en un conjunto de seis, es decir, es un cementerio muy extenso. Con esa técnica podemos saber los volúmenes de tierra artificial creados en cada una de las tumbas, pueden ir de 25 a 30, metros cúbicos. Los sitios como la Cobertoria son casi 300 metros cúbicos de casquete y de volumen semiesférico, con lo cual a partir de esas estimaciones sabemos el esfuerzo que hay detrás, que obviamente es mucho porque es mucha tierra y es mucha piedra lo que hay que acumular ahí para ir creando esa tumba de carácter monumental, gracias a esfuerzos colaborativos de las comunidades en una especie de sextaferias para tener un sitio señalado en el territorio y enterrar con muchos honores a personas muy concretas de las comunidades».
La espiritualidad. «El ajuar es parte del mundo de las creencias e igual que ahora mismo a una persona querida a veces se quiere que la acompañen unas prendas determinadas, en su caso era lo mismo. Hemos encontrado en el contexto de la tumba cuchillos de sílex preparados, esas hojas de cuchillo son casi como la navaja del abuelo y el elemento que acompaña a todo el megalitismo de la península ibérica y parte del internacional a los muertos. Además, cuando arranca la primera de las arquitecturas hay un incendio masivo de todo ese espacio y eso tiene mucho que ver con su mundo de las creencias porque la idea del fuego está muy vinculada al megalitismo, por purificación o por necesidad, como pueden ser las hogueras de San Juan en la actualidad, y en gran cantidad de ritos tanto paganos como cristianos de ahora»
¿Clases sociales? «Las sociedades todavía no están muy jerarquizadas, hay aún una base comunitaria que viene del paleolítico muy importante, procede de la caza y de la recolección, cuando había mucha solidaridad y mucho espíritu comunitario, y probablemente se tratara de un panteón muchas veces colectivo, es decir, no es de una única persona sino de familias o personas importantes dentro de los grupos».
Secretos del sílex. «El sílex que hemos encontrado es blanco con mucha pureza en lo visual, una lámina blanca muy significativa y, obviamente, era una roca apreciada por la gente de la Prehistoria que fue viajando de mano en mano, a veces hasta 500 kilómetros de distancia. Y si hay megalitos es porque hay elementos en común que se comparten. La tradición o la costumbre se propagan».
El futuro del pasado. «El trabajo de campo de cuatro años puede dar para una década de consideraciones o de interpretaciones a medida que vayamos resolviendo dudas. Más material no vamos a tener pero lo que hay es un testimonio esencial y aporta muchísimos datos. Se seguirá con la actualización del propio inventario porque no hay que olvidar que es una parte de nuestro patrimonio fundamental, es la primera arquitectura monumental de nuestra historia y pertenece al origen del mundo labriego asturiano, tan arraigado. Nuestro deseo es que esa parte del patrimonio se conozca, saber del estado actual de esas arquitecturas que a veces están en medio de montañas y permanecen muy ocultas, y la vegetación las está tapando cada vez más. E incluso que toda esta parte científica tenga luego recorridos que permitan visitar algunos de los monumentos, hacer rutas y que la gente pueda itinerar, conocer, apreciar. Es la mejor manera de cuidar ese patrimonio porque si es desconocido nunca lo vamos a llegar a proteger».
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