¿Corre peligro la fabada asturiana esta temporada?: "El desabastecimiento es probable"
La nefasta cosecha amenaza con dejar vacía la despensa de los cocineros, y los comercializadores avisan

Fabada asturiana. / Ana Paz Paredes
Mayte Álvarez asume que quizás al pote de Casa Lula, su restaurante en El Crucero (Tineo), le tenga que echar faba de segunda y no de primera dentro de unos meses. Sara López, de Casa Telva (Valdesoto, Siero), cruza los dedos porque, en principio, su proveedor de alubia asturiana le ha dicho que le garantiza sus pedidos habituales, aunque lamenta las muchas que hay con mancha. En Casa Gerardo (Prendes, Carreño), uno de los "templos" de la fabada de la región –en la suya emplean alubia fresca–, confían en que sus proveedores cumplan ya que, en su caso, sufrieron más en 2023 que este año; no obstante, ven el abastecimiento complicado.
Todo son dudas entre los cocineros sobre las consecuencias que pueda tener la que ya ha sido calificada por el Consejo Regulador de Faba de Asturias como la "peor cosecha de la historia". Las incesantes lluvias de la primavera y un verano también muy húmedo favorecieron la proliferación de hongos y otras enfermedades que han arrasado con las plantaciones. La nefasta cosecha llega, además, después de que la anterior también fuera mala, pero por lo contrario: una inclemente sequía.
"Estamos todos igual", sostiene Luis Alberto Martínez, al frente de Casa Fermín, en Oviedo. "La verdad, sí estamos preocupados, sobre todo porque nosotros las usamos frescas. No gastamos demasiadas, alrededor de 1.000 kilos al año, pero encima son más pequeñas. Siempre asturianas y eso sí, la fabada sigue saliendo muy buena". El cocinero es práctico: "Es lo que hay y no sirve de nada quejarse. Estamos todos igual".
Así las cosas, las primeras alarmas ya han saltado entre los profesionales, que tienen que pensar con meses de adelanto cómo tener sus despensas llenas, máxime de un producto cuya demanda va al alza en los últimos años como es la alubia asturiana. Si ya cunde cierta inquietud en las cocinas, no es menos entre los comercializadores, que ven venir un problema grande. En Alimerka y Crivencar, dos de los principales comercializadores de faba asturiana del Principado –en el caso de la cadena de supermercados también producen–, hay preocupación e incertidumbre de cómo afrontar el próximo año.
"Catastrófica"
"En Alimerka la situación de la faba IGP nos afecta desde una doble vertiente, como comercializadores pero también como productores de nuestra propia marca Casona La Lloraza", explica Sergio Marqués, responsable de desarrollo de proyectos agropecuarios y relaciones con el sector primario del grupo. "Los últimos años han sido complicados, pero sin duda la cosecha de este año se puede considerar como catastrófica. Habrá muy poco producto, por lo que el desabastecimiento es probable. Y dada la escasez, lo esperable es que se produzcan alteraciones en el precio". Alimerka ya ha echado números de su cosecha: "Siendo optimistas, trataremos de lograr sacar unos 500 kilos como mucho".
En Crivencar-Tierra Astur ven "con preocupación" la carencia de faba. Juan Carlos Martínez, director de comunicación, advierte además que la escasez de alubia es "una carencia más que ha empezado a ser algo habitual en determinados productos agroalimentarios. Falta faba, muchas veces carne... Es un poco preocupante. Intentaremos abastecernos como buenamente podamos". De hecho, este año ya han sufrido problemas para no quedar desabastecidos de fabas y poder cubrir la demanda actual. Descartan en este grupo de alimentación y hostelería repercutir en el precio: "Lo que creemos es que esto tiene que servir de verdad para una reflexión de cómo potenciar que haya más actividad en el sector agrario y haya más producción".
Una reflexión también reclama Marcos Morán, al frente de Casa Gerardo, quien reseña que no solo hay problemas con la última cosecha. "Es cierto que llevamos varios años complicados y tal vez sea un buen momento para invertir en tecnología e intentar trabajar el mundo de la hidroponía o del cultivo en invernadero para la faba", apunta. "Es un reto muy complejo por lo que hablé con los agricultores, pero si se apostase con ayudas sería el futuro. El problema de las malas cosechas es que generan frustración entre los productores y poco a poco se alejan del cultivo al no ser rentable". En cuanto a precios, Morán admite que ha subido, "pero sus costes de producción también han subido enormemente".
A la guisandera Mayte Álvarez su proveedor le ha advertido que será "muy difícil" cumplir con su demanda. "No puede comprometerse con pedidos grandes porque no hay fabas. Y lo importante también es dejar para la simiente del próximo año".
Así las cosas, resume: "Pues no sé qué decir, veremos. La cosa no está muy bien".
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