Una cita de hermandad
El reencuentro de 198 agentes jubilados: "Nunca se deja de ser policía"
La comida de antiguos miembros del Cuerpo, que empezó a celebrarse hace tres años, suma nuevos participantes: "Solo conseguimos vernos este día"

Los policías jubilados, ayer, antes de la comida que celebraron en un establecimiento hostelero de Llanera. | LUISMA MURIAS

Diego Guillén y José Luis Fernández se saludan amistosamente a la puerta de uno de los salones de el restaurante La Campana de Pruvia (Llanera). Ambos fueron (o son) policías nacionales. "Nunca dejas de serlo", bromea Guillén, que dejó la Unidad de Intervención Policial (UIP) de la Policía Nacional hace dos años. Recuerda, junto a su compañero, una de sus primeras intervenciones: las inundaciones de Bilbao en el 83: "Nos daban solo una botella de agua al día. Me acordé mucho cuando fuimos en octubre a lo de Valencia". "No hables en plural que tú no fuiste", le corrige Fernández. "¿Ves? Nunca se deja de ser policía", contesta entre risas.
Así fueron entrando al local, entre anécdotas, los 198 policías nacionales jubilados que ayer se dieron cita para reencontrarse. Había representación de todas las comisarías asturianas y, entre la muchedumbre, estaba José Antonio Otero, el organizador. "Hace tres años un grupo de unos cuántos tuvimos que juntarnos para hacer una reclamación administrativa y volvimos a tener contacto", explica Otero. "A partir de ahí se nos ocurrió la idea de hacer estas reuniones y todos los años viene alguno que no teníamos fichado", dice.

Un grupo de asistentes, ayer, antes de acceder al local. | LUISMA MURIAS
"En una ciudad como Oviedo ves de todo", cuenta José Calleja, que se jubiló hace cinco años y que acude a todas las citas. "Me pilló recién jubilado y aproveché. Hay gente a la que no veo desde 2009", añade, sonriendo, a la vez que saluda al recién llegado Ramón Castro. "Fue el fundador del Sindicato Unificado de Policía", aclara Calleja. Su compañero asiente orgulloso: "Ninguno de los que estamos aquí tuvimos representación hasta 1984. Trabajábamos por el sindicato en la clandestinidad", comenta Castro, que vivió, junto a los demás, el paso del Cuerpo General de Policía al Cuerpo Superior de Policía y, finalmente, a la Policía Nacional. "Nosotros no éramos policías por el respeto, lo éramos por los ciudadanos y, por eso, se nos respetaba más. Trabajábamos desde la empatía, y la gente nos entendía", reflexiona Castro. "La Policía no es la ley, la Policía hace cumplir la ley", le contesta su amigo.
Ambos se van para fuera. "Habrá que hacer una foto para una vez que nos vemos", bromea alguno en medio del restaurante. Charlando en grupos y a paso lento, los 198 consiguen colocarse para inmortalizar el momento. En esa orla que ya nada tiene que ver con la de la Escuela de Policía, están los rostros de todos los que en algún momento vistieron un uniforme que ayer rememoraron pletóricos y llenos de orgullo. "Lo defendí en todas las comisarías en las que estuve", saca pecho José Luis Fernández. Porque nunca se deja de ser agente.
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