Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia
"¿Alentamos las mismas actitudes, como la ambición, en un hombre que en una mujer?": las científicas asturianas dan las claves de la escasez de investigadoras
La presencia femenina es alta al inicio de las carreras de Ciencias, pero mengua progresivamente y son los hombres los que dominan los puestos de nivel

Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia / LNE

Cuenta la bióloga asturiana del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Carmen Martínez (Carballo, Cangas del Narcea, 1961) que cuando entró a trabajar el número de mujeres y de hombres era prácticamente similar. Pero con el paso de los años la cosa ha cambiado. "Muchas mujeres de mi generación estamos acercándonos ya a la época de jubilación, tenemos una larga trayectoria y, según se va ascendiendo de categoría, la diferencia aumenta", explica en referencia a que a su nivel ahora ganan en número los hombres. "Antes podíamos achacarlo a que no nos había dado tiempo y que se iría corrigiendo con los años, pero en el momento actual no ha pasado".
Martínez llega a tachar de "escandalosa" esa brecha de género que se traduce en las siguientes cifras: en 2023, en el área de Ciencias Agrarias, en la categoría de investigadores científicos, hay un 39,2% de mujeres, frente a un 60,8% de hombres, y en el nivel superior de profesores de investigación, el 28,6% de mujeres frente al 71,4% de hombres.
"Incluyendo todas las áreas de investigación, en la escala más alta, solo el 26,9% son mujeres, frente a 73,1% hombres", resume la bióloga, quien no duda en asegurar –en la línea de otras y otros colegas consultados por LA NUEVA ESPAÑA– que el techo de cristal en la ciencia ahí sigue, algo resquebrajado quizás, pero no se ha roto, ni mucho menos.
Quizás por eso fechas como la de este 11 de febrero, Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, destinado a promover la participación femenina en igualdad de condiciones que el hombre, son necesarias.
La Universidad de Oviedo ha organizado un amplio programa de actos de aquí al 23 de febrero a través del Vicerrectorado de Investigación en el que participan más de 70 investigadoras de la institución académica asturiana. Todo para impulsar la incorporación de mujeres a los campos de la ciencia, la tecnología y la investigación, donde su presencia es particularmente escasa. Se ha avanzado, pero quedan muchos retos pendientes. Así lo ven los consultados por este periódico con motivo de la efeméride.
Barreras no explícitas
Irene Díaz, vicerrectora de Investigación de la Universidad, cree que la presencia femenina en la educación superior "ha crecido notablemente en las últimas décadas, pero los techos de cristal siguen existiendo en el ámbito científico. Estas barreras no siempre son explícitas, sino que a menudo se presentan en forma de sesgos inconscientes que limitan el acceso de las mujeres a puestos de mayor responsabilidad. Además, las dificultades para conciliar la vida profesional y personal siguen siendo un factor de desigualdad en la carrera investigadora, que exige movilidad internacional y una dedicación intensiva en etapas clave", explica. En su opinión, "si bien muchas mujeres acceden a la investigación en niveles iniciales, su representación disminuye drásticamente a medida que se avanza en la jerarquía académica. Estas barreras pueden llevar a trayectorias menos competitivas y, en muchos casos, a una menor visibilidad y reconocimiento".
Con todo, Díaz cree que "aún así hemos avanzado considerablemente en los últimos años". En cuanto a la baja presencia de mujeres en las carreras STEM (titulaciones relacionadas con la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas) no hay una única explicación, sostiene. "Probablemente se deba a una combinación de factores sociales y estructurales que influyen desde edades tempranas. Entre ellos, los mensajes, explícitos e implícitos, sobre habilidades ‘más femeninas’ o ‘más masculinas’, la falta de referentes en ciencia y tecnología, y la persistencia de entornos educativos y laborales aún dominados mayoritariamente por hombres, lo que puede generar una sensación de ‘no pertenencia’ en las jóvenes.
Este desequilibrio en el acceso a estudios STEM tiene un impacto en toda la cadena productiva y laboral, advierte. "Si partimos de una base con una baja representación femenina, difícilmente podremos corregir la brecha de género en la inserción y promoción de mujeres en estos ámbitos. Por ello, es fundamental seguir trabajando en esta transformación. La diversidad en la ciencia es una condición necesaria para una investigación más innovadora y con impacto social real".
Roles y educación
La astrónoma del Instituto de Ciencias y Tecnologías Espaciales de Asturias Noemí Pinilla lo tiene claro: "Continúa habiendo techo de cristal y no uno, varios". En la misma línea que Díaz y Martínez, Pinilla apunta que a niveles senior el número de mujeres es menor. "En otras palabras, los roles y la educación funcionan para que más mujeres se animen a dedicarse a la ciencia, pero no es suficiente para que progresen al mismo ritmo que los hombres". Habla de múltiples factores que explican esto: "¿Ofrecemos las mismas oportunidades a una mujer o a un hombre de progresar? ¿Alentamos las mismas actitudes, como la competitividad, la ambición, la toma de riesgos en un hombre o en una mujer? ¿Apoyamos de la misma forma a una mujer o a un hombre cuando falla? Y esto se extiende a muchos ámbitos, a quien evalúa y tima la decisión de ascender a un compañero, a las familias de las científicas, al entorno social, a los medios...".
