Entrevista | José Manuel Ferreira Vicepresidente primero de la Cámara de Comercio de Oviedo

"El tejido empresarial debe reinventarse e implicarse para ganar el futuro"

El empresario inmobiliario asegura que la economía asturiana padece "problemas estructurales" como el pequeño tamaño de las compañías , pero que la región, gracias a los cambios tecnológicos, afronta "una ventana de oportunidad de entre tres y cinco años para reindustrializarse y atraer inversiones"

José Manuel Ferreira, vicepresidente de la Cámara de Comercio de Oviedo

José Manuel Ferreira, vicepresidente de la Cámara de Comercio de Oviedo / Fernando Rodríguez

Yago González

Yago González

Oviedo

En varios momentos de su conversación con LA NUEVA ESPAÑA, José Manuel Ferreira Diz (Vigo, 1959) posa la mano en la mesa circular que hay en el despacho presidencial de la Cámara de Comercio de Oviedo para recalcar que ahí, en esa misma mesa, han tenido lugar conversaciones importantes para la economía de Asturias. En los seis años que lleva como vicepresidente primero de la entidad, Ferreira ha sido participante y testigo de infinidad de reuniones con empresarios y políticos de la región. Siempre junto a su amigo desde hace más de 30 años, Carlos Paniceres, presidente de la Cámara, con quien compartió militancia en el CDS y con quien asegura no haber tenido nunca una discusión acalorada. En el discurso de este empresario inmobiliario, gallego de nacimiento pero asturiano desde los cinco años –cuando la familia se trasladó a Oviedo–, aparece con frecuencia la palabra "diálogo". "Para dialogar, para entenderse con los demás, para discrepar desde el respeto, hacen falta muchas horas de trabajo", afirma.

-¿Asturias va bien?

-Yo creo que a Asturias le puede ir muy bien, soy muy optimista. La región tiene unas posibilidades extraordinarias y dispone de una ventana de oportunidad que yo estimo en una horquilla de entre tres y cinco años, como consecuencia de los grandes cambios tecnológicos y políticos que están apareciendo en el mundo. Tenemos una ventana para atraer inversiones, para relocalizar industrias, para reindustrializar el territorio. Si hacemos nuestro trabajo, iniciaremos un largo ciclo de economía saludable. El tejido empresarial debe reinventarse e implicarse para ganar el futuro.

-Lo cierto es que le he preguntado en presente, y usted ha hablado de perspectivas de futuro. En este momento, hoy, ¿Asturias va bien?

-Hoy Asturias tiene problemas económicos estructurales.

-¿Cuáles?

-Nos falta dinamismo económico. Tenemos unos parámetros que siempre salen en todas las conversaciones sobre la economía asturiana, como una baja productividad y una escasa competitividad empresarial. Tenemos, eso sí, un bienestar social y fiscal como consecuencia de que afortunadamente disfrutamos todavía de unas pensiones altas, que son las que soportan el peso pesado de los ingresos fiscales y del consumo de la región. Esto está dando una apariencia de que las cosas van mejor de lo que realmente yo creo que van. Llevamos seis años diciéndolo: en Asturias sufrimos de un excesivo inmovilismo a la hora de iniciar la vía de las reformas; de un excesivo localismo y un excesivo "burocratismo". Estos tres "ismos" resumen un poco nuestros lastres.

Hoy pienso más en cómo debe ser la FADE del futuro que en quién la debe dirigir

-¿La responsabilidad de esos "ismos" es política?

