Tormaleo, la gran mancha negra de Asturias, quiere volver a ser verde: la reconversión de un mina equivalente a 500 campos de fútbol

La mina a cielo abierto del concejo de Ibias atraviesa un momento clave de una restauración que concluirá en 2026 y en la que se moverán nueve millones de metros cúbicos de tierra

VÍDEO: En Tormaleo hacen una montaña con 48 millones de euros

David Cabo

Xuan Fernández

Xuan Fernández

Si se levanta la vista, a lo lejos, pero nítidamente, se ve el pico de los Tres Obispos, triple límite entre Asturias, Galicia y Castilla y León. El paisaje impone. Verde puro, aire fresco y paz en la lejanía de las principales urbes: a más de dos horas en coche desde Oviedo por sinuosas carreteras y sin apenas cobertura en varios tramos.

Si se mira hacia abajo, superando el imponente vértigo, se ve tierra en movimiento, rocas gigantes y una gran mancha negra de restos de carbón que en pocos años volverá a ser verde.

La mina de Tormaleo, en el concejo de Ibias, atraviesa ahora el momento más trascendental de su restauración, que empezó en abril de 2022 y tendrá que acabar en el mismo mes de 2026. En ese yacimiento minero, de donde se sacaba carbón a cielo abierto, símbolo del pasado industrial de Asturias, trabajaron centenares de mineros hasta clausura definitiva. En 2010 echó el cierre la mina anterior, que está en la misma zona, y la de cielo abierto lo hizo, de forma paulatina, desde 2013. Ahora le están realizando una operación forzosa para cerrar las heridas de varias décadas. El montante de la obra asciende a 48 millones de euros.

Lo que se ve en el corazón de Ibias, bromean varios profesionales que están ahí a diario, recuerda a Mordor, el país oscuro de "El Señor de los Anillos", la trilogía de J. R. R. Tolkien que llevó al cine Peter Jackson, y que era lo contrario a la Comarca de los Hobbits, un paraíso natural muy similar al paisaje clásico de Asturias. En jerga de la Tierra Media: el objetivo es que Mordor vuelva a parecerse a la Comarca. El impacto visual es tremendo: entre el verde está el negro, un gigantesco negro, como una mancha colosal infiltrada en el entorno.

Sobre estas líneas, por la izquierda, Carlos Suárez, coordinador de obra; Humberto Menéndez, encargado técnico; José Luis Valiño, jefe de obra; José Enrique Fidalgo, técnico de la dirección general de ingeniería; Joaquín Moya, gerente de Tragsa; Belarmina Díaz, directora general de Minería; Manuel Viña, encargado de la dirección facultativa; Santiago Berjano, jefe de servicio de Minas, y María Teresa Vázquez, coordinadora de seguridad. A la derecha, en la imagen superior, máquinas realizando trabajos en una de las laderas de la zona de la Campa, y debajo, un dúmper transportando  tierra con una balsa de agua al fondo. Bajo estas líneas, de izquierda a derecha, aspecto de la reconstrucción en 2018; vista desde lo alto de la mina, con el Pico de los Tres Obispos al fondo, donde confluyen Asturias, Galicia y Castilla y León, y una de las laderas más verticales de la antigua mina. |

Por la izquierda, Carlos Suárez, coordinador de obra; Humberto Menéndez, encargado técnico; José Luis Valiño, jefe de obra; José Enrique Fidalgo, técnico de la dirección general de ingeniería; Joaquín Moya, gerente de Tragsa; Belarmina Díaz, directora general de Minería; Manuel Viña, encargado de la dirección facultativa; Santiago Berjano, jefe de servicio de Minas, y María Teresa Vázquez, coordinadora de seguridad. / David Cabo

"Encontramos un territorio completamente abandonado, con huecos abiertos por todos los lados. Lo que hacemos es rehabilitarlo para que se adecue lo antes posible al entorno natural, que es maravilloso", asegura Belarmina Díaz, directora general de Energía y Minería de la Consejería de Industria, que guía a LA NUEVA ESPAÑA en una visita a lo largo de toda la mina. También están Joaquín Moya, gerente del grupo Tragsa (Empresa de Transformación Agraria, S. A.), la empresa estatal que está realizando la rehabilitación, por 48 millones de euros, y varios operarios y miembros de la Sociedad de Servicios del Principado de Asturias (Serpa), que se encarga de la dirección facultativa.

La de Tormaleo es la mayor reconstrucción de una mina a cielo abierto en toda España y en gran parte de Europa. En Asturias también se están rehabilitando las explotaciones a cielo abierto de Buseiro y Cerredo, con mucho menos impacto que la anteriormente citada. El terreno de Tormaleo que sufrirá los trabajos ocupa 430 hectáreas: alrededor de 500 campos de fútbol en Ibias, uno de los concejos más castigados por la despoblación y la desindustrialización. Arreglar la tierra quemada que dejó la mina era una deuda pendiente.

"Vamos como motos", destaca Díaz, que expone los datos internos del nivel de ejecución: un 68 por ciento.

Un ejército de maquinaria y exmineros trabajando

Aspecto de la reconstrucción en 2018 / .

¿Qué se está haciendo exactamente en ese territorio? Básicamente, mover tierra para estabilizar todos los taludes abiertos: se calcula que unos nueve millones de metros cúbicos a lo largo de toda la obra.

¿Con qué fin? Es ahí donde se abren los interrogantes, más allá de drenar la zona y suturar la montaña de donde antaño se sacaba carbón.

Hay cuatro posibilidades abiertas en unos terrenos que, en su mayoría, pertenecen a los vecinos de la zona: el uso natural puro y duro, la plantación de frutales, castaños, cerezos u otros árboles, la investigación (la Universidad de Oviedo ya está realizando pruebas relacionadas con la hidrosiembra) y la previsible instalación de un parque fotovoltaico con 3.500 paneles solares que ya está impulsando la compañía Electra Norte. Este último es, por el momento, el único proyecto económico que está en marcha en este territorio.