Fomento de vocaciones
El científico Amador Menéndez investiga en el centro tecnológico Idonial tras ejercer años en el famoso MIT (Instituto Tecnológico) de Massachusetts. El único hombre que participa en la encuesta tiene una visión más optimista. "Mi percepción es que la situación ha mejorado y continuará haciéndolo. Sin ir más lejos, la Semana de la Ciencia organizada por este diario ha contado con la participación de científicas y tecnólogas de primerísimo nivel, como la viróloga Margarita del Val o la astronauta y biotecnóloga Sara García. Sus conferencias han suscitado el máximo interés. Ellas, por si mismas, son referentes que inspiran y estimulan, contribuyendo tanto al fomento de vocaciones científicas como a la ruptura de los mencionados techos de cristal", apunta.
La doctora en Astrofísica Laura Hermosa, del equipo de la empresa asturiana Allande Stars y trabajadora en el Centro de Astrobiología, en Madrid, lamenta que "por el camino desde que entras en la carrera hasta la estabilización laboral se pierde a mucha gente muy válida en parte por todo lo que demanda la carrera científica. Creo que es importante para las niñas y jóvenes que se plantean comenzar en una carrera STEM que puedan ver más representación, empezando por tener referentes femeninos más ‘reales’, porque no todas ganaremos un Nobel, pero eso no nos hace menos válidas en nuestra ciencia".
Defiende fomentar una visión de equipo, "que son los que hacen grandes descubrimientos, y cuanto más diversos sean, mejor en múltiples sentidos. En ese sentido es importante el trabajo de mujeres como la astronauta Sara García, que aporta una visión fresca, cercana y más realista de la figura de las mujeres en la ciencia actual. Pero también es importante que en charlas, congresos, actividades de divulgación, y otros eventos públicos sobre ciencia haya participación de mujeres y hombres por igual".
Marcar el propio techo
La epidemióloga Adonina Tardón, primera catedrática de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Oviedo, arenga a las jóvenes a dar el paso: "Yo creo que ya es momento de que las mujeres marquen sus propios techos. En España la normativa ya es igualitaria. Es momento de romper estereotipos sociales y eso solo lo pueden hacer las generaciones jóvenes de mujeres". A estas, Tardón aconseja: "No hay que hacer lo que se espera de mí, sino lo que yo creo que debo hacer. Las mujeres jóvenes tienen el mismo derecho a priorizar su carrera profesional y eso ya lo están empezando a hacer cada vez mas claramente". Con todo, asume que habrá que esperar aún "unos pocos años para que este cambio se note".
Esfuerzo y ejemplos
Montserrat Rivas, profesora titular de la Universidad de Oviedo del área de Física Aplicada, cree que la brecha de género en el mundo de la ciencia es similar a la de otras. "Sigue habiendo techos de cristal, pero poco a poco es más habitual que las mujeres sean científicas y líderes. Esto es precisamente porque algunas grandes científicas han roto sus techos de cristal con mucho esfuerzo. En Asturias tenemos varios ejemplos. Lo bonito sería que el esfuerzo requerido fuera el mismo independientemente del género o de otras diferencias". En cuanto al bajo número de mujeres en carreras STEM tiene una explicación: "Tal vez sea por que a las chicas les pedimos ser Marie Curie, cuando a ellos no se les pide ser Albert Einstein. Además, es un poco más complicado trabajar rodeado de personas diferentes a ti".
Rosa Menéndez (Cudillero, 1956) fue la primera mujer en presidir el CSIC, un techo que rompió en un no tan lejano 2017. Pero asegura que hay muchos más techos en su campo: "Sigue siendo difícil para algunas científicas alcanzar el máximo nivel académico en el CSIC, profesor de investigación. Conciliación y microsesgos imperceptibles contribuyen a que esto ocurra. El bajo número de mujeres en carreras STEM yo creo que se puede relacionar con el temor al grado de exigencia y con la educación, tanto a nivel familiar como escolar, que no contribuyen a superar esos miedos".
En su campo, Ángeles Gil asegura no haber percibido grandes diferencias en cuanto a alumnado. La catedrática de Estadística e Investigación Operativa de la Universidad de Oviedo se refiere a las aulas: "No me parece que haya gran diferencia ni que se hayan retraído las mujeres a estudiar matemáticas o los dobles grados. Quizá en estos últimos años desde que están los dobles grados, como Física con Matemáticas, Informática con Matemáticas, quizá se ven algunas menos mujeres, pero también puede haber años en los que es al revés. Yo creo que la menor presencia femenina se nota más en las ingenierías".
Cuesta más
"No es que no podamos llegar alto, sino que nos cuesta más", sostiene convencida Beatriz Ramajo Escalera, técnico especialista en los servicios científicos-técnicos de la Universidad de Oviedo. "La ciencia, como muchas otras profesiones, sigue sin estar pensada para quienes asumimos la mayor parte de los cuidados en el hogar. Conciliar sigue siendo un reto enorme. Nos vemos obligadas a demostrar constantemente que somos igual de válidas, pero con menos tiempo y más responsabilidades. Y eso, inevitablemente, nos frena en nuestra progresión profesional".
Otro obstáculo es "copiar" lo de alrededor, apunta Ramajo. "Nos fijamos desde pequeñas. Si lo que vemos son madres, profesoras, enfermeras o cuidadoras, es más difícil imaginarnos en un laboratorio, programando un robot o diseñando una nave espacial. No es falta de capacidad, es falta de referentes. Durante siglos, la historia ha invisibilizado a muchas científicas brillantes y, aún hoy, es más fácil conocer los nombres de grandes futbolistas que los de grandes investigadoras. Por eso, es importante visibilizar nuestro trabajo para poder inspirar a las niñas que vienen detrás y recordar que la ciencia necesita todo el talento posible, sin importar el género".
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