Arcelor, sin planes para prolongar la vida de sus hornos asturianos, al contrario que en Francia

La compañía no contempla en Asturias obras como las anunciadas para Dunkerque y Fos-sur-Mer y destaca que el 25% del coste de producción ya está vinculado al C02

La planta siderúrgica de ArcelorMittal en Dunkerque, en Francia.

La planta siderúrgica de ArcelorMittal en Dunkerque, en Francia. / LNE

Pablo Castaño

Pablo Castaño

Oviedo

ArcelorMittal no tiene planes para prolongar la vida útil de los altos hornos de Asturias a diferencia de lo que ocurre con las instalaciones de Francia. En el país vecino, la multinacional siderúrgica pondrá en marcha este año la renovación de dos hornos altos en las factorías de Dunkerque y Fos-sur-Mer con una inversión de más de 272 millones. Fuentes de la multinacional señalaron que al quedar en suspenso los planes de descarbonización en Europa que incluían la sustitución de hornos altos por plantas de reducción directa de mineral de hierro (DRI) con hidrógeno verde –por su falta de viabilidad en el actual contexto político y de mercado– no quedaba más opción que prolongar la vida útil de los hornos altos, que se estaba agotando, para mantener capacidad de producción de acero.

No obstante, las mismas fuentes destacaron que en el caso de Fos-sur-Mer se reformará un horno que estaba actualmente fuera de servicio para remplazar, a partir de 2026, al que está ahora activo. Es decir, la factoría se quedará con un solo horno alto.

Es lo que puede ocurrir en Asturias si no se prolonga la vida del horno alto A de Gijón. Esta instalación acaba su vida útil a finales de 2026 –tras ser ampliada con las obras de reparación del incendio que sufrió en 2023– y Arcelor no tiene, a día de hoy, planes para prolongarla. En 2026 entrará en servicio la nueva acería eléctrica de Gijón y las necesidades de arrabio descenderán al consumir principalmente chatarra. No obstante, con un solo horno alto en Gijón (el B) no habría producción suficiente de arrabio para cubrir la demanda de la acería de Avilés. Por eso desde los Gobiernos de España y de Asturias se reclama una segunda acería eléctrica para Avilés.

En Arcelor destacan que cada vez es más costoso mantener en funcionamiento hornos altos y que el 25% de los costes de producción de las factorías asturianas ya están vinculado a las emisiones de CO2 y que crecerán con el endurecimiento de la política medioambiental.

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