Presenta mañana, a las 19.30 horas, en el Club LA NUEVA ESPAÑA su nueva novela, "Lo que oculta la tierra" | Leticia Sierra Escritora
"Lo que ocurrió en el Pozo Fortuna de Turón es horror en estado puro"
La novelista polesa presenta mañana, a las 19.30 horas, en el Club LA NUEVA ESPAÑA su nueva novela, "Lo que oculta la tierra"

La escritora Leticia Sierra, en el Pozo Fortuna. / LNE

Tras "Animal" y "Maldad", Leticia Sierra (Pola de Siero, 1972) explora en la novela "Lo que oculta la tierra" los trágicos hechos que convirtieron el Pozo Fortuna de Turón en una de las mayores fosas comunes del franquismo. Según Sierra, "hay crímenes atroces, brutalidad, codicia, crueldad, venganza, odio -sobre todo heredado-, miedo… Y como autora sería negligente pasar de puntillas ante todo ello. Pero también hay amor romántico, fraternal, amistad, coherencia, perdón, reconciliación y generosidad". El Club LA NUEVA ESPAÑA acoge mañana, a las 19.30 horas, la presentación del libro.
-¿Le seduce escribir sobre el odio?
-Si solo me sedujera escribir sobre el odio, no escribiría. El resultado sería libros planos y aburridos. Me seduce escribir sobre la naturaleza humana por su enorme complejidad. Tenemos muchas aristas y me gusta desmenuzarlas todas. Al escribir novela policiaca es inevitable centrarte más en las sombras que en las luces de ciertos personajes y en los aspectos menos agradables de esa naturaleza humana. El ser humano es capaz de crear con una mano y destruir con la otra y eso es lo que me seduce y lo que intento reflejar en mis novelas.
-¿La cuenca minera es un pozo sin fondo de historias que explorar?
-Desde luego. Y no solo la cuenca minera. Cualquier zona habitada tiene historias que contar.
-¿Tomasín tiene algún anclaje con la realidad?
-Tomasín es el personaje más entrañable de la novela y gracias al cual se consigue poner fin a la investigación criminal y sí, está inspirado en una persona real a la que le tengo mucho aprecio.
-¿El pasado es una fosa común de horrores?
-Depende del momento histórico que quieras contar, el pasado puede ser una fosa común de horrores o un árbol de maravillas. El pasado tiene sombras y luces. Yo no hablaría de horror si nos remontamos a 1928 cuando Flemming descubrió la penicilina. En cambio, tan solo diez años después, lo que ocurrió en el Pozo Fortuna es horror en estado puro y calificarlo de otro modo sería quedarse corto.
-¿La verdad siempre sale a la luz…? ¿O tal vez no?
-Me gusta pensar que sí, pero la experiencia nos dice que no siempre es así. Estoy convencida de que hay muchas historias aún ocultas bajo la tierra como ocurrió con el Pozo Fortuna hasta el año 2003.
-¿Hay heridas que no cicatrizan nunca?
-Hay heridas que no cicatrizan nunca y cicatrices que escuecen toda la vida. Una cosa es perdonar y aceptar y, otra muy distinta, olvidar o fingir que no ocurrió.

La escritora Leticia Sierra, en el Pozo Fortuna, con su libro en la mano. / LNE
-¿Qué piensa cuando oye a un político elogiar al franquismo?
-Hay dos temas de los que no hablo. De fútbol –porque no entiendo– y de política –porque creo que no aporta nada–. "Lo que oculta la tierra" no habla de política, habla de naturaleza humana, de sentimientos, de amor, de instinto de supervivencia, de perdón, de reconciliación y de lo que somos capaces de hacer –y hacemos– cuando nos lo permiten con impunidad.
-¿Por qué cuesta tanto la reconciliación?
-Iniciar una guerra lo puede hacer cualquiera, pero reconciliarse es solo para valientes. La reconciliación supone apartar el ego, la vanidad y el orgullo; hacer autocrítica y concesiones. La reconciliación requiere generosidad, respeto y aceptación por la persona que tienes enfrente.
-¿Qué supuso el año 95 para Turón?
-Más que el año 95, la primera mitad de los años noventa y no solo para Turón. Supuso una condena a muerte para media Asturias. Fue el principio del fin de las cuencas mineras. Prejubilaciones, cierre de las minas sin una alternativa clara ni real para mantener el tejido industrial y, con ello, el futuro de las generaciones venideras.
-¿Qué queda de aquella Asturias?
-Poco, por no decir nada. Asturias era una región rica y autosuficiente, una región donde había minería, siderurgia, astilleros, térmicas… En definitiva, mucho trabajo directo en estos sectores y, a la vez, indirecto para muchas pequeñas y medianas empresas de otros sectores. ¿Ahora que tenemos? Turismo y un sector servicios en el que predomina el funcionariado.
-¿Cómo se puede definir el carácter turonés?
-El turonés es como el carbón: duro por fuera, blando por dentro. El turonés es resiliente, fuerte, luchador, rudo y no entiende de rendiciones. Las gentes de Turón llevan en las venas -y también en las cicatrices que muchos tienen en el cuerpo- todas las adversidades vividas en las entrañas de la tierra durante años; y en la memoria, las heredadas de padres y abuelos de los años oscuros del siglo XX. Pero están reconciliados con ese pasado. No olvidan, pero no se regodean en él. Es gente noble, muy honesta y te da lo que no tiene sin pedir nada a cambio. Tienen una idiosincrasia muy especial. Ser de Turón para ellos es un orgullo y ese orgullo lo llevan por bandera.
-¿De qué forma irrumpe el terror en su historia?
-Si te refieres a cómo empieza la novela, el terror irrumpe en la historia ya en el primer capítulo, a través de los gritos agónicos de una mujer a la que acaban de arrojar con vida al Pozo Fortuna. Ella sabe que va a morir y aún así grita durante dos días hasta que sucumbe. Si te refieres a cómo llega a mí la historia del Pozo Fortuna, fue en 2019 de la mano de mi marido que es turonés. Me llevó allí y me explicó someramente qué había ocurrido en el pozo. Me impactó, me estremeció lo que acababa de escuchar y sentí la necesidad de contarlo.
-¿El humor rebaja el horror?
-No. El horror es imposible reducirlo. Lo que pasó fue horrible, espantoso. Pero un poco de humor -en el caso de "Lo que oculta la tierra", el sarcasmo del forense o los chascarrillos del cabo Arias, hace que la carga emocional de la historia tan terrible que cuento en la novela, sea más llevadera. Son momentos de humor dosificados, muy puntuales y sutiles, sin abusar, pues no es un libro cómico.
-¿Recordar es una forma de penitencia?
-Eso dice Paulino Caicoya, uno de los personajes principales. Yo opino que recordar es una cuestión de responsabilidad individual como ciudadanos, como seres humanos y de responsabilidad colectiva, como sociedad que hoy tiene la suerte de vivir en un Estado de Derecho con garantías.
-¿De qué la cura escribir?
-Escribir más que una cura es una herramienta maravillosa para denunciar aquello que no me gusta o que me llama la atención. Escribir me da la oportunidad, a través de la literatura, de contar con libertad - sin límites de espacio, ni censuras, ni imperativos ni condicionantes- acontecimientos o hechos -normalmente, poco amables- que han ocurrido, que ocurren, que están ocurriendo cada día en la vida real.
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