Habla el conductor que se dio de bruces con el argayo del Huerna y chocó contra el guardarraíl reventado: "Pudo ser muy gorda"

Los primeros en encontrarse con el derrumbe ven "milagroso" que no haya víctimas y describen lo que presenciaron: "Me acerqué y vi que la montaña se había caído"

Tráfico lento y "en caravana" por Pajares, por donde han sido desviados todos los vehículos

Un desprendimiento de tierra en la Autopista del Huerna obliga a cortar totalmente la AP-66 en Lena

LNE

El Huerna (Lena)

Fueron los que se dieron de bruces con el descomunal argayo, los primeros en verse sobrecogidos por la magnitud del desprendiemiento que, desde esta mañana, corta por completo el tráfico entre Asturias y la Meseta a través de la autopista del Huerna (AP-66). Y al acercarse a comprobar el calibre del desastre, todos pensaron lo mismo: "Pudo ser muy gorda; es un milagro si no ha pillado a nadie". Y eso parece, por ahora y según los primeros testimonios recabados por la Guardia Civil. En principio, no es probable que haya víctimas por el derrumbe, aunque las unidades caninas rastrean el lugar para terminar de confirmarlo.

“Llegamos al corte a las 10.25 horas, había bastante niebla. Habría como doce o trece coches por delante. En la curva ya se veía que estaban parados, y con la niebla no se veía muy bien qué había pasado. Me acerqué y entonces vi que se había caído la montaña, en los dos carriles, pero el de bajada estaba sepultado totalmente. Eso sí, la gente estaba más o menos tranquila y esperando con calma", relata José María Olaizola, sacerdote que viajaba de Oviedo a Madrid con la intención de llegar a la capital para la hora de la comida. "Tardaron unos veinte minutos en llegar la Guardia Civil y bomberos. Y pusieron un cierto orden. Dimos la vuelta como pudimos y pasamos al carril de bajada cuando abrieron un hueco en la mediana. Pero bueno, si no ha habido víctimas, solo ha sido un susto", agrega.

Sin embargo, como todos los presentes, por la cabeza de Olaizola pasó la posibilidad de que allí pudiera haber una tragedia. “Al acercarse, ves la magnitud y que ahí debajo puede haber cualquier cosa, varios coches. Pero al rato pensé que si alguien pasaba cuando empezaron a caer las piedras seguramente acelerase, y confiábamos en que no hubiese nadie”, relata.

Una sensación parecida a él tuvo otro conductor que se topó de frente con el argayo. "Pudo haber sido muy gorda". Esta es la frase que más repite el gijonés Mauro Gutiérrez, que viajaba con su mujer rumbo a Burgos para ver el Sporting y fue el primero en darse de bruces con el desastre. "Me comí el quitamiedos que estaba en mitad de la carretera y lo primero que hicimos fue bajar del coche y avisar a los conductores que venían detrás de mí", explica. 

Según narra el testigo, había niebla y hasta que no impactó con el guardarraíl no se dio cuenta de la montaña de rocas y tierra que tapaba toda la carretera unos metros más adelante. "Lo único que nos pasó fue que reventó una rueda del coche, pero por suerte la gente que venía detrás nos hizo caso y fueron parando todos sin problemas. Podía haber habido allí un choque en cadena descomunal, por suerte no había mucha gente a esa hora", asegura. 

Sobre posibles víctimas, Mauro se muestra optimista: "En dirección León no vi a nadie por delante, en el otro sentido espero que tampoco. Lo que sí vi fue muchas más piedras en otro lado de la autopista". El aficionado del Sporting cuenta que esperaron unos 20 minutos hasta que llegó la Guardia Civil y los bomberos para auxiliarles y darles indicaciones. "Cortaron el petril para que los turismos pudiésemos cambiar de sentido y volver hacia atrás, los camiones, al menos en ese momento, no podían pasar", explica. 

"Hablando ahora con mi mujer pienso que pudo ser una desgracia. Esta mañana pasaron por esa carretera por lo menos 20 autobuses de aficionados del Sporting para ir a ver el partido a Burgos. Pudo haber sido muy gorda", repite.

Otro de los primeros en encontrarse con el impactante derrumbe fue un profesional de la construcción que había puesto rumbo a Cáceres desde Oviedo por la mañana. "Fuimos de los primeros. Cuando llegué ya estaba parado el tráfico. Allí había un camionero, que frenó. Primero pensamos que fue un accidente, pero cuando nos acercamos, vimos cómo estaba la ladera. La gente empezó a llamar al 112 y en veinte minutos llegaron bomberos y Guardia Civil y nos dieron paso para coger la autopista para abajo", narra.

Casi dos centenares de vehículos atrapados y ningún daño personal: el balance de la Guardia Civil tras evacuar la zona asturiana del argayo del Huerna

David Cabo/ Guardia Civil

Él también cree que la ausencia de víctimas, de acabar de confirmarse, es casi un milagro: "Que no cogiera a nadie fue de casualidad, iba mucha gente para Sevilla que nos encontramos. Habían estado en una boda en Covadonga y se levantaron pronto para llegar a buena hora a su ciudad, igual que nosotros a Cáceres para trabajar. También había varios camiones", relata este profesional del sector de la construcción que estima que "a saber cuánto tardarán en reparar todo esto porque van a tener mucho jaleo para estabilizar esa ladera; recuerda al argayo de Casazorrina, en Salas".

Todos ellos fueron desviados, tuvieron que deshacer parte del camino avanzado y tomar rumbo a León por el puerto de Pajares, donde se encontraron, fruto de la situación, con un tráfico denso. "Estamos subiendo el puerto en caravana, muy despacio", cuentan. "Yo lo he subido detrás de un camión todo el rato", concreta José María Olaizola. Pero, sobre todo, celebran la posibilidad de que el descomunal argayo únicamente cause incidencias de tráfico. "No eran tres metros de rocas caídas, ahí había por lo menos 40 metros de derrumbe, podría haber varios coches debajo. La verdad es que ha sido milagroso que no pasase algo más", valora el propio Olaizola.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents