Noemí Pinilla ya hace ciencia de primer nivel en Asturias: "Quiero dar clases y tener contacto con los estudiantes"

La astrofísica ovetense, hasta ahora en Florida y que fue captada con un programa nacional, se incorporó hace un mes a la Universidad, donde desarrollará un proyecto de un millón de euros

Noemí Pinilla, delante de la antigua Escuela de Minas de Oviedo, desde donde trabajará en su investigación.

Noemí Pinilla, delante de la antigua Escuela de Minas de Oviedo, desde donde trabajará en su investigación. / David Cabo

Mónica G. Salas

Mónica G. Salas

Oviedo

Noemí Pinilla Alonso salió hace 30 años por la puerta de su casa en Oviedo para perseguir un sueño: ser astrofísica. Pero marchó, dice, para volver. Y por fin lo ha hecho: desde hace un mes es investigadora de la Universidad de Oviedo, la institución en la que montará su propio grupo científico y desarrollará un proyecto de alto nivel financiado por el Ministerio de Ciencia con un millón de euros. Pinilla desborda felicidad a las puertas de la antigua Escuela de Minas de la capital.

"Me he sentido muy bien recibida; estoy en un estado de enamoramiento", asegura a LA NUEVA ESPAÑA, sentada en un amplio pero todavía desangelado despacho. Desde los Estados Unidos y hasta Asturias ha arrastrado también a su marido, que es músico y canario. "Juntos vamos de un lado a otro. De hecho, nos hemos mudado tres veces a través del Atlántico", cuenta. Su regreso a la tierrina ha estado marcado también por la nostalgia: "Aunque compraremos casa, de momento estamos viviendo en la de mi madre. Duermo (dormimos) en la misma habitación de la que me fui hace 30 años. Todo está igual, decorada de la misma manera. Así que estoy desbloqueando recuerdos y me sorprendo a mí misma cantando con mi madre canciones del pasado".

Pinilla, que viene del Florida Space Institute de la Universidad Central de Florida, es uno de los 30 investigadores en la élite mundial que el Ministerio de Ciencia logró captar en diciembre de 2023 a través del primer plan "Atrae" (27,5 millones de euros). La colaboradora de la NASA, de 53 años, abrirá una nueva línea de investigación en España centrada en los cuerpos pequeños del Sistema Solar. Desde el Instituto de Ciencias y Tecnologías Espaciales de Asturias (ICTEA), con base en la vieja Escuela de Minas de Oviedo, estudiará la distribución del hielo y el polvo en el Sistema Solar utilizando el telescopio espacial James Webb de la NASA.

El aterrizaje. "El programa ‘Atrae’ fue diseñado para captar a científicos con una carrera consolidada y con cierta relevancia. Así que, en ese sentido, mi aterrizaje en Asturias ha sido fácil, porque vengo a hacer aquí lo mismo que hacía allí", afirma. Investigar con la ayuda de sus colaboradores internacionales. "Tengo la suerte de que no están únicamente localizados en Florida, sino que están por todo el mundo y a todos me los llevo en este ordenador", dice señalando su portátil Apple. De hecho, con ellos y estando ya instalada en Asturias, ha cerrado "cinco o seis nuevas propuestas" para el James Webb.

Grupo propio y docencia. Lo que sí será diferente respecto a su vida en Estados Unidos, puntualiza, es que montará un grupo de investigación en la Universidad de Oviedo y dará clases. En Florida básicamente solo investigaba. "La docencia no la veo como una obligación, sino como un gusto. Quiero tener contacto con los estudiantes y crear un grupo diverso. No me hace falta que sean científicos planetarios, porque esa área la controlo yo. Me gustaría que viniesen de la química, la informática, la física... Y que entre todos formemos un buen paquete". Lo más urgente para Noemí Pinilla es contratar a un investigador postdoctoral. "Eso me permitirá relegar algunas de las responsabilidades de investigación cuando yo empiece a dar clases". En su mente está la idea de fichar "por lo menos" a dos científicos postdoctorales y a otros dos doctorandos. "Pero sospecho que serán más, todo vendrá", apostilla.

Desde la izquierda, Noemí Pinilla, con el telescopio del ICTEA; la investigadora, haciéndose un selfi con la ministra Diana Morant en su reciente visita a la Universidad de Oviedo; y la astrofísica mostrando el regolito (el polvo que hay en la Luna) que producen los científicos del ICTEA.

Desde la izquierda, Noemí Pinilla, con el telescopio del ICTEA; la investigadora, haciéndose un selfi con la ministra Diana Morant en su reciente visita a la Universidad de Oviedo; y la astrofísica mostrando el regolito (el polvo que hay en la Luna) que producen los científicos del ICTEA. / David Cabo

La oportunidad de las minas. La astrofísica ovetense tiene claro que a Asturias ha regresado para desarrollar su proyecto científico, pero también para "ser parte de la Universidad de Oviedo": "Quiero saber qué más puedo aportar". En la cabeza, y así se lo ha trasladado al rector Ignacio Villaverde, está la idea de montar un máster sobre ciencias planetarias. O quizá de minería espacial... "Creo que igual que el Grantecan y el Observatorio Roque de los Muchachos en Canarias, Asturias podría tener una instalación singular en el campo de la astrofísica que nos distinguiría del resto de España e incluso de Europa y que daría lugar a mucho desarrollo tecnológico. Es explotar las minas", reflexiona.