-Es una responsabilidad casi siempre compartida. Los políticos, al fin y al cabo, escuchan lo que pasa en la sociedad. Pero yo creo que desde la política se podrían resolver las cosas más rápidamente. De hecho, hay anuncios que en su momento nos atrajeron mucho, pero que han quedado cortos. Por ejemplo, la "guerra a la burocracia", que lamentablemente ha sido poco ambiciosa. O "la década del cambio", que tuvo un buen inicio y tampoco ha ido demasiado lejos. Creo que tenemos que retomar esos instrumentos de la política para ir a la velocidad a la que va el mundo. Mientras no sincronicemos los tiempos del mundo y los de la Administración pública, nos irá mal. A la buena políica le viene bien entender que el tejido productivo forma parte sustancial de Asturias. Las administraciones públicas necesitan, para formar un correcto criterio propio, al mundo empresarial; de lo contrario no tendrán información suficiente para tomar buenas decisiones.

-¿Está el Gobierno del Principado escorado hacia posiciones hostiles a la iniciativa empresarial?

-Por razones ideológicas, eso es un poco lo que sucede. Nosotros, como Cámara de Oviedo, somos el paradigma en Asturias de la fuerza del diálogo. El diálogo es la fuerza más revolucionaria que tenemos en las manos para cambiar las cosas. Nos gusta tener conversaciones pausadas con los políticos. Con argumentos, con datos. Por ejemplo, en asuntos de fiscalidad nosotros no aportamos una propuesta, ni siquiera enarbolamos una protesta. Lo que hacemos es plantear una base científica con argumentos sólidos y razonables. ¿Qué pasa? Que cuando hablamos con los políticos en un espacio templado y ajeno a la polarización, vemos que entienden nuestras posiciones. Hace poco nos reunimos con el grupo de IU en la Junta, y fue sorprendente la cantidad de cosas en las que coincidimos.

-En una región pequeña como Asturias, ¿es obligatorio llevarse bien con todo el mundo?

-No sé si es obligatorio, pero sí muy conveniente. Hay que tratar a todas las personas con guante de seda y, sin embargo, encarar los problemas con mano de hierro. Es la asertividad de toda la vida: pedir que respeten tus derechos y opiniones y, al mismo tiempo, ser muy respetuosos con los de los demás. La convivencia genera conflictos, pero la actitud con la que uno los aborda es lo que resuelve la ecuación. Vuelvo a remarcar la fuerza del diálogo: en esta mesa en la que estamos hablando hemos tenido experiencias que uno no se podría imaginar cómo hemos logrado mover posiciones iniciales de nuestros interlocutores.

Las iniciativas de "la guerra a la burocracia" y "la década del cambio" no han llegado lejos

-¿Se siente la Cámara de Oviedo lo suficientemente escuchada?

-Objetivamente, sí, estamos satisfechos de cómo hemos sido relevantes en estos seis años y pico que llevamos al frente. El presidente ha hecho un trabajo impecable, ha organizado la casa y tiene una gran determinación y capacidad ejecutiva.

-¿Hay demasiadas organizaciones de representación empresarial en Asturias?

-Mi respuesta siempre ha sido la misma: debe haber una Cámara de Comercio de Asturias. Sé que esto puede desagradar a algún compañero, pero es lo que pienso. Somos más de 8.000 cámaras en todo el mundo, 2.000 en Europa. Tenemos una función extraordinaria de contacto empresarial y somos el paradigma de la colaboración público-privada. Nuestra función es irremplazable.

-¿La labor de las Cámaras colisiona con la de otras organizaciones, como por ejemplo FADE?

-Intentamos que sean labores complementarias. FADE y las Cámaras necesitan coexistir. Cada una tiene su especialidad y ocupa un espacio diferente. Caso distinto es que a veces, cuando no hay excesiva comunicación o las visiones no son compartidas, los espacios colisionan. Pero en condiciones normales, desde luego, ambas deberían coexistir.

La llegada de Amazon ha situado a Asturias en el mapa logístico del mundo, y eso tiene recorrido

-En concreto, ¿qué especialidad tiene cada una?