En la jerga técnica se explica que lo que se está llevando a cabo en Tormaleo es una restauración "plus". "Es el nuevo paradigma. No se trata de rehabilitar por rehabilitar, sino de incorporar actividades de I+D y poder dejar el terreno para apostar por nuevos usos", incide la directora general de Minería.

Un ejército de maquinaria y exmineros trabajando

Vista desde lo alto de la mina / David Cabo

Arranca un ejército de todoterrenos para poder pisar la tierra dura y la visita comienza al dejar atrás los barracones de los operarios. Todo es pindia subida por caminos que hace pocos años ni siquiera existían y ahora se sitúan donde antes había restos de carbón y distintos materiales.

Lo primero que hay que hacer en una obra de semejante envergadura, según aseguran varios técnicos que acompañan en la inspección de los trabajos para la elaboración de este reportaje, es abrir vías.

Hay dos zonas diferenciadas en toda esta rehabilitación. La primera es la del Lago y el alto de la Campa. Ahí el trabajo ha sido "titánico", con maquinaria de última generación y grandes tuberías que fueron utilizadas para vaciar una enorme balsa de agua que tenía 68 metros de profundidad. "Había un riesgo evidente para los pueblos de la zona", recalca Belarmina Díaz.

Desde lo más alto de la mina se vislumbran varias localidades que fueron años atrás un no parar por la intensa actividad de esta mina, que perteneció al empresario Victorino Alonso en los últimos años que estuvo activa. El empresario leonés ahora cumple una pena de cárcel (recientemente consiguió el tercer grado) por explotar sin licencia la mina Nueva Julia (Castilla y León). Cuando explotaba Tormaleo tuvo importantes discrepancias con los vecinos.

Desde lo alto de la mina se ven los núcleos rurales de Tormaleo, Fondodevilla y Fresno, con decenas de habitantes.

Un ejército de maquinaria y exmineros trabajando

Una de las laderas más verticales de la antigua mina. / David Cabo

En julio del año pasado finalizó el bombeo de la zona de la Campa, "sin especiales dificultades". Fueron 2.200.000 metros cúbicos de agua.

Aprovechando la rehabilitación, los operarios realizaron algunas obras en las localidades. Por ejemplo, la ejecución de los trabajos de mejora del arroyo que baja por Tormaleo y la puesta en marcha de un tramo subterráneo con una gran tubería de hormigón. En Villaoril, encima de la mina, se adecuó una solera de hormigón a la entrada del pueblo, se colocó una escollera y se instalaron barandillas de madera.

"Hemos estado en contacto continuo con las juntas vecinales, intercambiando opiniones y proponiéndonos cosas", detalla Díaz.

La segunda de las dos zonas diferenciadas de la rehabilitación es la corta de Salgueiro, donde también hubo que bombear una balsa de agua, en este caso de 900.000 metros cúbicos. Uno de los descubrimientos que sorprendieron a los trabajadores es relativo al agua encontrada: no tenía mal aspecto; al contrario: era transparente. Parece una piscina natural.

Un ejército de maquinaria y exmineros trabajando

Máquinas realizando trabajos en una de las laderas de la zona de la Campa / David Cabo

Sigue la visita. Joaquín Moya, gerente de Tragsa, destaca la labor conjunta de las dos administraciones, la que él representa, la estatal, y la Consejería de Industria, del Gobierno regional. Estos dos estamentos afrontarán próximamente un conflicto extrajudicial por el incendio de la plantona de Cogersa, ya que el Principado apunta a Tragsa como principal responsable.

En la mina de Tormaleo, lejos de los despachos de la Junta, todo es paz (el Consorcio, de hecho, hace ensayos en la mina con materiales propios) y a la directora general de Minería se la ve especialmente orgullosa de lo avanzado en esta zona. "Para restaurar todo esto hizo falta muchísimo dinero: hablamos de que se mueven casi 9 millones de metros cúbicos de tierra".

Esa gran inversión nunca se hubiese podido afrontar –explican– sin los fondos europeos. El Principado logró en su momento 5 millones de euros en avales. El resto llegó a través del maná europeo que activó la UE tras el covid, en concreto fondos del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia procedentes del Instituto para la Transición Justa. Finaliza la visita y Belarmina Díaz, contenta por el desarrollo, prefiere no pensar tanto en el día después del fin de la rehabilitación. Recalca que lo básico es recuperar un entorno natural.

"Queremos que cuando esto acabe se asemeje lo más posible a la naturaleza, que tenga plantaciones, que los vecinos estén satisfechos; luego todo se verá". De momento, la mancha negra, poco a poco, se transforma en verde.

Un ejército de maquinaria y exmineros trabajando

En la restauración de la mina de Tormaleo (Ibias) trabajan en este momento más de sesenta personas, además de un "ejército" de maquinaria. Ahora están sobre el terreno 53 vehículos pesados. A saber: nueve buldócer (una potente excavadora), tres camiones de obra, 27 dúmperes (máquinas para el transporte de tierras), doce retroexcavadoras, una motoniveladora y un tractor.

El objetivo del proyecto es llegar a los 296 puestos de trabajo directos e indirectos a lo largo de los cuatro años que duran las obras, algo que el Principado "espera cumplir".

Hasta el momento, varios de los operarios contratados procedían de las bolsas de trabajo de los mineros que quedaron sin trabajo en el cierre paulatino de la minería. Según los datos trasladados, se contrató a más de sesenta. La mayoría de los operarios son asturianos. Muchos se han mudado a la zona y viven en viviendas del concejo.

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