Entrevista | Javie Suárez Pandiello Catedrático de Hacienda Pública

"Cataluña ingresa como la media; gasta más y se endeuda por decisión política"

"Asturias necesita aliados que compartan su criterio para no salir perjudicada en la financiación autonómica", considera el experto de la Universidad de Oviedo

Javier Suárez Pandiello, ayer, en Oviedo.

Javier Suárez Pandiello, ayer, en Oviedo. / Fernando Rodríguez

Vicente Montes

Vicente Montes

Javier Suárez Pandiello es catedrático de Hacienda Pública de la Universidad de Oviedo. En un informe publicado por FEDEA niega que Cataluña sufra infrafinanciación, sino que ha tomado decisiones políticas que han elevado sus gastos y sus deudas.

-El melón de la financiación autonómica está manoseado. ¿Usted cree que se abrirá de esta?

-A estas alturas, ya nada me sorprende. Yo diría que es imposible abordar ahora la reforma del modelo de financiación, porque de primeras exige una modificación de la LOFCA (Ley Orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas). Si es o no constitucional, ya dirán los juristas. Pero modificar la LOFCA requiere de mayoría absoluta en el Congreso.

-¿No hay posible encaje a las demandas catalanas sin reformar esa ley?

-El texto literal del acuerdo entre el PSC y ERC indica que Cataluña se queda con todos los impuestos en su territorio y los gestiona a través de la agencia tributaria catalana. Y tras ello se da una participación al Estado. No lo denomina cupo, pero es la misma idea. Hasta ahora la tarta la tenía el Estado y decidía qué parte daba a Cataluña; con la reforma sería al revés. Eso no es lo que establece la LOFCA.

-Cataluña quiere su propia Agencia Tributaria. ¿Qué problema hay en eso?

-Nadie lo impide; como si Asturias quiere tener la suya. Lo que pasa es que no tiene sentido que haya 17 agencias tributarias. Si algo funciona bien en este país es nuestra Agencia Tributaria. Y una cosa es hacer un consorcio con 17 comunidades y el Estado, y otra hacer 17 consorcios de relaciones a dos. Eso me parece un disparate. Se ha permitido a vascos y navarros, pero no creo que sea el camino. Eso en el fondo es sacar a una comunidad del régimen común.

-Y si hay un cupo vasco y navarro, ¿por qué no uno catalán?

-Es su argumento. ¿Eso no atenta contra la igualdad? Yo creo que sí. Quien fue ministro de Hacienda en la Transición, García Añoveros (1932-2000) dijo en su día que le ofreció a Jordi Pujol el mismo modelo que vascos y navarros, y Pujol dijo que ni loco. ¿Por qué? Porque recaudar tú supone pelearte con los tuyos para sacarles los tributos. Pujol entendió que en aquel momento le resultaba más rentable el victimismo: decir que España infrafinancia y luego sacar la pasta por el otro lado. El modelo que ahora defiende el independentismo catalán supone quitar al Estado el control del 26% del PIB, pero el Estado sigue teniendo sus responsabilidades. Es quien responde ante Europa de la estabilidad presupuestaria o el déficit. Si mañana hay un agujero económico en Cataluña, ¿quién responde? El Estado.

-A la postre es lo que se pretende con la quita de deuda.

-Y en ese debate hay argumentos como la justicia, la equidad o el riesgo moral. Los economistas decimos que la gente se mueve por incentivos y la respuesta ante los incumplimientos. Si no pago Hacienda y no pasa nada ¿para qué voy a pagar impuestos? Si yo adquiero un compromiso de deuda y cuando la cosa está fatal alguien viene y me rescata, ¿para qué me voy a controlar? Aquí sucede lo que yo llamo el "efecto Osasuna".

-Explíquese.

-En 1992 el Estado decidió poner orden en los clubes deportivos y convertirlos en sociedades anónimas deportivas, sujetas a unas normas. Adquirían unos compromisos de gestión y cambio el Estado se quedaba toda la deuda. Había cuatro clubes saneados que no entraron en las medidas: Real Madrid, Barcelona, Athletic de Bilbao y Osasuna. ¿Qué pasó? Los clubes se gastaron en fichajes la pasta que les dio el Estado para su deuda. Y el pobre Osasuna, como no tuvo pasta, no pudo fichar. Al año siguiente, a segunda. Eso es lo que le puede pasar a Asturias. Hemos gestionado sin elevar la deuda manteniéndonos siempre en los márgenes de déficit.

