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Entrevista | Jorge Martínez Líder de "Ilegales"

"La soledad me sienta muy bien, es un tesoro que administro de manera muy férrea"

"Joven y arrogante", nuevo trabajo de la banda asturiana, llega con Jorge Martínez a punto de cumplir 70 años

El líder de "Ilegales", Jorge Martínez, en una imagen promocional. | JORGE FUEMBUENA

El líder de "Ilegales", Jorge Martínez, en una imagen promocional. | JORGE FUEMBUENA

Chus Neira

Chus Neira

Oviedo

Jorge Martínez (Avilés, 1955) lanza el 7 de marzo nuevo disco con "Ilegales". Más de cuarenta años en los escenarios, convertido en el último hombre en pie en el frente del rock en directo, se presenta a punto de cumplir los 70 como un eterno "Joven y arrogante", título de este nuevo trabajo.

-Hay en esta nueva colección de canciones más canon de los "Ilegales" de siempre que en otros discos. ¿Comparte esa visión?

-No sé si admite una visión general, porque este disco no sale de un tiempo ni un espacio. Algunas las compuse en América, otras en Madrid. El nomadeo es lo que conlleva. Unas salieron hace años, otras, como "Ansiedad", la que abre el disco, son muy recientes.

-Pero hay composiciones, como "Luminoso viento nocturno" que enlazan con "La casa del misterio", "Princesa equivocada"…

-"Luminoso viento nocturno" es probablemente la canción más complicada de todo el disco. Y podría haberlo sido más, pero habría que haber recurrido a unos arreglos de cuerda y son cosas que al final no sabes si mejorarán o no la canción. Tiene una estructura armónica complicada, encontrar los acordes no ha sido fácil. Y sí, es una canción bonita, una reflexión, canciones que se hacen en momentos de soledad extrema. Estaba en Bolgues y, bueno, sale casi del subconsciente, ahí es donde se encuentran algunas de las mejores canciones.

-Creo que cada vez está más en el pueblo, retirado en el día a día.

-Llevo una vida muy nómada, pero salgo mucho menos de noche. Visito Madrid con cierta asiduidad porque hay que estar en la pomada, pero soy muy selectivo a la hora de moverme. Salgo una noche de cada diez. Ahora en Bolgues tengo una casa arreglada y puedo entrar al estudio a cualquier hora de la noche.

-Regresa también la canción narrativa, con una composición muy evocadora, "Orfanato minero".

-Nace de una narración en primera persona que escuché en un antro nocturno. Su protagonista me hablaba de su niñez y de sus padres, padeciendo varias interrupciones de un amigo que se estaba poniendo en peligro por momentos. De alguna manera eso mutiló la canción, pero el hilo general se traduce con facilidad.

-Pero esa mutilación a veces hace crecer la canción.

-Son canciones más abiertas y así no condicionan al oyente, sí. Una de las cosas malas que tienen los videoclips y las portadas de los discos es condicionar al oyente. Estamos en un momento en que las imágenes están más presentes que la imaginación, y eso hace que el público acabe siendo un poco raquítico en cuestión de entendimiento. A mí no me gusta cercenar la libertad del oyente. Lo mío no es ser un juglar, como Sabina, que es un contador de historias. A mí me gustan otras cosas. Estoy muy feliz de distar de ese tipo de narrativas.

-Pero luego tiene esas imágenes tan evocadoras. ¿De dónde salen?

-Hay que atraparlas, porque las imágenes son muy escurridizas. Hay que ser muy diligente para ponerse a ello inmediatamente. Me he tenido que ir de urgencia de muchas fiestas en las que las cosas pintaban muy bien para atrapar canciones. A veces no busco, simplemente encuentro. Otras veces hay que correr tras ellas y corren muy velozmente. Las canciones son muy hijas de puta.

-Canta en otra composición a "Efrit", un ser mitológico.

-"Efrit y la envidia". Hablo sobre algunos vicios, pecados como la avaricia, que dieron origen a estos personajes del Efrit. Lo de la envidia es una constante muy frecuente en Asturias. Eso del "esi conózcolu yo", para acabar vituperándolo. Pues no, porque tú, que eres un mierda, hayas conocido a Fernando Alonso, por ejemplo, no va a ser peor piloto. He acabado a galleta limpia muchas veces por estas cosas.

