Me quedo en el pueblo

Silvia González, una picultora entre dos tierras

La joven atiende las colmenas familiares en Abres, adonde se desplaza cada día desde Ribadeo

Silvia González, con su miel, en una feria artesana en Piantón (Vegadeo).

Silvia González, con su miel, en una feria artesana en Piantón (Vegadeo). / Ana Paz Paredes

Silvia González García es, como muchos asturianos y asturianas, una joven de Abres (Vegadeo) que, tras formarse en su momento como técnico de clínica veterinaria, marchó fuera de su tierra. Junto con su pareja, Santiago Cobo, vivieron en Alicante y Granada mientras éste último finalizaba sus estudios de Física. "En ese momento, más o menos, fue cuando decidimos que queríamos volver al Norte. La dificultad de encontrar pisos o casas en alquiler nos llevó a encontrar finalmente nuestro lugar en Ribadeo, dice esta joven emprendedora rural que, al mismo tiempo, decidió incorporarse, al poco de volver, a la apicultura familiar, en Abres (Vegadeo). Y añade: "Este último año nos hemos mudado donde vivía mi abuela materna, en Cubelas, un pueblo de Ribadeo. Allí también tenemos una pequeña huerta con la disfrutamos mucho. Siempre nos hemos criado en el campo y nos gusta este mundo".

Regresaron al Norte hace un par de años. En este tiempo, mientras Santiago finalizaba su máster a distancia, fue cuando ella se sumó al trabajo con las abejas de sus padres. "Me fui centrando más y más en la apicultura y descubrí lo mucho que me gusta trabajar con las abejas y en el campo. Mi vida transcurre entre el lugar donde vivo y al que pertenezco y donde están las colmenas: Abres, en Vegadeo, donde me traslado a trabajar cada día. Cuando vivía fuera y regresaba por el verano ya iba con mis padres a los colmenares y conocía un poco el oficio también a través de mi abuelo. Cuando decidí incorporarme como apicultora me formé siguiendo cursos formativos", recuerda ella, quien añade que realizan la venta de su miel en mercados y a través de Instagram. "También elaboro velas con la cera de nuestras colmenas que gustan mucho a la gente", explica.

Tuxos Miel es como se conoce a su producto, una miel de montaña donde dominan el castaño, el brezo y el eucalipto, además de otros tipos de flores, y que surge del trabajo de sus abejas distribuidas en unas 30 colmenas, número que espera aumentar en un futuro cercano. Muy importante para ella es que su producción, que, además, lleva el nombre por el que se conoce la casa familiar en Abres, se encuentre dentro de la IGP Miel de Asturias, así como también forme parte de Alimentos del Paraíso. "Le da seguridad al consumidor porque la miel tiene un control a través de la IGP", explica esta profesional para quien el principal enemigo, hoy, de las abejas es la varroa. "Es lo que más nos afecta, tenemos que tratar las abejas todos los años. La velutina también nos ha fastidiado bastante aunque, en los últimos años, la tenemos controlada porque ya se lleva mucho tiempo en la zona trampeándola y cazándola. Yo creo que esos son los dos problemas principales".

Como le sucede a buen número de personas que se dedican a la apicultura, Silvia González confiesa que también se ha enganchado al trabajo y al mundo apícola, un trabajo donde siempre ha contado con el apoyo y la ayuda de su compañero, Santiago Cobo. "Me ayuda mucho con el proyecto además de acompañarme a los mercados", dice esta mujer para quien emprender en el medio rural "es complicado".

"Para vivir de esto hay que esforzarse y trabajar duro, no es cosa de un día para otro, pero si vas poco a poco, con paso firme y además te gusta, al final compensa todo lo que haces. Además, yo tengo a mis padres, que también me ayudan y con quienes sigo aprendiendo cada día", dice esta apicultora entre dos tierras, Asturias y Galicia.

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