"Nadie de los que deben cuidar por obligación el patrimonio da señales de vida"

«No faltaron las monjas que se enfrentaron a la autoridad eclesiástica en defensa de sus derechos y dignidad»

Andrés Martínez Vega.

Andrés Martínez Vega. / DAVID CABO

Sergio Martín

Oviedo

Andrés Martínez Vega es el cronista oficial de Piloña, donde nació, y subdirector del Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA). Doctor en Historia Medieval, cuenta con una dilatada trayectoria en la investigación y divulgación, y ha dedicado gran parte de su vida a la recuperación y conservación de la memoria histórica de su concejo y alrededores. Sus trabajos abarcan también estudios más amplios sobre la historia y las tradiciones de Asturias. A través de numerosas publicaciones, conferencias y colaboraciones con instituciones culturales, ha logrado consolidarse como una figura clave en la historiografía regional, contribuyendo de manera significativa al conocimiento y valorización del patrimonio cultural. Habla de los cenobios del Oriente, protagonistas del último libro de la colección "Monasterios de Asturias" de LA NUEVA ESPAÑA, que llega mañana a los kioscos.

–¿Qué importancia tienen los monasterios en la historia de Asturias?

–La presencia de comunidades monásticas en el territorio asturiano desde los lejanos tiempos del altomedievo ha sido determinante en el devenir histórico de la región. Benedictinos y cistercienses, prioritariamente, modelaron en cierto modo nuestro paisaje con sus técnicas roturadoras, arquitectónicas y pastorales o evangelizadoras.

–¿Qué poder tenían los monasterios en la época?

–Es cierto que, en el transcurso de los siglos, los monasterios llegaron a disponer de un gran poder económico y, por supuesto, político en cuanto que colaboraban con la Corona en la articulación del espacio. Pero, fundamentalmente, su labor social y evangelizadora tuvo una repercusión de mayor alcance, facilitada, precisamente, por la capacidad económica. Las fábricas monásticas representaban aquella solvencia.

–¿Cuáles eran los monasterios femeninos ubicados en el Valle del Piloña?

–Estos monasterios eran los de San Bartolomé de Nava, Santa María de Villamayor y San Martín de Soto, centros monásticos fundados a orillas del río Piloña y a distancias unos de otros de diez a quince kilómetros. Es un caso singular en la historia del monacato, y máxime si se trata de comunidades femeninas asentadas en el medio rural, en la parte baja de un rico valle por donde se abría la vieja vía que comunicaba Oviedo con las Asturias de Santillana.

–¿Por qué eran tan importante esta clase de monasterios en aquella época?

–Su importancia viene determinada por esta situación geográfica, al permitirles prestar la atención hospitalaria en un camino tan transitado.

–Las habladurías dicen que los monasterios y los espacios religiosos están llenos de historias "oscuras" o muy sorprendentes... ¿Podría explicar alguna curiosidad sobre ellos?

–No considero que las comunidades religiosas vivieran episodios "oscuros" distintos a los que podrían existir en la sociedad de la época. El estudio de la Historia supone que se enmarquen en un contexto determinado. De lo contrario, formularemos anécdotas históricas.

–Una de esas "historias" asegura que un obispo cerró dos monasterios por el comportamiento poco "decoroso" de las monjas...

–Parece referirse a la clausura de los monasterios de Santa María de Villamayor y San Martín de Soto, cerrados durante el episcopado del obispo don Gutierre de Toledo (1377-1389), quien imputa a sus respectivas comunidades graves faltas.

–¿Fue una excusa para cerrar el monasterio?

–La realidad es que el prelado ni las visita para saber su estado. Dado que su plan incluía entregar estos dos monasterios y su rico patrimonio a los monjes cistercienses de Valdediós, con quienes mantenía unas delicadas relaciones por cuestiones relacionadas con su autoridad episcopal.

–No deja de sorprender que un obispo decida cerrar un monasterio. ¿Eran frecuentes estas acciones por parte de los altos cargos eclesiásticos?

–Esta diplomática situación fue única durante su episcopado.

–¿Cuál era el papel de las mujeres durante la época monástica?

–Aunque prácticamente está sin hacer la historia de la mujer en el ámbito monacal, podemos aclarar en el caso asturiano, que la mujer, profesa en un monasterio, tuvo un papel importante y la oportunidad de desarrollar muchas de sus capacidades.

–¿Qué se sabe del papel que desempeñaban entonces las mujeres en los monasterios?

–Sabemos de alguna mujer que ejerció sus dotes de escritora o sobre otras que estaban al tanto de los procesos administrativos de sus patrimonios.

–¿Todas las monjas cumplieron con sus labores en los monasterios o hubo alguna que se enfrentó a la autoridad religiosa de la época?

–No faltaron las que se enfrentaron a la autoridad eclesiástica en defensa de sus derechos y su dignidad, caso de Mencía de Mones, abadesa de Villamayor, o de las que se mostraban disconformes con las Normas de unión de la Congregación vallisoletana.

–¿Cuáles son los monasterios de la ruta del Oriente más importantes?

–Los monasterios del Oriente asturiano más importantes podrían ser, sin duda y en referencia a su dominio territorial, los monasterios de Santa María de Villamayor y San Salvador de Celorio; San Pedro de Villanueva y San Antolín de Bedón fueron comunidades más modestas.

–¿En qué condiciones se encuentran actualmente estos monasterios asturianos?

–Del estado actual de unos y otros solo conservamos parte de sus edificios, al no ser el de San Pedro de Villanueva, convertido en Parador; y el de San Martín de Soto, desaparecido con el trazado de la N-634.

–¿Cuál es el monasterio por excelencia de la zona del Oriente?

–La joya románica del Oriente asturiano es la iglesia de San Antolín de Bedón, en estado alarmante por su inminente ruina,

–¿La Administración contribuye de alguna manera al mantenimiento de los monasterios?

–Nadie de los que deben tratar de conservar obligatoriamente nuestro patrimonio dan señales de vida. Como siempre, tendrá que ser un movimiento ciudadano el que se encargue de mantener el monasterio en pie.

–¿Qué diferencia los monasterios del Oriente asturiano de los que se pueden encontrar en otras zonas de la región?

–Es evidente que los monasterios del Oriente difieren bastante de los grandes cenobios del Centro y Occidente. Son centros más modestos, ninguno fue de fundación real, más bien protegidos por la nobleza de la zona, y todos tuvieron una larga etapa prebenedictina como monasterios propios o familiares. Las mismas fábricas monásticas, alejadas de la monumentalidad arquitectónica, confirman ese rango distintos de las grandes abadías de la región.

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