-Siempre le interesó la visión geopolítica. En este disco hay varias claves. Está "El mundo contra ti".

-Es sobre el puritanismo bienhechor, que no es lo mismo que el buenismo. Es sobre el peligro del buen samaritano que podemos llevar dentro. Porque en nuestro armario igual llevamos ese traje.

-Hay otra que dice: "Se abrirán los cielos…"

-La escribí hace dos años, antes de empezar la guerra de Gaza. Veía a un padre con una niña en brazos en Gaza, niños muertos con pegatinas en la frente. Eso me conmueve profundamente y no tiene que ver con que sea más o menos duro. Sería lo suficientemente duro como para cortar el cuello al que provocó esas muertes. No me temblaría el pulso. "Cuando el silencio es crimen, que no callen nuestras bocas". La canción ha salido tarde, ya se han producido 48.000 muertos.

-Siempre se ha dicho que algunas de las canciones de "Ilegales" son proféticas.

-Me joden los profetas, pero lo soy; las veo venir todas.

El líder de «Ilegales», Jorge Martínez, en una imagen promocional. | JORGE FUEMBUENA

El líder de "Ilegales", Jorge Martínez, en una imagen promocional. / JORGE FUEMBUENA

-Trump, Musk, Milei.. ¿Cómo ve el panorama?

-Son unos inmaduros. Los niños son unos hijos de puta en general, tiene cosas muy malas, solo que la debilidad propia de la etapa infantil hace que las cosas no trasciendan más allá del patio del colegio. Me he pegado mil veces con abusones tipo Trump y me he dado mucha prisa en crecer para romperles la cabeza enseguida.

-¿Ha probado a pedirle a la IA que escriba canciones?

-He probado cosas y son horrorosas. Es verdad que podría escribir algunos artículos y algunas canciones porque algunos compositores son tontos del culo. Afortunadamente, a fecha de hoy, no es mi caso.

-Hay alguna canción en registros vocales que no solía transitar tanto.

-Sí, he cantado en registros altos. Puedo hacerlo pero tengo que sacrificar el disfrute de algunas cosas. Hay que dormir más horas. Estoy en un momento en que tengo la voz muy bien. Pero tengo que tener cuidado con las comidas copiosas, por ejemplo.

-Va a cumplir 70 años. ¿Qué tal?

-El 1 de mayo, y… Vamos a ver (se pone de pie) ¿No está mal, eh? Soy el que mejor está de mi generación. Y no lo digo solo yo, lo dicen todos. Aquí sigo. Mientras las canciones aparezcan, no hay más cojones. El día que empiezas con la música y contraes el virus, tu libertad acaba siendo limitada. Nuestra libertad tiene un límite que es ese vicio, la música. No voy a decir que es una droga porque la droga es una puta mierda que puedes dejar. La música es otra cosa, la música es… Las artes son lo que nos acerca a los ángeles. No sé qué camino hay ahí, en la literatura, la pintura, en el arte, pero es así. Es un misterio, es algo muy importante y lo tengo metido ahí dentro.

-¿Sueña con canciones?

-Muchas veces me tengo que levantar. Cuando hace frío sueño más. A veces pulso el interruptor de la luz en medio de la noche y no se enciende. Sigo soñando e intento encender la luz para coger la guitarra. Así que ahora que tengo una cama ancha duermo con la guitarra al lado, con una Gibson de caja. Y también sueño que muevo el brazo para coger la guitarra, pero cuando voy a poner el acorde vuelve a desaparecer. Tengo buena voluntad pero mientras intento todas estas cosas la canción se te va olvidando y esa inspiración que te quieres traer del mundo de los sueños llega muy empobrecida.

-¿Solo duerme con una guitarra?

-Duermo casi siempre solo, duermo muchas veces solo.

-¿Es una soledad buscada, está contento con esa soledad?

-La soledad me sienta muy bien. Es un tesoro que administro de manera muy férrea. El momento de dormir es ese, casi siempre, o siempre.

-Entonces, a su edad, se sigue sintiendo "Joven y arrogante".