Pinilla es un hervidero de ideas. "Podríamos utilizar alguna de estas minas para investigar el comportamiento del polvo que cubre la Luna o Marte, el llamado regolito, que por cierto se fabrica aquí, en el ICTEA. No es mi proyecto madre, pero creo que podría aportar mucho; tengo muy buenos contactos en Florida en este aspecto", expone. "Podríamos –continúa– realizar experimentos con el polvo en condiciones de microgravedad. Esto es: tú cuando lanzas una piedra en la playa, sabes cómo se comporta la arena cuando impacta y el tipo de cráter que se forma. La Luna tiene otra masa y hay mucha menos gravedad. Cualquier cosa que lances va a tardar mucho más en caer, tanto los materiales de las piedras como la arena que se levanta en el impacto. Entonces, ¿qué ocurrirá cuando las sondas aterricen en la Luna y haya bases allí? Que esas sondas levantarán unas nubes de polvo enorme, que serán lanzadas a mucha velocidad y que pueden impactar en los astronautas o la instrumentación. Todo eso se está estudiando ya, pero aquí podríamos recrear esas condiciones de microgravedad utilizando las cañas de los pozos de las minas".

Más cosas se podrían hacer desde Asturias. "Por ejemplo, cubrir una habitación con regolito y utilizarla para realizar test con las ruedas de los vehículos; o dispersar una nube de regolito y grabar su comportamiento....". En definitiva, sentencia, "tenemos el conocimiento, el interés de las administraciones y un acuerdo firmado con HUNOSA. Solo falta un dinamizador que lo ponga a funcionar". Y el tiempo apremia. "En 10 años la NASA tendrá una base en la Luna. Hay que aprovechar ese ímpetu y ver qué tecnología podemos desarrollar para ello", apunta.

Un mes de muchas reuniones. Después de solo un mes en la Universidad de Oviedo, la astrofísica cree que todavía es pronto para valorar cómo está la institución académica que dejó 30 años atrás. "Todavía tengo que conocerla. La dejé como estudiante y ahora vuelvo como parte de ella, como parte del profesorado y de un grupo de investigación", comenta. Estas últimas semanas han sido tiempo de muchas reuniones. Reuniones con el director del ICTEA y líder del grupo (Modelización Matemática Aplicada) al que se acaba de incorporar, Javier de Cos; con el Rector, Ignacio Villaverde; con el Consejero de Ciencia, Borja Sánchez; con el director de la Agencia Sekuens, David González... Y hasta con la Ministra. Diana Morant visitó en septiembre la comunidad para anunciar la contratación de 57 profesores ayudantes doctor para la Universidad de Oviedo y aprovechó para charlas con Pinilla. "Todavía no me había incorporado al ICTEA, pero me propusieron reunirme con ella. Me explicó cómo se había creado el programa ‘Atrae’ y mi reacción fue darle las gracias. Porque cuando leí la convocatoria, pensé: ‘Esta era la pieza que yo estaba buscando para poder regresar".

Entre Canarias y Asturias. Pinilla estuvo en el Instituto de Astrofísica de Canarias, en el Centro de Investigación AMES de la NASA, en el Observatorio de Valongo, en el Instituto de Astrofísica de Andalucía, en la Universidad de Tennesse y los últimos nueve años en el Florida Space Institute. Ya había ganas de parar un poco y de volver definitivamente a Asturias. "Yo me fui de España pero para volver. Nunca barajé quedarme para siempre y hacerme vieja en el extranjero", confiesa. Lo que sí, admite, su apuesta inicial de retorno era el Principado, sino el Instituto de Astrofísica de Canarias. "Lo que yo conocía de astrofísica en Asturias era a Luigi Toffolatti. Cosmólogo. Así que no veía un gran encaje para mí en la región". Hasta que en 2022 conoció el ICTEA y empezaron sus contactos con Javier de Cos. Cuando llegó la oportunidad de "Atrae" no lo dudó: vuelvo a mi tierra.

La revolución del James Webb. Pinilla, que fue distinguida con el premio "Asturiano del mes" de LA NUEVA ESPAÑA, es una de las expertas más reconocidas a nivel mundial en observaciones a través del James Webb, el mayor telescopio espacial de la historia. Anteriormente, fue responsable científica del Observatorio Arecibo, en Puerto Rico, el mayor radiotelescopio del mundo en aquel momento y que fue cerrado en 2021.

"El Webb es como si estamos en esta habitación y miramos por una ventana y vemos un mundo. Pero imagínate que por el otro lado hubiera mar. Tú de vez en cuando ves pasar gaviotas, que es un síntoma de lo que puede haber al otro lado. El día que te abran una ventana en la pared opuesta dirás: había gaviotas porque ahí está el mar. Pues el Webb nos ha abierto una ventana para ver directamente cosas que intuíamos que estaban ahí, pero que no podíamos detectar", ejemplifica.

Con el respaldo de este telescopio, Pinilla explotará la zona más grande y desconocida del Sistema Solar: la que está más allá de Neptuno. En concreto, estudiará la composición superficial de los cuerpos pequeños helados para conocer la distribución de hielo y polvo en las etapas primigenias del Sistema Solar. La astrofísica también aspira a introducir en su línea de investigación todo el saber que hay en la Universidad de Oviedo en métodos matemáticos y maching learning. "Son dos claves para que yo me pueda integrar bien en la Universidad en los próximos cuatros años y que pueda coger otra vez velocidad de crucero con mi ciencia", sentencia.

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