-Lo he apuntando antes: las Cámaras de Comercio somos una organización que está en todo el mundo, y FADE no. Con dos o tres llamadas de teléfono tenemos capacidad de conectar con cualquier empresa del planeta a través de las Cámaras hermanas. Además, nos hemos especializado mucho en formación y emprendimiento, prestamos muchos servicios a las empresas y somos el órgano de consulta de las Administraciones públicas. El marco está perfectamente delimitado tanto por lo que dice la ley como por lo que venimos haciendo, en el caso de Oviedo, desde hace 130 años. Somos una institución centenaria y nuestra hoja de servicios es impecable.

-Su nombre suena ante el fin del mandato en FADE. ¿Daría el paso para optar a presidirla?

-Por algún motivo que no reconozco, raro es el día en que no recibo apoyos para animarme. Pero a día de hoy pienso más en cómo debe ser la FADE del futuro que en quién la debe dirigir. Me gusta más el juego del ajedrez que el "Juego de tronos".

Las Cámaras y la patronal deben coexistir, chocamos cuando no hay visiones compartidas

-¿Le gustaría que cuando una empresa esté interesada en invertir en Asturias, tenga claro a dónde debe dirigirse?

-Cuanto más fácil le pongamos la llegada al potencial inversor, mucho mejor. Asturias se está dotando de varios instrumentos en esa línea, en buena parte gracias a nuestro papel en la llegada del centro de Amazon a Bobes. De ese episodio destaco dos cosas: que aprendimos que hay formas de atraer inversiones de una manera eficiente y rápida en el tiempo, y la segunda y más importante, que ha situado a Asturias en el mapa de la logística en el mundo. Y la logística es el vector por el que transcurre la economía, son las venas del sistema económico. Por lo tanto, es una oportunidad a la que aún le queda mucho recorrido.

-El presidente del Principado, Adrián Barbón, ha hecho ajustes en el Gobierno. ¿Cumple el giro empresarial que siempre demandó la Cámara?

-Nosotros reclamábamos al Ejecutivo una orientación empresarial más clara. Ahí es donde Asturias se juega el futuro. La Oficina Económica de Presidencia va en esa línea y veremos cómo opera. No voy a ocultar que nosotros nos sentimos a gusto con la consejería de Ciencia, Empresas, Formación y Empleo, que dirige Borja Sánchez. También con la agencia Sekuens. En ese sentido nos parece bien que se hayan redefinido las consejerías, clarificando que las competencias en Desarrollo Económico estarán en Ciencia. En el esquema anterior del Gobierno había ciertos batiburrillos. En tanto en cuanto no separemos los empresarios extractivos de los productivos no encontraremos la fórmula de la colaboración público-privada.

Hace años que advertimos de las dudas de Arcelor, ahora Europa ha visto las orejas al lobo

-¿Qué tiene que hacer la Oficina Económica para que cumpla lo que se espera de ella?

-Lo tenemos muy claro: tiene que representar la coordinación de la política económica. Al principio de la legislatura habíamos pedido una vicepresidencia económica, y se nos dijo que no podía ser. Lo buscábamos como alternativa al papel que ejercía Juan Cofiño. En ese caso, pedimos que al menos hubiese una coordinación de la política económica, para que ninguna consejería pudiese ponerse de perfil. Necesitamos a alguien que esté por encima en este asunto, que coordine y dirija a las diferentes áreas implicadas en la atracción de iniciativas empresariales.

-Hay decisiones que afectan a la economía que no dependen de Asturias. Por ejemplo, la reducción de la jornada laboral o la subida del salario mínimo. ¿Son perjudiciales para las empresas?

-Las mejoras sociales siempre son buenas, pero han de tener sentido, orden y cadencia. ¿Pueden las empresas asumir de forma generalizada una bajada de horario? Posiblemente muchos sectores ya la hayan hecho, por lo que para ellos la rebaja tampoco supone una gran novedad, pero habrá otros que no hayan podido porque no se dan las circunstancias. Tenemos un formato como la negociación colectiva, con una larga historia de éxito, con el que se pueden resolver esos problemas de modo más eficiente.