-La arrogancia es condimento indispensable para hacer rock. Eso de "gracias, muchas gracias" de los grupos siempre lo he criticado. Si no tienes algo de lo que estés orgulloso, no lo ofrezcas. El rock’n’roll tiene que ser generoso en ese sentido.

-E "Ilegales" está orgulloso de su directo y su música.

-Lo que hacemos es muy bueno. Lo sé y estoy convencido de ello. A veces se nota muchísimo. Algunas bandas no lo saben hasta después del concierto. Pero muchos que son la estrella esa noche salen al escenario derrotados con un bajonazo de la hostia. Hay que ser muy valiente y también muy arrogante para salir después de "Ilegales" al escenario.

-Cómo contempla desde su posición a los más jóvenes, el último rock.

-Vamos a ver. Hay una diferencia clara. Los grupos de mi generación éramos incontrolables. Bebíamos, nos drogábamos, vestíamos como queríamos y no hacíamos caso ni a nuestros mánagers ni a la discográfica. Los grupos de ahora no beben, no se drogan, hacen caso a su mánager, a la discográfica, a su novia y a su puta madre. Además, nosotros no nos callábamos la boca para nada y estos evitan toda frase comprometida. Esa es la diferencia. Son muchas diferencias y no sé si a las dos cosas se les puede llamar rock. Desde luego, si una de ellas es rock, la otra no lo es.

-Aquí hay otra canción que dice "si no es tan diferente lo que es de lo que has sido, es que tiempo y experiencia de muy poco me han servido". ¿Jorge Martínez ha ido dejando atrás a los otros Jorge Martínez, se acuerda de ellos?

-Me encuentro y me reencuentro frecuentemente con mi propio fantasma. El de cuando tenía 12 años y me dije que iba a dedicarme a tocar. El de mi fantasma de 1987, cuando estaba forrado y probablemente fue la peor época de mi vida.

-¿Cómo era estar tan arriba?

-Estábamos muy de moda. Había un público de base que estaba con nosotros pero la mayoría no entendía nada. Llenábamos y tocábamos a diario, con una crueldad tremenda que nos obligaba a estar un día en La Coruña y al otro en Sevilla. En los conciertos tenía intervalos de milisegundos en los que se me iba toda la consciencia y la recuperaba mientras estaba ejecutando, de manera mecánica. La crueldad y explotación de los mánagers era evidente. Éramos muy jóvenes, las anfetaminas te pueden ayudar mucho pero tanto trabajo continuo es una condena. Lo bueno era el momento en que estabas en el escenario tocando. Incluso cuando estás probando. Pero los viajes... A mí me revienta viajar, desde entonces o desde mucho antes. Creo que justo antes de nacer mi padre tenía un coche del año 27 y se le salió una rueda en plena carretera y en fin… A pesar de todo nací.

-¿Hay chavales que se van enganchando a "Ilegales"? ¿Detecta rejuvenecimiento del público?

-Sí. Hace cuatro o cinco años la media estaba entre 40 y 60. Ahora está entre 18 y 40. Los jóvenes no son tan tontos como creíamos. No ha funcionado el martillo para hacerlos subnormales y hay que ponerles una medalla, porque nosotros teníamos las radios libres y todo eso, pero ahora tienen una oferta enorme y casi toda es basura. Así que cuidado con los jóvenes. No podemos decir que para niños los de antes y para viejos los de ahora.

-Hay de todo, también ese nuevo culto al éxito, el cuerpo, el dinero…

-Sí, esa exhibición tan obscena de la violencia, el sexo y el dinero. A mí no me van a enseñar nada sobre la violencia porque he sido educado en ella por el ejército español. De sexo me he hartado, y dinero he tenido en su momento. Pero en este momento no tengo sentimientos egoístas, no quiero nada para mí.

-¿Qué quiere decir?

-Yo quería tener un amplificador Vox AC30 y lo tengo. Quería una Fender Stratocaster y una Gibson Les Paul, un buen micro y un equipo de voces. También unos soldados de plomo y talento para hacer canciones. Hoy tengo muchas más guitarras de las que creía, los amplificadores ya ni los uso, no solo tengo los soldados de plomo sino que me he comprado hasta moldes de 1870 y al final tengo mucho más talento del que creía tener.

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