-En el artículo que usted ha publicado en FEDEA refiere que es un mito eso de la infrafinanciación de Cataluña.

-Desde que se establecieron límites de déficit, Cataluña los ha incumplido desde el primer momento. Puede decir que esa deuda aumenta porque está infrafinanciada, pero si uno analiza la financiación per cápita ve que eso no es verdad. Murcia o Valencia están sistemáticamente por debajo de la media, si se considera que el análisis por habitante es el adecuado. Pero lo que se ve es Cataluña ingresa como la media, pero se endeuda y gasta más por decisión política.

-¿Cómo debería Asturias evaluar si lo que el Estado le ofrece en la quita de deuda es justo o no?

-Es que es un tema político, no técnico.

-El Gobierno sostiene que será una fórmula objetiva…

-Sí, y la música… en Pravia. Hay comunidades como Asturias o Galicia que se han controlado sistemáticamente, que han tenido consejeros hormiguita, desde la época de Avelino Viejo en Asturias, por ejemplo. Durante mucho tiempo, el Principado ni siquiera acudió al FLA (Fondo de Liquidez Autonómica), que fue el mecanismo del Estado para permitir endeudarse sin intereses. Es decir, si tú eres prudente en la gestión y otro no, pero al final llega el Estado y le paga la deuda… resulta que tú no has hecho un hospital para no endeudarte, mientras que el otro tiene el hospital y la pasta. En definitiva, ¿va a haber que hacer una quita? Sí, y hay que hacerla objetivamente o se paraliza la administración. Ahora, si además de condonar tu deuda te doy un cupo… es un poco tomadura de pelo. La cuestión es que Cataluña quiere que se le quite la deuda y mantener su autonomía o profundizar en ella.

-Pues ese parece el objetivo del Gobierno.

-Estamos en un camino sin retorno; la quita de la deuda se abordará por decisión política, y la reforma del sistema de financiación se hará, aunque solo sea escenificar su inicio, por razones políticas. Me parece inaudito que el PSC asuma un discurso que no ha sido el propio.

-Hablamos de financiación autonómica, pero se olvida la de los ayuntamientos.

-Es otra historia que lleva muerta desde ni se sabe. En 2017 se crearon dos comisiones; una para la financiación autonómica y otra para local. Yo estuve en la relativa a la financiación local y Carlos Monasterio en la autonómica. En la nuestra salió una propuesta bastante consensuada que podía haber llegado al debate parlamentario, pero acabó en un cajón.

-Pregunta peliaguda: ¿es útil la "vía fiscal asturiana" o es mejor deflactar el IRPF?

-Son dos cosas distintas. La deflactación del IRPF es una cuestión de justicia. Con la subida de la inflación en el fondo terminas subiendo los impuestos, porque sobre la misma capacidad adquisitiva real recaudas más. Si lo que se quiere es que se cargue más a las rentas altas, lo que debes hacer es primero deflactar la tarifa y luego subir los tipos a partir del nivel que quieras. Es perfectamente legítimo.

-¿Y en el debate del impuesto de Sucesiones usted cree…

-Soy un firme defensor del tributo. No lo paga nadie, muy pocos; el problema es que la gente confunde el impuesto de Sucesiones con la plusvalía de los ayuntamientos, que paga todo el mundo. Otra cosa es que se puedan dar facilidades de pago para quienes tuvieran problemas de liquidez, de modo que no deban malvender patrimonio o poner en riesgo el futuro de sus negocios. Pero hasta si te toca la lotería tienes que pagar impuestos.

-Por último, ante este debate de financiación ¿cómo cree que saldrá Asturias?

-Desde el principio he dicho que el objetivo es "virgencita, que me quede como estoy". No estamos mal, no nos podemos quejar. Es cierto que hay cosas que pueden ajustarse, como el peso del envejecimiento o la dispersión. Pero, ¿qué somos? Una región de un millón de habitantes. Lo que tenemos es que buscar aliados, ponernos al lado de Galicia, Castilla y León o Aragón, juntarnos con aquellos que tengan más o menos nuestras características y pelear para que a la hora de establecer criterios se tengan en cuenta los nuestros.

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