-Las organizaciones empresariales sostienen que esas medidas pueden afectar más a las empresas más pequeñas, y Asturias tiene un tejido económico muy atomizado. ¿Hace falta que aumente el tamaño medio de las compañías?

-Hay una regla que no falla: cuantas más y mejores empresas, más prosperidad. En eso coincidimos casi todas las fuerzas políticas de la región. Y sí, es necesario que las empresas asturianas crezcan. Un caso paradigmático es el sector cárnico. La carne asturiana tiene una valoración altísima, pero no tenemos empresas con capacidad para llegar al mercado nacional e internacional, porque son muy pequeñas. Tenemos que iniciar un proceso de concentración en ese sector, y las empresas están deseosas de que las ayudemos.

Hay una regla que no falla: cuantas más y mejores empresas haya, más próspera será la región

-Arcelor no prevé realizar su gran inversión descarbonizadora en Gijón. Otras empresas también han desechado proyectos verdes. ¿Qué está pasando?

-Los hechos hablan por sí mismos. Fue una política equivocada de la Unión Europea que, trasladada a los territorios, no ha funcionado. Nosotros veníamos advirtiendo desde hacía más de tres años de que estábamos muy preocupados por las inversiones de Arcelor. La realidad, por desgracia, nos ha dado la razón. Afortunadamente, parece que Europa está a punto de hacer un giro de guion de 180 grados. Les han visto las orejas al lobo. Estamos perdiendo una de las señas de identidad más importantes de Asturias: la industria y la siderurgia integral.

-Las noticias sobre Duro Felguera no son halagüeñas, y el panorama sobre las ingenierías está lleno de dudas...

-Vemos todo eso con preocupación. Hace ya tres años que advertimos de que había ahí un punto débil que no se resolvía con ayudas para tirar adelante. Era necesario ir a la profundidad de los problemas y abordar el modelo de negocio.Se han concedido cientos de millones que no han servido para nada, y la consejerías responsables de Industria en ambas legislaturas no lo tuvieron en cuenta.

El plan del Gobierno para poner en alquiler pisos privados tiene buena intención, pero poco presupuesto

-La Cámara de Comercio acogió la presentación del programa "Alquilámoste" que impulsa la consejería de Ordenación del Territorio, en manos de IU. ¿Cómo le suena ese plan a los empresarios?

-La intención del programa es buena, y persigue ampliar la oferta, que es precisamente el asunto central de este problema. El inconveniente a esa iniciativa es que cuente con un presupuesto de un millón de euros. Si tienes algo que dices que es un gran problema y todo el esfuerzo que le dedicas es un millón de euros... pues o no lo resuelves o en el fondo lo que pretendes es amplificarlo por razones políticas. Pero insisto: creo que la iniciativa de "Alquilámoste" puede funcionar. En vivienda se ofrecen muchas soluciones, pero unas sorben y otras soplan.

-Pero ¿hay o no hay un problema de vivienda en Asturias?

-Hay un problema, pero no debemos sobrevalorarlo. En el Principado no es un gran problema. De hecho, el esfuerzo para comprar o alquilar vivienda en Asturias es de los menores en España. Por ejemplo, en Oviedo el esfuerzo para alquilar está en un 24% frente al 36% del conjunto de España, y en la compra de vivienda alcanza el 17%, mientras que en todo el país se sitúa en el 23%. Creo que la situación en Asturias se resolvería con una adecuada colaboración público-privada.

-La ley de proyectos estratégicos fue una demanda de la Cámara y ya está en funcionamiento.

-Nosotros vimos la necesidad de esa ley hace más de cuatro años, a partir de las negociaciones para implantar Amazon. No teníamos ese instrumento y comenzamos a pedirlo a todos los grupos del arco parlamentario. Estamos contentos porque esté ya operativa la ley; viendo cómo funcione la juzgaremos.

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